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| jueves abril 25, 2024

Activistas palestinos en la organización Human Rights Watch


Kenneth Roth, Director Ejecutivo de Human Rights Watch  imagen a través del Foro Económico Mundial Flickr

En teoría, los funcionarios, investigadores y analistas que operan en el área de los derechos humanos se encuentran comprometidos con la presentación de informes imparciales y políticamente neutrales. Su credibilidad como perros guardianes tiene como base un enfoque no discriminatorio, tal como se especifica bajo criterios en los documentos de las Naciones Unidas y publicado por la Asociación Internacional de Abogados y el Instituto Raoul Wallenberg.

En la práctica, estas palabras a menudo contrastan con las actividades y las parcializadas agendas de estas instituciones. El profesor Michael Ignatieff señala que muchas ONG “defienden el lenguaje universalista de los derechos humanos, pero en realidad lo utilizan para defender causas altamente particulares: los derechos de determinados grupos nacionales o minorías o tipos de personas”. Como ejemplo, Ignatieff señala que “aquellos que se preocupan por las violaciones de los derechos humanos cometidas contra los palestinos pueden no importarles tanto las violaciones de los derechos humanos cometidas por los palestinos contra los israelíes y viceversa”. (Véase también Gerald M. Steinberg, Anne Herzberg, Jordan Berman, Best Practices for Human Rights and Humanitarian ONG Fact-Finding – Los mejores procedimientos para la investigación de hechos de las ONG humanitarias y de derechos humanos, Martinus Nijhoff Publishers, 2012).

Esta parcialidad es característica de muchas de las importantes organizaciones no-gubernamentales (ONG) que dicen poseer agendas sobre el tema de los derechos humanos. Un buen ejemplo de ello es la organización Human Rights Watch, que exhibe una parcialidad fundamental y consistente en contra de Israel. Su parcialidad se refleja en lo desproporcionado del contenido de sus informes, comunicados de prensa y demás artículos. Además, tal como lo demuestra este informe en detalle, la organización ha empleado a varios activistas palestinos sin siquiera pretender poseer experiencia en el área de los derechos humanos universales.

Luego de presentar evidencias respecto al empleo sistemático de funcionarios e investigadores parcializados y no-calificados, consideraremos las implicaciones políticas a las que conlleva esta situación. Las evidencias de parcialidad de HRW han sido ignoradas en gran medida por muchos actores internacionales cuyas agendas incluyen temas sobre derechos humanos. En algunos casos, esta parcialización es compartida, tal como el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional. Además, el gobierno israelí ha sido ambivalente en sus políticas en relación a la organización y a sus empleados, a veces brindándole a HRW oportunidades adicionales de promover su agenda.

Activistas palestinos en Human Rights Watch

Human Rights Watch (HRW) fue fundada bajo el nombre de Helsinki Watch por el fallecido Robert Bernstein en el año de 1978 y se ha convertido en una de las organizaciones no-gubernamentales más influyentes con un alcance global activo en este tema. A partir del año 2019, HRW tenía un presupuesto anual de $90 millones y su influencia se reflejó en el acceso y la participación en la formulación de políticas en muchos países que enfatizan los derechos humanos, así como también organizaciones internacionales tales como las Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional.

En el 2009, Bernstein acusó a HRW y a su encabezado desde el año 1993 Kenneth Roth, de perder su brújula moral, particularmente en el Medio Oriente. A raíz de la renuncia del juez Richard Goldstone debido a su propio informe de las Naciones Unidas sobre el conflicto en Gaza, dijo Bernstein

Roth sigue tras este ejemplo y “emite su propia mea culpa”. Roth no respondió, excepto para aumentar su desproporcionado enfoque y su hostilidad personal hacia Israel. Tal como lo vio Jonathan Foreman (“La hipocresía en Twitter de Kenneth Roth”, Comentario, 1 de septiembre, 2014), “a menudo parece ser que Roth posee un sentido religioso de misión respecto a Israel; Es su cruzada. Este responde con particular y extraordinaria ferocidad a todos los dudosos cuestionamientos sobre sí mismo y por la organización respecto a Israel. Por supuesto, HRW no es el único en someter a Israel a una atención desproporcionada y a un escrutinio particularmente hostil”.

Roth contrató a Sarah Leah Whitson en el 2004 como Directora de la división de HRW para el Medio Oriente y África del Norte, donde permaneció hasta enero del 2020. La agenda política anti-Israel de Whitson se reflejó en su participación en las campañas de boicot, los “informes de investigación” en los que fue coautora y realizo supervisiones y sus entrevistas con los medios de comunicación y artículos de opinión. En mayo del 2009, Whitson se dirigió a Arabia Saudita en busca de donantes, haciendo hincapié en el “trabajo de HRW sobre Israel y Gaza, el cual agotó el presupuesto de HRW para la región” y la necesidad de enfrentarse a los “grupos de presión pro-Israel” lo cual, declaró, “resistió fuertemente el informe [de Goldstone] e intentó desacreditarlo”.

Whitson a menudo hizo eco a los clásicos antisemitas y a las teorías de conspiración judías, particularmente en Twitter. En enero del 2015, ella comentó sobre la exhibición “muerte y tortura en Siria” en el Museo del Holocausto en los Estados Unidos, afirmando que el Museo del Holocausto “también debería mostrar fotografías de muerte y destrucción en #Gaza”. Recientemente, ante el contexto de la pandemia del COVID-19, Whitson publicó un tuit que se refería a las medidas de la cuarentena israelí, que algunos utilizaron con fines políticos al compararlo con el bloqueo anti-terrorista en Gaza. En su tuit, Whitson invocó el clásico libelo de sangre: “Un sabor muy mínimo. Le falta una cucharadita de sangre. Luego de intensas críticas, ella intentó explicar la situación y luego borró lo publicado.

Bajo la dirección de Whitson, HRW empleó a un “director para Israel y Palestina” – un cargo de alto nivel sin paralelos entre los otros países cubiertos por la división MENA, destacando el desproporcionado énfasis de HRW sobre este tema. El director, a su vez, está a cargo de los empleados adicionales que HRW utiliza para promover su enfoque particularmente intenso en este conflicto y sobre el tema Israel en particular.

Omar Shakir, un experimentado defensor anti-Israel, fue contratado por HRW para realizar este cargo en octubre del 2016. Shakir recibió una visa de trabajo israelí como “experto en derechos humanos”, lo que le permitió expandir su labor en el BDS y otras actividades de propaganda estando dentro de Israel. Esta campaña tenía tres puntos de enfoque estrechamente vinculados: presionar (o amenazar) a las empresas de alta visibilidad tales como Airbnb en California, para que se inscribiera y participara en el boicot; hacer que Israel sea expulsado de la FIFA, la asociación internacional de fútbol (balompié); y presionar al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para que publique una “lista negra” de empresas supuestamente “en apoyo a la ocupación”.

Citando estas y otras actividades como evidencia, los tribunales israelíes, incluyendo al Tribunal Superior de Justicia, afirmaron que Shakir violó los términos de su visa de trabajo como “experto en derechos humanos” y no se le concedió el derecho a renovarla. En noviembre del 2019, Shakir partió hacia Jordania, acompañado por Roth y varios funcionarios de HRW, incluyendo a un equipo de medios de comunicación y denunciando lo que llamaron una supresión israelí a la libertad de expresión y ataque a la democracia.

“Investigadoras y consultoras” palestinas pertenecientes a HRW

Además de estos altamente visibles miembros del personal, la operación de HRW centrada sobre Israel, dirigida por Whitson y Shakir, también emplea a varias defensoras políticas palestinas dedicadas como “investigadoras y consultoras” cuyos prejuicios y participación en campañas también son flagrantes violaciones a las normas de neutralidad en investigaciones sobre el tema de los derechos humanos. Khulood Badawi, Abier al-Masri y Zena Al Tahhan se encuentran profundamente comprometidas con la narrativa y con la causa palestina, actuando principalmente como activistas enfocadas y no como investigadoras o promotoras de los derechos humanos universales.

Khulood Badawi

Khulood Badawi figura en la lista de Human Rights Watch en el cargo de Consultora para Israel y Jerusalén Oriental. Nació en Nazaret, Israel y se identifica como israelí, musulmana y palestina. Estudió literatura árabe e Historia del pueblo judío en la Universidad de Haifa y estuvo muy involucrada como activista política, incluso como directora de la Unión de Estudiantes Árabes. Según el diario Haaretz, a Badawi se le prohibió ingresar a la universidad durante dos años por organizar manifestaciones ilegales.

La breve nota biográfica de Badawi en el portal de HRW afirma que tiene “más de 18 años de experiencia profesional en el área de derechos humanos, temas humanitarios, medios de comunicación y comunicaciones” y añade su trabajo con la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Temas Humanitarios (UNOCHA-oPt). No deja de sorprender que la nota omita el hecho de que en el 2013, según informes, Badawi perdió su cargo luego de tuitear una foto gráfica de un padre palestino que llevaba a su joven hija sangrante, alegando que la chica había sido asesinada por un ataque perpetrado por las FDI la noche anterior. Ella tuiteó: “#FOTO: Palestina sangra. Otra chiquilla asesinada por #Israel. Otro padre cargando a su hija a una tumba en #Gaza”. Después que la foto fue difundida ampliamente en las redes sociales, se demostró que era una imagen de Reuters de un accidente automovilístico ocurrido en el 2006 y que no tenía relación alguna con Israel. Badawi publicó un corto tuit una semana después alegando que no se había dado cuenta de que la foto era del 2006, pero sin emitir disculpa alguna.

Este antecedente no evitó que HRW la contratara como autora y contribuyera a sus análisis que condenan a Israel. Un “despacho” del 2017 se enfocó en el juicio a Issa Amro y Farid al-Atrash en un tribunal militar de Cisjordania por cargos de “entrar en una zona militar cercada”, “incitación” y “obstruir a un oficial”. Los enfrentamientos tuvieron lugar en Hebrón, uno de los lugares más sensibles y propensos a la violencia donde habitan judíos israelíes y palestinos. Badawi ignora por completo la historia de la ciudad y sus antecedentes mientras etiqueta a Amro y Farid al-Atrash como “defensores de los derechos humanos” sin ningún otro motivo de que ambos son palestinos. Su lealtad a la narrativa es afirmada claramente: “Sentado en la sala del tribunal, no pude evitar sentir que Amro y al-Atrash estaban siendo enjuiciados por intentar atraer una sensación de normalidad a su ciudad y luchar contra la ya arraigada discriminación israelí…”

En un ejemplo de comienzos del 2020, Badawi escribió un artículo titulado “Restricciones al COVID-19 ofrecen observaciones a la experiencia palestina: Restricciones de movimiento, separación familiar, realidad diaria para millones de palestinos”, lo que refleja nuevamente el aspecto propagandístico de su contribución a HRW. Tal como en su otro trabajo, este escrito tampoco contiene ninguna mención a las historias de terrorismo y conflictos. La única pista que Badawi provee es en una afirmación sin respaldo alguno de que “el cerco a Gaza por parte de Israel… es inmensamente desproporcionado a cualquier amenaza de seguridad concreta…”

Como “investigadora” en HRW Badawi contribuyó a la publicación hecha por HRW el 17 de diciembre, 2019, “Nacidos sin derechos civiles: El uso de Israel a las draconianas órdenes militares para reprimir a los palestinos en Cisjordania”, en el que Omar Shakir se destacó como el autor importante. La principal acusación es que Israel utiliza la ley militar para prohibir las “organizaciones hostiles”. Muchos de los ejemplos son individuos que, tal como se detalla en un análisis independiente, fueron condenados por incitación, financiamiento al terrorismo y por sus membrecías en organizaciones terroristas, incluyendo Hamas, Hezbollah y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).

Paralelamente, las publicaciones en las redes sociales de Badawi en Twitter y en Facebook reflejan una consistente parcialización abierta pro-Palestina y anti-Israel. Por ejemplo, el 13 de diciembre, 2018 Badawi tuiteó acerca de un enfrentamiento en el que varios israelíes fueron asesinados y heridos, junto a un enlace al artículo de Haaretz que informaba sobre el incidente. Badawi omitió todas las referencias al ataque terrorista palestino que había desencadenado el enfrentamiento. El tuit completo lee: “2 soldados israelíes fueron asesinados y otro soldado y una mujer colono israelí resultaron gravemente heridos hoy en un tiroteo cercano al asentamiento Ofra, ubicado en el ocupado distrito de #Ramallah. #Palestine #Israel #oPt”.

Estos y muchos ejemplos similares revelan que Badawi es una activista palestina comprometida, en marcado contraste con el modelo formal de un promotor de derechos humanos políticamente neutral orientado a la investigación. Su constante omisión al terrorismo palestino en sus escritos y publicaciones la descalifica en afirmar involucrarse en alguna investigación creíble.

Abier al-Masri

Abier al-Masri figura en la lista de la organización Human Rights Watch como asistente de investigación para la Franja de Gaza en la División MENA y como “experta” en el tema Israel/Palestina. Su primera publicación en HRW es de julio, 2016, lo que coincide con el cargo de Omar Shakir en la organización. Al-Masri es una palestina oriunda de Gaza con una licenciatura en la Universidad de al-Azhar recibida en el 2009 en las materias de inglés y literatura. Ella ha trabajado como intérprete para periodistas y como profesora de inglés en organizaciones sin fines de lucro locales y extranjeras en Gaza. No existe evidencia alguna de que posea alguna experiencia que la califique como investigadora o experta en derechos humanos.

En HRW, al-Masri ha publicado una serie de “comentarios” y artículos de opinión, incluyendo uno que apareció en el diario Los Angeles Times en el año 2017 bajo el título “En Gaza, con suerte recibimos cuatro horas de electricidad al día”. El artículo presentaba la situación en su mayor parte como responsabilidad de Israel y le decía a los lectores estadounidenses: “Los bombardeos perpetrados por Israel a las centrales eléctricas, su cerco a la frontera de Gaza en el 2007 y las consecuencias por el cisma entre la Autoridad Palestina y Hamas, que gobierna Gaza, han significado cortes de energía crónico-permanentes”.

Al igual que con otros artículos de HRW sobre Israel, los ataques terroristas (y sus víctimas) que desencadenaron respuestas por parte de los israelíes son borrados. Diez años después de la retirada israelí, ella continua repitiendo la fabula de que “como potencia ocupante, Israel tiene responsabilidad bajo las leyes del derecho internacional de facilitarle una vida normal al pueblo de Gaza”.

En un editorial publicado por Reuters bajo el título “A los 31 años, Mi primer vistazo a la vida fuera de Gaza” (marzo del 2018), al-Masri presenta una conmovedora historia personal de verse atrapada, culpando nuevamente a Israel sin reconocer los hechos. Ella escribió: “Israel impuso un bloqueo terrestre, aéreo y marítimo sobre Gaza en el 2007, incluyendo una prohibición generalizada a los viajes y ha mantenido a Gaza prácticamente bajo un cerco desde ese entonces”. Publicaciones similares en el portal de HRW incluyen “Fuerzas israelíes asesinan a pescador de Gaza en el mar” (18 de junio, 2017) y “Eurovisión en Israel: ‘Atrévete a soñar’ a menos que te encuentres enjaulado en Gaza” (16 de mayo, 2019), el cual fue parte de un intento fallido de boicotear el festival internacional de la canción celebrado en Israel.

Las publicaciones en las redes sociales de Al-Masri reflejan fuertemente el énfasis en su activismo político y de defensa por los palestinos. Por ejemplo, el 30 de septiembre, 2017 ella tuiteó: “En el 17avo aniversario en conmemoración de la segunda Intifada Al-Aqsa… pueda Palestina acercarse cada año a la libertad”. La Intifada Al-Aqsa (que tiene muchos otros nombres, incluyendo la “guerra de Arafat”) fue librada a través de ataques terroristas palestinos a gran escala contra civiles israelíes a buses, restaurantes y hoteles. Más de 1.000 israelíes fueron asesinados y muchos más fueron heridos. El celebrar estos actos de horror no es consistente en lo absoluto con los valores de los derechos humanos.

En marzo del 2017, al-Masri publicó una serie de tuits alabando a Basilea al-A’raj, un líder terrorista asesinado por las FDI durante un intercambio violento. Según las FDI, Al-A’raj participó activamente en la compra de las armas utilizadas en los ataques terroristas. Masri tuiteó y retuiteó fotografías de Al-A’raj, así como también el testamento de Al-A’raj, afirmando: “Que la paz esté con tu espíritu puro”. En su testamento, A’raj escribe: “Todas las voluntades de los Shahids… no sacian nuestra sed en la búsqueda de la pregunta del Mártir… ¿existe algo, más elocuente que los hechos del mártir?

En el 2017, al-Masri también participó activamente en una campaña de medios de comunicación de alto perfil que busco centrar la atención en una huelga de hambre realizada por terroristas palestinos detenidos en las cárceles israelíes. Al-Masri promovió a Marwan Barghouti, culpable de asesinar a cinco israelíes y por un cargo adicional de intento de asesinato. El tuit de Al-Masri lee: “La salud de Bargouthi se deteriora gravemente #DignityStrike”. Otra publicación se centró en Ahmad Saadat, comandante de la organización terrorista el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), designada cono terrorista por los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea e Israel. Saadat fue condenado por el asesinato del ministro israelí Rehavam Ze’evi ocurrido en año 2001.

Tal como lo demuestra incluso esta pequeña muestra, Abier al-Masri es una activista palestina. El que HRW la haya utilizado como asistente de investigaciones es otro ejemplo de la profunda parcialidad de la organización tal como se refleja en los “expertos” que este emplea.

Zena Al Tahhan

Zena Al Tahhan es asistente de investigación para Cisjordania y Jerusalén Oriental de HRW. Al igual que Badawi, ella contribuyó a la tendenciosa publicación de HRW el 17 de diciembre, 2019, “Sin derechos civiles: El uso de Israel a las órdenes militares draconianas para reprimir a los palestinos en Cisjordania”.

Al igual que en el caso de Badawi y al-Masri, los publicados de Al Tahhan en Twitter reflejan una profunda participación y experiencia en el área de propaganda, activismo político y aceptación, en respaldo al terrorismo y a la violencia. En enero del 2015, por ejemplo, ella comparó el ataque terrorista a las oficinas de la revista Charlie Hebdo en París, que acabó con la vida de 17 personas, a la “Batalla de Shuja’iyya” durante la guerra de Gaza en el 2014 (la Operación Borde Protector). La traducción de su tuit es: “17 murieron y lo denominaron masacre… 120 fueron masacraron [mientras combatían] con valentía y lo denominaron batalla”. Ella calificó el uso del término “masacre” para referirse al ataque a Charlie Hebdo de “hipocresía”. En octubre del 2016, publicó dos tuits que parecían justificar los ataques que asesinaron a la ciudadana israelí Levana Malikhi y al oficial de policía Yossi Kirmah. En un tuit, Al Tahhan escribió: “La familia de Misbah Abu Sbeih me dijo que este fue intimidado por la ocupación israelí”, y en el segundo, “La familia de palestinos que disparó y asesinó a dos israelíes dice que este fue presionado por la ocupación, no pudo orar en Al Aqsa”. Y al igual que al-Masri, Al Tahhan publicó un tuit que simpatiza con Basel al-A’raj: “#Basil alAraj es un recordatorio al mundo de que después de 69 años de injusticia y de despojos los #Palestinos no permanecerán en silencio”. El hashtag lee: “Basil el revolucionario”.

El 28 de enero, 2018 Al Tahhan publicó un tuit citando a Israa Ja’abis, quien resultó herida mientras detonaba un bote de gas en un puesto de control en el año 2015. Ja’abis planeó realizar un gran atentado dentro de Jerusalén, pero fue detenida por un policía que la vio conducir de manera sospechosa. Cuando el oficial se le acercó, ella gritó “Allahu Akbar” y detonó el explosivo, hiriendo al policía y a sí misma. El tuit de Al Tahhan, comenzando con la cita de Ja’abis, leía: “‘Temo cuando miro mi rostro en el espejo, así que imaginan lo que otros deben sentir cuando me ven’. Desgarrador relato de Israa Ja’abi”.

En otro ejemplo de su activismo palestino, el 31 de marzo del 2018, Al Tahhan tuiteó una referencia a la declaración hecha por el primer ministro israelí Netanyahu sobre enfrentamientos a lo largo de la frontera de Gaza antes de las festividades de Pascua. Netanyahu dijo: “Enhorabuena a nuestros soldados que custodian las fronteras del estado y permiten que los ciudadanos de Israel celebren la festividad en paz”, que Al Tahhan convirtió en: “#Netanyahu agradece a su ejército por masacrar a #Palestinos para que los israelíes puedan” celebrar la festividad de [Pascuas] pacíficamente”. #Gaza @GreatReturnMarch”.

Recomendaciones

Dada la inequívoca parcialidad de HRW contra Israel, tal como lo reflejan las palabras de sus funcionarios e investigadores y su influencia en los medios de comunicación, en las Naciones Unidas y en otros lugares, tendría sentido que el gobierno israelí tuviese una política clara y consistente respecto a la organización y hacia sus empleados

Sin embargo, hasta el día de hoy, el comportamiento israelí hacia HRW ha sido a propósito y errático. Durante muchos años, el gobierno israelí – en particular su cancillería, las FDI y el Ministerio de Justicia, le han prestado poca o ninguna atención a HRW específicamente ni tampoco a las ONG en general. Su política era “Tratamos con gobiernos, no con ONG”, lo que refleja una falta de comprensión a las formas en que organizaciones tales como HRW dan forma a las percepciones de Israel tanto directa como indirectamente. Tal influencia se propaga a través de los medios de comunicación y entre los funcionarios e instituciones extranjeras y tiene una influencia significativa sobre las políticas.

Todo esto comenzó a cambiar con el informe Goldstone publicado en el año 2009 sobre el conflicto de Gaza, que le abrió la puerta a las investigaciones de la Corte Penal Internacional, pero la respuesta israelí llegó demasiado tarde y fue demasiado escueta como para tener algún impacto. El papel de HRW en el proceso despertó cierto interés en la organización, pero ese interés duro muy poco. A lo largo del período, a medida que los diferentes funcionarios iban y venían en las oficinas gubernamentales relevantes, el antisemitismo y los prejuicios que impulsaron las agendas de Roth, Whitson y otros en la organización continuaron demonizando a Israel, sin una respuesta significativa. En algunos casos, los funcionarios tuvieron cuidado de evitar ser vistos como “organizaciones opuestas de la sociedad civil”, reflejando el incondicional aprecio que se les concede muy a menudo a tales grupos por parte de las élites en Occidente, incluyendo a diplomáticos en Europa occidental.

Para el año 2016, cuando Omar Shakir solicitó una visa de trabajo israelí, el rechazo inicial y la explicación dada por el gobierno, citando en parte las evidencias del relativamente nuevo Ministerio de Asuntos Estratégicos, reflejó entender que HRW era un líder importante en las diferentes formas de guerra política contra Israel. Pero sin explicación alguna, la decisión fue revocada y la solicitud de Shakir fue aprobada y un diplomático del Ministerio del Exterior fue enviado a su encuentro en el aeropuerto. Unos meses más tarde, respondiendo a las evidencias presentadas por el supervisor de la ONG y una acción judicial presentada por una organización de la sociedad civil (Shurat HaDin) argumentando que Shakir había violado los términos de su visa, el Ministerio del Interior anunció que dicha visa no sería extendida. Pero una vez que este se encontraba en el país, Shakir y HRW utilizaron el procedimiento judicial israelí, el cual fue arrastrado por dos años, para resaltar el “intento de silenciar críticas legítimas”, utilizando el término que usaron en la campaña y aupado por los diplomáticos europeos. Roth llego a Israel dos veces (sin interferencias) para agregarle visibilidad de la campaña para demonizar a Israel sobre este tema. Todo el episodio reforzó la deslegitimación de Israel y destacó la ausencia de una política coherente.

Respecto a las “investigadoras” en Gaza, Badawi, al-Masri y Al Tahhan, aunque el gobierno israelí no puede evitar que HRW emplee partidarios activos en el conflicto, los funcionarios israelíes encargados de combatir la demonización deberían hacer que el público este consciente de esta contradicción fundamental entre las normas y el comportamiento verdadero de HRW.

Paralelamente, es importante contrarrestar la influencia del poder blando que HRW posee entre los funcionarios del gobierno liberal, particularmente en Europa occidental y en instituciones internacionales tales como el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional. Para ser efectiva, esta estrategia debe incluir la transmisión de información detallada sobre la profunda parcialidad y la falta de credibilidad ante una agenda encubierta de investigación y de promover una agenda universal y neutral sobre el tema de los “derechos humanos”.

 

Traducido por Hatzad Hasheni

BESA

 
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