Si del mundo dependiera, hace rato que no habría judíos en esta bendita y a la par terrible tierra de Dios. Cada cierto tiempo se intenta, sobre todo en Occidente, liberarse de ellos, desprestigiarlos, castigarlos como sea. Es una vieja y desgraciada historia. Pero, incluso ante la peligrosa reyerta entre árabes e israelíes en las ciudades mixtas del país, estoy seguro de que encontraremos la solución y volverá la convivencia. No se librarán de nosotros. Si no, y a la larga, la solución deberá ser, mal que nos pese, la que insinuó el general Rehavam Zeevi hace años. Es decir ¡el transfer, la transferencia a Jordania de todos aquellos que no quieran vivir con los judíos en la tierra de los judíos! Mi admirado general y pensador fue asesinado en Jerusalén, triste final para uno guibor ha-am, un héroe del pueblo. Desde luego que tampoco es la solución, pero¿ qué otra cosa nos espera si no lo hacemos, al menos en número suficiente como para amedrantar al resto? Hay que transformar Jordania en la Palestina que quieren y punto. Me pregunto si cuando eso suceda los líderes árabes del resto del mundo saldrán en defensa del enanito rey y de su familia, un bocazas donde los haya. Gaza entera no quedaría mal en el desierto jordano. Ya hay muchísimos palestinos allí y están soñando llegar a Israel con el cuchillo de los sacrificios.
China es experta en transferir gentes, y muchas otras civilizaciones hicieron lo mismo. Claro que alguno dirá que es cosa del pasado. Que hoy en día, ¡en el siglo XXI, muchos dicen el número como si fuera mágico, un período en el que sólo puedan ocurrir maravillas! Que hoy en día un país quiera liberarse de lo que le incordia parece fuera de lugar. En realidad lo que está fuera de lugar es que Europa, que tiene a Hamás por organización criminal, no diga más que cosas tibias sobre el conflicto, ignorando que tiene millones de musulmanes acechando en su interior, ignorando que quienes se manifiestan a favor de los palestinos son los mismos que alborotan en los banlieux, los mismos que se dedican al trapicheo de drogas y la propagación del fundamentalismo islámico en las malolientes cárceles francesas. Tras el cese de fuego en Israel, convenientemente heridos de muerte Hamás y la Jihad, habrá que pensar alguna táctica nueva para que no vuelvan a lanzarnos su veneno. Un plan debidamente meditado y que vaya más allá del cierre de los pasos fronterizos y las escaramuzas.
Los vecinos y enemigos nos miran y hacen cálculos, no podemos evitarlo. Pero la lección actual de muerte y destrucción también es para ellos. Incluso Irán, de quien ya está clara su participación indirecta en el conflicto, tiene mucho que perder si continúa instigando la revuelta. Biden se quedará solo en sus negociaciones con los ayatolás, ya que el congreso norteamericano está virando rápidamente hacia la defensa de su aliado más firme en el Oriente Medio. Entretanto, es una pena, la destrucción continúa y los ´´nobles periodistas´´ se quejan y alzan la voz por los ataques de Israel. Si te molestan las pulgas, suele decirse, aléjate de los perros. Aléjate de aquellos que quieren aniquilarnos a todo costo. Corta por lo sano con los enemigos de la Humanidad. Erdogan, naturalmente, cree que los enemigos somos nosotros los judíos y nos señala con un dedo, ¡pero los otros nueve podrían apuntar a los verdaderos carniceros, que él también conoce! Estamos, nunca mejor dicho, ante una prueba de fuego. Que prevalezca al fin la verdad.
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