La seguridad laxa de Europa ayuda a los terroristas islamistas

La última ola de ataques terroristas de inspiración islamista que azotó a Europa ha vuelto a poner de manifiesto lamentables defectos en la capacidad de las agencias de seguridad europeas para proporcionar una protección adecuada a sus ciudadanos.

En los tres casos, los ataques en París, Niza y Viena, ha surgido que los responsables de llevar a cabo los ataques tenían vínculos con redes yihadistas globales que no fueron detectados por los funcionarios de seguridad europeos.

Además, la facilidad con la que algunos de los involucrados en los ataques pudieron viajar libremente por el continente ha generado una vez más preocupaciones sobre los laxos controles fronterizos de Europa, tal como los define el Acuerdo de Schengen de la Unión Europea, y la capacidad de los yihadistas radicalizados para explotarlos.

En el ataque más reciente en la capital austriaca, Viena, el 2 de noviembre, resulta que el pistolero de 20 años que mató a cuatro personas e hirió a otras 22 antes de que la policía lo matara a tiros había viajado a la vecina Eslovaquia en julio para comprar municiones. .

Esto fue después de que el terrorista responsable de la atrocidad, Kujtim Fejzulai, fuera liberado temprano de prisión en diciembre después de cumplir dos tercios de una condena de 22 meses por intentar unirse a ISIS en Siria.

Y aunque el Ministerio del Interior de Austria todavía sostiene que el atacante actuó solo, existen sospechas de que pudo haber estado en contacto con extremistas en otras partes de Austria y la vecina Suiza. Y aunque Fejzulai estaba en una lista de vigilancia de la agencia antiterrorista BVT de Austria, esto no le impidió viajar a Eslovaquia para comprar municiones.

Preguntas similares sobre la eficacia de las fuerzas de seguridad de Europa han surgido por el ataque en Niza, Francia, donde ahora resulta que el terrorista sospechoso de llevar a cabo los asesinatos había llegado en tren desde Italia, al que había llegado desde Túnez después de ser recogido. por una organización humanitaria en el Mediterráneo.

También han surgido informes en Francia de que el terrorista checheno responsable del asesinato del maestro de escuela Samuel Paty, que fue decapitado fuera de su escuela en un suburbio de París el mes pasado después de mostrar a su clase dos caricaturas del profeta islámico Mahoma y discutir la libertad de expresión, había estado en contacto. con un combatiente islamista en Siria antes de llevar a cabo el ataque.

El periódico francés Le Parisien ha informado que, antes del asesinato, Abdullakh Anzorov se puso en contacto con un yihadista de habla rusa aún no identificado en Siria, que fue localizado a través de una dirección IP que se remonta a Idlib, un reducto yihadista en el norte de Siria occidental.

Una estación de televisión francesa también informó que el asesino, que llegó a Francia a los seis años con sus padres chechenos y se le había concedido asilo y un permiso de residencia hasta 2030, había establecido contacto por primera vez con el yihadista en septiembre de este año a través de Instagram.
En un mensaje de audio en ruso, Anzorov dijo que después del asesinato había «vengado al profeta», a quien Paty había retratado «de manera insultante». En medio de referencias al Corán y al Estado Islámico, agregó: «Hermanos, oren para que Alá me acepte como mártir».

Posteriormente, los funcionarios de seguridad franceses se embarcaron en una redada a nivel nacional de presuntos extremistas musulmanes, y el presidente francés Emmanuel Macron ordenó el cierre de una mezquita de París que, según se dice, tiene vínculos con el grupo terrorista palestino Hamas. Macron dijo que los funcionarios de seguridad franceses creían que el Colectivo Cheikh Yassine, que lleva el nombre de un líder de Hamas asesinado, se disolvería porque las autoridades francesas tenían información de que el grupo estaba «directamente implicado» en el ataque.

Por una vez, el repentino aumento de los ataques terroristas parece haber llevado a los líderes europeos a reconocer las flagrantes deficiencias en su capacidad para proteger a Europa contra los actos terroristas de inspiración islamista.

En Austria, el canciller Sebastian Kurz ha pedido a Europa que forme un frente común en lo que él llama una «guerra contra el islamismo», y dice que presionará por una alianza de este tipo contra el Islam político cuando los líderes europeos se reúnan para una cumbre a finales de este mes.

En declaraciones al periódico alemán Die Welt, Kurz comentó:

«Espero el fin de la tolerancia mal concebida y que todas las naciones de Europa se den cuenta finalmente de lo peligrosa que es la ideología del Islam político para nuestra libertad y el estilo de vida europeo».

En Francia, Macron ha respondido a los ataques en suelo francés pidiendo una «profunda revisión» del acuerdo de Schengen. Apareciendo junto a sus ministros de Europa e Interior esta semana, el presidente francés comprometió a Francia a duplicar el número de guardias en sus fronteras nacionales de 2.400 a 4.800 debido a la desenfrenada amenaza terrorista. «Vemos muy claramente que las acciones terroristas en realidad pueden ser lideradas por algunas personas que utilizan los flujos migratorios para amenazar nuestro territorio», dijo.

La comprensión tardía por parte de los líderes europeos de la insuficiencia de su capacidad para defender al continente de nuevos actos de terrorismo de inspiración islamista es tan bienvenida como esperada desde hace mucho tiempo. Porque, sin controles y monitoreo más estrictos, los funcionarios de seguridad lucharán para evitar que se produzcan más actos de carnicería de inspiración islamista en las calles de Europa.