Lo bueno lo conocemos: Israel podrá sumar al país más importante del mundo árabe sunita a los Acuerdos de Abraham firmados en septiembre de 2020 y estrechar relaciones políticas, comerciales y estratégicas con el líder del Consejo de Cooperación del Golfo. Sin embargo, hay puntos no tan buenos por su complejidad.
La normalización entre Arabia Saudita e Israel es un paso fundamental en la transformación de Medio Oriente. Sin embargo, hay temas muy sensibles que deberán acordarse (o posponerse) entre Riad y Jerusalem para ampliar los Acuerdos de Abraham.
Hay una intención de la administración Trump de llegar a «cierres rápidos», o al menos lo más rápido posible, ya no sólo en guerras sino en conflictos que se han incrementado en los últimos años y desestabilizado áreas muy sensibles, especialmente económicas, alrededor del mundo.
Lo vemos en Europa y también en Medio Oriente donde el 7 de octubre, la masacre de Hamas contra Israel, fue no solo el inicio de otra guerra en la Franja de Gaza, sino el comienzo de un efecto dominó que derrumbó fichas muy importantes en el mapa estratégico regional. Ese efecto dominó traerá por resultado, ineludiblemente, un nuevo estatus quo donde Israel será una pieza fundamental frente a las presiones tanto externas como internas que irán moldeando el contexto de la región.
Saldar deudas pendientes con Irán
El eje liderado por Irán que construyó un anillo de fuego a lo largo de Israel no está terminado, pero está muy debilitado. Además de la caída de Siria y las derrotas de Hezbollah, el propio Irán está, desde finales de octubre 2024, extremadamente vulnerable gracias a la destrucción de su sistema antiaéreo S-300 por manos de Israel.
No podemos imaginar y mucho menos suponer que Irán no buscará revitalizar esta red proxy a través de países como Jordania, donde los palestinos pueden ser parte de la desestabilización de la monarquía Hachemita que gobierna desde hace décadas o el norte y centro de África.
La estabilidad del programa nuclear iraní es un punto central. Si Irán accede o no a las armas nucleares (armas de destrucción masiva) es lo que realmente calibra la estabilidad regional: de tenerlas, se dispararía un efecto contagio muy poco prometedor para países fallidos.
El programa nuclear persa es, sin dudas, el primer punto que acerca a Riad y Jerusalem. Es un foco de perturbación de primerísimo orden y no la creación de un estado palestino, de lo que hablaré abajo, lo que empieza a movilizar a los países del Golfo.
Arabia Saudita sabe, al igual que Emiratos Árabes Unidos, que Irán es uno de los promotores del terrorismo a escala global y que las sanciones económicas son insuficientes para contenerlo. Los árabes saben también que el único con capacidad y credibilidad para atacar es Israel.
¿Cuál será la reacción de Israel frente al programa nuclear de Irán? Dependemos de un Israel con la suficiente profundidad estratégica para golpear el programa nuclear persa y con aliados estratégicos de peso. Aquí el apoyo de Estados Unidos y Arabia Saudita son, a mi juicio, fundamentales. Especialmente el apoyo político y la legitimidad hacia adentro del mundo árabe que no quiere saber nada con las propuestas de Hamas y Hezbollah que son aberrantes.
Y tengo mis dudas que la administración Trump vaya a dar luz verde a un ataque certero contra las instalaciones nucleares iraníes. Creo que la cuestión irá, al menos por ahora, más enfocado en las sanciones desaprovechando la debilidad de Teherán. Espero equivocarme.
En este espacio es donde Riad podría buscar «subirle» el precio a Israel con el control del Monte del Templo y frente a Estados Unidos con el acceso a material de seguridad y armamento (especialmente los F-35) y la incursión nuclear en territorio saudí. Mucho cuidado a esto. El enriquecimiento de Uranio dentro de Arabia Saudita despierta también dudas. Obviamente se conoce muchísimo menos de lo que se trata en privado y es un tema sobre el que Israel impondrá mínimas objeciones si se garantiza su uso civil.
¿El control del Monte del Templo?
La miopía occidental sobre el tema palestino hace que mucha gente, incluidos medios de comunicación, piensen que a los estados árabes de peso no pueden dormir pensando en las penurias que pasan los palestinos. No les interesa en lo más mínimo. Sin embargo, en la esfera del mundo palestino hay temas muy importantes dentro de la retórica de la causa islámica y también en el estatus quo del Monte del Templo, un tema muy sensible en la relación con Israel.
Arabia Saudita puede pedir un control, casi total, en este lugar.
Si la Casa Saúd llega al control del Monte del Templo (hoy resguardado por Jordania), Arabia Saudita quedaría como poder hegemónico del mundo sunita al ostentar bajo su control los tres sitios «más sagrados» del islam aunque con el Domo de la Roca haya algunas dudas.
Jordania controla el territorio desde 1924 y ratificado por los acuerdos con Israel de 1994, pero en los últimos años la incursión de elementos radicales como el propio Hamas, los Hermanos Musulmanes o Turquía (incluso dentro de Al-Aqsa) despertó la crítica en Riad. Abrir este frente y aceptarlo como una demanda «irrenunciable» por parte de los saudíes puede exponer a Israel a una tensión con Jordania que complique asuntos vitales como la operatividad del control de la frontera (especialmente en el tráfico de armas) y la estabilidad.
Especialmente porque la retirada de Jordania y la pérdida de ese estatus podría mostrar a la monarquía del rey Abdalá como vulnerable y avivar la desestabilización dentro del reino. De consumarse su caída, festejarían Irán y Turquía.
“Gaza es inhabitable”
Es lo que asumió públicamente Donald Trump para argumentar su estrambótico plan de relocalización de los palestinos en Egipto y Jordania mientras la Franja de Gaza se reconstruye. La reconstrucción de la Franja (incluida su gobernanza política y la inversión de millones de dólares) es un tema que incide en la normalización.
Personalmente, creo que Arabia Saudita matizará el pedido a Israel de crear un estado palestino y los condicionará a proyectos, condiciones o circunstancia a largo plazo. Esas redacciones que quedan escritas, pero muy rara vez se cumplen.
Hay varios motivos que permiten sospechar en el aplazamiento saudí: primero, porque Arabia Saudita sabe que un estado palestino hoy en Gaza es un nuevo Afganistán a merced de Irán y Turquía. Segundo, porque no se meterán a reconstruir Gaza mientras quede algo de Hamas y su influencia vivos en un territorio muy hostil. Y, por último, porque a regañadientes asumen que Israel es el único que pudo debilitar operativamente a Hamas y a Hezbollah.
Presumiendo también que una guerra de insurgencia dentro de Gaza es un enorme agujero negro que va a fagocitar los apoyos políticos, pero también recursos económicos. Arabia Saudita podrá usar ese «matiz» como moneda de cambio para conseguir mejores cosas.
Muy esclarecedor. Lo único que no entiendo es porque el control del monte del templo lo tienen que tener otras personas que no sea Israel . acaso Israel controla la sinagogas que hay en otros paises? Tengo entendido además si me gustaría me digas sí es cierto: La mezquita de oro que en verdad no es una mezquita ha estado abandonada y solo se hizo sagrada para los musulmanes por razones políticas después de la creación del estado de Israel.mg Por qué siguen hablando de la creación de dos estados cuando de la Palestina británica ya se han creado dos estados. El 70% se le dio a Jordania país musulmán y 30% a Israel. Acaso otro país más con mayoría musulmana es un premio el 7 de octubre? Así se creó Pakistán por asesinato de muchas personas y extorsión musulmana . Los de hamás siguen recibiendo mucho dinero. Uniformes nuevos montajes escénicos camionetas nuevas… Y al pueblo nada, lo siguen usando los llevan al norte sabiendo que no tienen dónde vivir…