Frustrados por décadas de obstinaciones y ansiosos por cimentar nuevas alianzas en la región, los países árabes moderados de Medio Oriente finalmente están buscando hacer a un lado el conflicto entre israelíes y palestinos para poder mirar hacia el futuro y prevalecer.
Las razones que derivaron en que algunas naciones árabes decidieran acercarse -de manera oficial y extraoficial- a Israel son diversas. Pero una de las principales fue Irán. El programa nuclear de la República Islámica y sus repetidas amenazas llevaron a que el bando sunita de la región, liderado por Arabia Saudita, encontrara un punto en común con el Estado judío.
Desde que Teherán, principal exponente del bando chiita, comenzó a radicalizarse cada vez más, la tensión entre las dos principales líneas del islam se acrecentó. Por eso, países como Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Sudán y Marruecos vieron con buenos ojos acercarse y normalizar relaciones con Israel, un jugador importante de la región.
Si bien todavía mantienen una posición en favor de la solución de dos Estados, las prioridades han cambiado. Luego de décadas de observar cómo los palestinos rechazaban una y otra vez ofertas de Jerusalem para terminar con el conflicto, algunas naciones sunitas decidieron que era más importante unir fuerzas con Israel para hacerle frente a Irán antes que continuar con una postura que no ha llevado a ningún logro.
En la gran mayoría de los casos, el acercamiento no significó abrazos y besos entre israelíes y árabes. Ni siquiera con Egipto y Jordania, las dos primeras naciones árabes en firmar tratados de paz con el Estado judío. Pero le dio lugar a contactos de mucha importancia en materia de seguridad.
De la vereda de en frente, junto a la República Islámica, están Qatar, Siria, Irak y, por supuesto, los palestinos. Desde un primer momento, desde Ramallah rechazaron y condenaron los acuerdos de las naciones árabes moderadas con Jerusalem. No obstante, esta postura sólo lleva a intensificar aún más su aislamiento.
A los pocos días de que los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein normalizaran relaciones diplomáticas con Israel, Arabia Saudita comenzó a lanzar duras críticas a los líderes palestinos. Sí, la misma Arabia Saudita que patrocinó la Iniciativa de Paz Árabe de 2002, la cual básicamente decía que el mundo árabe haría la paz con el Estado judío recién una vez que entregará todos los territorios en disputa a Siria y los palestinos.
De este modo, está claro que Medio Oriente está comenzando a mirar hacia otro lado. El conflicto entre israelíes y palestinos ya no es el único y, poco a poco, está siendo desplazado a un segundo plano. De hecho, el propio Israel está concentrando sus esfuerzos, más que nada, en monitorear a Irán, mantener cierta disuasión en forma de armamento avanzado y proporcionar inteligencia a las fuerzas aliadas.
La Primavera Árabe (2010) inicio un proceso de cambios en la región. Los liderazgos en general fueron cuestionados y, en algunos países, surgió una nueva generación de políticos que reconoce que la ideología por sí sola no es suficiente para gobernar. En un mundo cambiante, los intereses son más importantes.
Israel, Egipto y Jordania lo entendieron mucho antes de las revueltas de 2010. Sus relaciones, si bien parecen “frías” y distantes, son de gran importancia. Las tres naciones, a pesar de sus diferencias, cooperan en muchos niveles. Es decir, priorizan los intereses por sobre la ideología.
Lo mismo está sucediendo con el bando de los países sunitas de la región. La necesidad de prevalecer ante la amenaza iraní se ha vuelto más importante que cualquier otro tema. Incluso que el histórico y simbólico conflicto entre israelíes y palestinos.
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