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| sábado noviembre 16, 2024

La misión del Mosad: frenar el plan nuclear iraní


Yossi Cohen. Director del Mosad

Si se confirman las acusaciones de Irán en torno al misterioso apagón en una unidad de la central de enriquecimiento de uranio en Natanz, se trata de una de las últimas misiones de grandes dimensiones del Mosad bajo la batuta de Yossi Cohen. Dos meses antes de abandonar la dirección del servicio secreto israelí, Cohen recibe muchos elogios en su país por la campaña para torpedear el plan nuclear de Irán pero también críticas por no mantener la tradicional política de silencio. En sus cinco años en el cargo, el “modelo” (llamado así por su apariencia y elegantes trajes) ha salido varias veces de la habitual sombra en la que actúa el Mosad.

El Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales no confirma ni desmiente la autoría del doble sabotaje en Natanz (2 de julio de 2020 y 11 de abril de 2021) y del asesinato del cerebro del proyecto nuclear Mohsen Fakhrizadeh (27 de noviembre de 2020) aunque filtraciones apuntan que las órdenes salieron de su blindada sede en el norte de Tel Aviv. Lo que Cohen sí reveló, alentado por el primer ministro Benjamín Netanyahu, fue la operación en Teherán el 31 de enero del 2018 en la que más de 20 agentes penetraron en una fábrica en Teherán y robaron decenas de miles de documentos del plan secreto militar iraní. La revelación del material sobre el “Proyecto Amad” dio el empujón definitivo al presidente estadounidense Donald Trump para abandonar el acuerdo nuclear firmado por Barack Obama en 2015.

Lo sucedido en Natanz puede ser interpretado como un mensaje a Teherán y Washington en su tango en Viena en torno a la vuelta al pacto nuclear que Netanyahu define como “peligroso”. Irán ha sido el principal asunto de la primera visita del secretario de Defensa estadounidense Lloyd Austin en un país en una crisis política sin precedentes que ha paralizado el Gobierno. El gabinete de seguridad no se ha reunido desde febrero y lo hará solo el próximo domingo a raíz de la tensión con la República Islámica. A diferencia de Netanyahu, su rival y ministro de Defensa, Benny Gantz, sugiere no enfrentarse con EE.UU y mantener un diálogo íntimo para mejorar el acuerdo nuclear.

¿Qué pasó en Natanz? Al principio, se habló de un ciberataque pese a que Irán consolidó sus defensas hace más de diez años a raíz de la operación “Juegos Olímpicos” en la que EE.UU e Israel crearon el gusano Stuxnet y lo alojaron en los ordenadores de Natanz paralizando un tercio de las centrifugadoras de enriquecimiento de uranio. Pero toma fuerza la opción de que alguien provocara «una gran explosión» en las profundidades de la central. “El daño es mucho más significativo de lo que los iraníes creían inicialmente”, aseguran en la comunidad de Inteligencia sobre una misión que requiere mucho tiempo de preparación.

El sabotaje al sistema eléctrico, que no causó víctimas, puede retrasar «al menos nueve meses» la producción en Natanz según fuentes de Inteligencia estadounidenses e israelíes citadas por el New York Times que apuntan el “papel” de Israel en la “operación encubierta”. “Es un severo golpe a la capacidad de Irán de enriquecer uranio”, estiman de un plan que Teherán reitera tiene fines civiles y pacíficos.

En Israel hay consenso a favor de actuar en la sombra para evitar un Irán nuclear visto como “amenaza existencial” debido a las promesas de sus líderes  de “hacer desaparecer el ente sionista”. La polémica gira en torno a la decisión de filtrar o insinuar operaciones secretas. Tras negarse a comentar acciones contra el plan nuclear o en la guerra marítima con Irán que reflota estas semanas, Gantz pide una investigación sobre “las escandalosas y peligrosas filtraciones” e insinúa que podrían proceder del entorno de Netanyahu. El ex jefe del Mosad, Danny Yatom, avisa que “las filtraciones golpean la capacidad de futuras acciones y arrinconan a Irán obligándole quizá a responder”.

Una de las principales razones por las que Israel no reivindicó en 2007 el bombardeo contra el incipiente reactor nuclear sirio fue permitir al presidente Bashar Asad no tener la obligación de reaccionar.  Este ataque fue posible gracias a un comando del Mosad, que incluía a tres mujeres, que extrajo material secreto en la habitación de un hotel en Viena donde se hospedaba el jefe de la Agencia de Energía Atómica siria, Ibrahim Othman. La revelación sorprendió al Mosad que estaba volcado en Irán. Su jefe Meir Dagan unificó los recursos de todos los organismos de seguridad para liderar la misión contra científicos y centrales nucleares y la cadena de suministro para hacerse con centrifugadoras en Irán.

La especulación en las redes sobre el número de iraníes relacionados con el plan nuclear que colaboran con el Mosad no es solo ironía sino reflejo del profundo nivel de su penetración en Irán. Y también que emisarios del Mosad en Natanz o Teherán no necesariamente tienen que ser israelíes.

Los organismos de seguridad se preparan para represalias iraníes contra Israel como se cree ocurrió el pasado 29 de enero con la explosión de baja intensidad cerca de la embajada israelí en Nueva Delhi. El Mosad y el servicio secreto interno denunciaron este lunes que la Inteligencia iraní ha intentado “seducir” bajo identidades falsas en las redes sociales a israelíes a citas en el extranjero para secuestrarles.

La guerra aérea, marítima, cibernética y en la sombra entre Israel e Irán no ha empezado sino que continúa.

 

 
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