El pasado 18 de junio, se realizaron elecciones en Irán y tal como se venía anunciando, el conservador Ebrahim Raisi resultó electo presidente y con ello se pone fin a la ficción que intentó mostrar a anteriores presidentes iraníes como “moderados”, cuando en realidad el verdadero control en Irán se centra en el líder supremo religioso. Sin duda, Raisi fue el candidato de Jamenei, quien para estos comicios no dejó nada a la casualidad, así el Consejo de Guardianes descartó a cualquiera que pudiera opacar al elegido del poder clerical.
Se conoce el papel de Raisi en las masacres de miles de presos políticos en 1988, lo cual, probablemente, perjudicará la posición global de Irán. Geoffrey Robertson, ex juez de apelación de la ONU, señaló: “Ahora tenemos a un criminal internacional como presidente”. Robertson, que ha efectuado una amplia investigación sobre las masacres de 1988, añadió que Raisi y sus secuaces del Departamento de Justicia enviaron a los prisioneros a la muerte en “dos oleadas”; una, de sus antiguos aliados del Muyahidín-e Jalq (MEK) y la segunda, de comunistas y ateos, ejecutados por oponerse al estado teocrático.
Proveniente de los “tribunales revolucionarios”, en 1985, Raisi fue nombrado fiscal adjunto de Teherán. De 2004 a 2014, fue vicepresidente del Tribunal Supremo. Al morir Jomeini, Jamenei llegó al poder y lo designó como máximo fiscal provincial de Teherán. En 2019, Jamenei ascendió a Raisi a presidente del Tribunal Supremo.
Además, resulta conocido que Irán está detrás de las campañas de desinformación, odio e incitación antisemita en el mundo. En 2016, Raisi fue nombrado por Jamenei para dirigir la Fundación Astan Quds Razavi, desde donde supervisó la producción de un documental de 50 episodios a fin de promover el libelo antisemita Los Protocolos de los Sabios de Sión, la falsificación de los servicios secretos rusos, como parte de una empresa sostenida para demonizar al pueblo judío.
En 2019, la administración Trump le impuso sanciones por violación a los derechos humanos y cabe preguntarnos cómo EEUU, Gran Bretaña, Francia y Alemania podrán negociar un nuevo acuerdo nuclear con un país gobernado por quien ha cometido crímenes de lesa humanidad. ¿Podrán confiar en este asesino conocido como “el verdugo de Teherán”?
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