La Carta fundacional de Hamas fue publicada el 18 de agosto de 1988.Una de las frases de su preámbulo dice:
“Israel existirá y continuará existiendo hasta que el Islam lo destruya, tal como ha borrado a otros antes”.
En el artículo 7 señala: “No vendrá el Día del Juicio hasta que los musulmanes combatan a los judíos”. En el artículo 13 marcan: “Las llamadas soluciones pacíficas y conferencias internacionales contradicen los principios del Movimiento de Resistencia Islámica. No existe ninguna solución al problema palestino que no sea la Yihad».
La Carta Fundacional incluye también en su artículo 28: “Los judíos buscan socavar las sociedades, destruir los valores, corromper las conciencias, deteriorar el carácter y aniquilar el islam. Están detrás del comercio de drogas y el alcoholismo en todas sus formas para facilitar su control y expansión”. Y en su artículo 22: “Los judíos con su dinero tomaron el control de los medios de comunicación del mundo, las agencias de noticias, la prensa, las empresas editoriales, las emisoras de radio y otros. Con su dinero atizaron revoluciones en distintas partes del mundo para alcanzar sus fines”.
La Carta fundacional de Hamas se ha utilizado centenares de veces en todo el mundo en los 32 años de su existencia para mostrar y demostrar qué tipo de organización es. Sin embargo, recién en 2006, el autor del libro “Los verdugos voluntarios de Hitler”, Profesor de Harvard Daniel Goldhagen señaló enfáticamente que el documento de Hamas “se rige por una actitud nazi y genocida respecto a los judíos en general”. “La Carta de Hamas sostiene (como en Mi Lucha) que los judíos no solo tienen unos deseos increíblemente malignos, sino que, a diferencia de otros, además son enormemente poderosos y capaces de obtener sus deseos. Con su antisemitismo, nos recuerda a los ideólogos nazis”.
Estados Unidos, Japón, la Unión Europea, Egipto, consideran que Hamas es una organización terrorista.
Pero eso no significa que la ONU en general y sus agencias hayan combatido ni la terminología nazi de Hamas ni sus atentados contra civiles permanentemente, uno de los cuales fue hace 19 años, cuando en agosto de 2001, Hamas destruyó con un terrorista suicida la pizzería israelí Sbarro y asesinó a 15 civiles, ocho de ellos niños y dejó un tendal de 140 heridos.
La que planificó el atentado y siempre se ha manifestado muy orgullosa por ello es hoy una de las terroristas más buscadas por el FBI. Ahlam Ahmad al-Tamimi, vive en libertad en Jordania, da entrevistas y disfruta incitando al odio sin que nadie se lo impida. La justicia de Estados Unidos busca extraditarla desde hace años, ya que entre las víctimas hubo dos estadounidenses, una de ellas con un embarazo avanzado. Los analistas políticos sostienen que Jordania está en una encrucijada: si la entrega, debe enfrentar la ira de Hamas, o sea, de Irán, su mayor mentor y apoyo. Mientras no la entrega, tiene siempre sobre su cabeza la amenaza de Estados Unidos de retirarle la cuantiosa ayuda económica que le entrega al pusilánime rey jordano. Pero tampoco hay que descartar que Abdullah no debe sentir mucha antipatía por Hamas, como no la sienten para nada Turquía, Rusia, Venezuela, y tantos otros apoyos abiertos y solapados que reciben los terroristas.
Esta semana han caído una noche sí y otra también, balones explosivos enviados por Hamas en territorio israelí. No asesinaron a nadie, primer objetivo de Hamas. Pero sí han incendiado muchos campos plantados junto a la frontera, tal como ha sucedido reiteradamente en el pasado reciente y no tan reciente. Pueden ser balones explosivos, cohetes, todo lo que Irán provea y que Hamas ejecuta.
¿Hamas quiere una nueva guerra?. Los analistas dirían que no, y señalarían inmediatamente que Hamas está presionando para que Israel y Egipto liberen el camino para que lleguen fondos desde Qatar, como sucede hace tiempo. Qatar es un proveedor de dinero no sólo para Hamas sino para todo lo que entra en la definición de terrorismo. Es muy probable que Hamas no esté buscando una guerra, en tiempos de pandemia severa en todos lados, y en Gaza también. Pero Israel tiene, como cualquier Estado agredido, límites para esperar de brazos cruzados que le incendien sus campos y le lancen proyectiles para asesinar a la población civil. Por lo tanto, Israel cerró Keren Shalom, el paso comercial entre Israel y Gaza, y replicó los ataques. Hamas va a continuar la agresión. Lo hace porque es su razón de ser, lo hace porque lo ha podido ejecutar desde 1988 sin tener sanción alguna de eso que llamamos Naciones Unidas, lo hace, también porque necesita el dinero de Qatar. Pero mientras Hamas ataque, nadie en ningún lado va a decir ni una palabra. Al contrario, habrá muchos defendiéndolos. Venezuela, Cuba y Nicaragua a la cabeza de América Latina. Evo Morales, Lula, Dilma Rouseff, desde el Grupo de Puebla.
Pero si Israel cumple con lo que han dicho públicamente sus gobernantes, entonces, seguramente el Consejo de Seguridad y el Consejo de Derechos Humanos clamarán por “el uso desproporcionado de la fuerza”, frase predilecta de la Alta Comisionada de Derechos Humanos Michele Bachelet cuando tiene que hablar sobre Israel. Las autoridades israelíes han sido muy claras esta semana: “El lanzamiento de balones incendiarios en violación de la tregua imperante va a dañar primero e irremediablemente a la población de Gaza, a su desarrollo económico y la vida diaria de sus habitantes”.
En apenas un solo día, se dispararon 60 balones explosivos y se generaron varios incendios. De acuerdo al lenguaje nazi de la Carta fundacional de Hamas, tratar de destruir Israel y asesinar a sus habitantes es una misión necesaria. Por lo tanto, el ciclo de violencia puede aumentar tantas veces más como las que han existido hasta ahora. Porque Irán insiste que Hamas cumpla con su misión de matar judíos, porque Hamas tiene las armas y los recursos ya que quienes no tienen mínimos recursos de vida es la población de Gaza que poco le importa a los miles de terroristas que tienen allí el poder, porque Israel deberá defenderse, porque Egipto demorará en lograr un alto al fuego porque tiene sus propios dramas que atender, y porque fundamentalmente, una vez más, los que pueden actuar ,o apoyarán a Hamas con su cinismo habitual, y los otros se echarán una nueva siesta de indiferencia.
Ahora, manda la pandemia, la guerra de vacunas, y el final casi absoluto de la política como arte de lo posible. La lucha por sobrevivir nunca tuvo principios. Hoy tampoco.
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