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| viernes marzo 29, 2024

Tristes recuerdos de secuestro y asesinato, al cumplirse 15 años de la segunda guerra en Líbano

Fotos: Avi Ohayon, GPO


El 12 de julio del 2006, cientos  de misiles Katyusha disparados desde territorio libanès, hacían blanco directo en numerosas localidades civiles israelìes aledaños a la frontera con Lìbano. Eran parte de la ofensiva lanzada por Hizbala, pero también una táctica destinada a intentar confundir y ocultar lo principal: un ataque que la organización chiita pro iraní estaba lanzando contra una patrulla del ejército israelí, que recorría su lado de la frontera.

En el ataque, fueron muertos dos soldados, otros resultaron heridos y otros dos fueron secuestrados y llevados a Lìbano: Udi Goldwasser y Eldad Regev.Tiempo después, en base a los hallazgos en los restos del vehículo militar y a su detallado análisis, se informó que lo más probable era que hayan muerto en el momento de los disparos y la detonación de cargas explosivas a su paso.

Recièn al concretarse la transacción entre Hizbala e Israel en julio del 2008, , en cuyo marco fue excarcelado, entre otros, el terrorista Samir Kuntar (que había asesinado a un israelí y sus dos pequeños hijos  en la costa de Naharia años antes) , se supo la información exacta. Ni siquiera hubo un comunicado ordenado de Hizbala, que hasta último momento mantuvo en vilo a Israel y las familias de los secuestrados.”Ya lo sabrán”, decían.Y se supo, cuando dos años después del secuestro, al abrirse el vehículo de la Cruz Roja, fueron sacados de su interior dos féretros negros. Uno con los restos de Udi.El otro, con los restos de Eldad.

En el pasaje fronterizo Rosh Hanikra. El intercambio con Hezbola fue a través de la Cruz Roja internacional

Miki, la madre de Udi, su esposo Shlomo y su nuera, Karnit, que alcanzò a estar casada con Udi tan solo diez meses, se convirtieron en símbolos. Muy especialmente, las dos mujeres, cada una con su estilo.Lo único en lo que no habìa diferencias, era en el profundo amor que profesaban hacia Udi,. Como madre una, como esposa la otra.

Miki y Shlomo Goldwasser, los padres de Ehud (Udi) (z»l), en su funeral. Adelante, Karnit, la viuda de Udi. (GPO)

 

Pocos días después del secuestro, las entrevistamos a ambas en la casa de los padres de Karnit. Recordamos con lestremecimiento las palabras de nostalgia y esperanza. Miki se decía segura de que Udi volvería. Como madre, no podía concebir otra opción.

A lo largo de los años estuvimos en contacto con ella en distintas oportunidades. Siempre nos dio la sensación de que seguía luchando, aunque ya tenía claro que a su hijo ya no lo podría recuperar.

 

Recordemos que dos semanas y media antes del estallido de la guerra, secuestro y asesinato de Ehud Goldwasser y Eldad Regev-el 12 de julio del 2006- , en otro frente, en la frontera con Gaza, había sido secuestrado el 25 de junio  Guilad Shalit por terroristas de Hamas que salieron de un túnel cavado desde la Franja vecina irrumpiendo a territorio soberano de Israel en Kerem Shalom.  Miki Goldwasser participó en la lucha por su liberación, que seconcretó cinco años y medio después.

“Es un escape.La acción, hacer cosas, es lo mejor”, nos dijo cuatro años después del secuestro.  “Así no me dejo caer. Lo más fácil seria entrar a la cama y decir que no salgo, dejarme hundir.Además este es el legado de Udi.No hay mejor forma de perpetuar su memoria que estar activa y hacer cosas que aporten a los demás. Pero estar activa también es mi ancla, mi salvación”.

Le preguntamos por qué se sumó a la lucha por Guilad Shalit. “Confio que la mayor parte del pueblo es cuerdo y comprende que más allá de las pérdidas personales, hay un estado que debe seguir adelante.Y ahora parecería que muchísima gente considera que ciertos valores y la preservación del Estado están por sobre otras cosas. Eso significa  también pagar precios muy altos con los que el Estado puede lidiar…”. El tema era, evidentemente, la discusión sobre la excarcelación de terroristas asesinos, para recuperar a Guilad, vivo.

Preguntamos en su momento a Miki si cree que sería posible llegar a la paz. Hablábamos más que nada de los palestinos, aunque los asesinos de su hijo habían sido los chiitas pro iraníes de Hezbola.

 

“ No creo que haya paz. Pero si no hay beligerancia y cada uno puede vivir tranquilo, eso me bastaría, que podamos estar unos junto a otros en paz, aunque no haya acuerdos. Yo creo que también el palestino promedio, lo que quiere, es vivir en paz, tranquilo. Israel no tiene más remedio , dado que está en el centro de Medio Oriente, que actuar de modo que imponga una fuerte capacidad de disuasión.Solo asi podrá haber paz”.

“¿Cómo se combina el recuerdo con las fuerzas para seguir adelante?”, preguntamos.

“ Hacer cosas es, como ya dije, mi salvación. Eso ocupa la mayor parte de mi tiempo y mis pensamientos.Tengo a mis otros dos hijos, a los que me entrego plenamente. Ya dijimos que la vida es muy fuerte y continúa. Y al mismo tiempo, se vive con un agujero negro, siempre”.

Y agrega, recordando a su hijo asesinado: “Fue una experiencia hermosísima recibirlo, criarlo, estar a su lado, recibir tanto de él. Era una persona extraordinaria. Recuerdo todo..absolutamente todo”.

Semanariohebreojai

 
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