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| viernes diciembre 13, 2024

AMIA- 27 Años. Morir En Buenos Aires


IMPUNIDAD, COMPLICIDAD Y FALTA DE JUSTICIA.

Eran las 9.53 del lunes 18 de Julio de 1994 y una explosión derrumbó el edificio de la AMIA   (Asociación Mutual Israelita Argentina) de la calle Pasteur 633 en la Ciudad de Buenos Aires. Esa explosión se llevó la vida de 85 personas judías y no judías , centenares de heridos y se constituyó en el peor atentado terrorista que sufrió la República Argentina. Además marcó un antes y un después en la República Argentina y me atrevería también a decir que no solo en Argentina. El 17/3/1992 otra explosión había volado la Embajada de Israel en la República Argentina, causando 29 muertos y decenas de heridos como un preanuncio que el terrorismo islámico se había presentado oficialmente en Argentina.

Uno trata de entender las razones de los terroristas y porqué ellos hacen lo único que saben hacer desde su profunda maldad, pero ello es imposible, porque ellos lo único que hacen es DARLE VIDA A LA MUERTE.

Es imposible encontrar palabras al horror, a la muerte y a la maldad porque estos impulsos viven  en el alma de los terroristas y no en las personas que luchan por la vida y un mundo mejor.

 

No se puede entender qué sentido tiene la muerte, porque solo la vida tiene sentido (al decir de Elie Wiesel). Pero aún más difícil de entender es ¿porque la justicia no pudo llegar como una reparación a la sociedad argentina, los familiares y sobrevivientes?

El Gobierno Argentino, creó en Setiembre del año 2004 la Unidad Fiscal Amia Amia (UFI),para intervenir en la investigación del atentado a la mutual judía  y dicha unidad fiscal estableció textualmente:

“Las principales hipótesis de la UFI AMIA fueron definidas en los dictámines de los años 2006 y 2009 y a partir del fallo de la  Corte Suprema de Justicia de la Nación que ordenò que Carlos Telleldín enfrente un nuevo juicio oral. En estos documentos se afirma que el 14/7/1993, un grupo de altos funcionarios de la República Islámica de Irán se reunieron en la ciudad iraní de Mashad, con los miembros de su delegación diplomática en Buenos Aires, Mohsen Rabbani y Ahmad  Reza Asgahri, para una sesión del denominado Comité de Asuntos Especiales y a instancias de la Oficina de Seguridad e Inteligencia Iraní, resolvieron ordenar un atentado contra la Sede de la Amia e intervinieron en su ejecución y planificación por miembros de la organización terrorista Hezbollah, con la participación de ciudadanos argentinos”.

Pasaron 27 años, pasaron jueces, pasaron fiscales y el fiscal Alberto Nisman fue asesinado en su departamento del barrio de Puerto Madero en la Ciudad de Buenos Aires, unas horas antes de presentar pruebas de una  denuncia que implicaría a funcionarios y miembros del  Gobierno Argentino  por la firma de  un pútrido Memorándum de Entendimiento entre la República Argentina y  la República Islámica de Irán. Este Memorándum de Entendimiento  pretendía dar un salvoconducto y pasar al olvido a los terroristas ideológicos que habían planificado dicha masacre. Lo increíble del caso es que este Memorándum de Entendimiento con Irán contravenía todo el cuerpo normativo penal de la República Argentina y aún así fue firmado y votado por el Congreso Argentino. Todo un circo de horror, impunidad y complicidad.

El Memorándum de Entendimiento con Irán fue firmado el 27/1/2013 en  Addis Abeba, capital de Etiopía entre los Ministros de Asuntos Exteriores de Irán Alí Akbar Salehi y el Canciller argentino Héctor Timerman. Es un texto de 3 páginas y 9 puntos, sancionado por el Congreso Argentino por la ley 26.843  el 27/2/2013 y promulgada el 28/2/2013 y luego fue dejado sin efecto por la justicia argentina.

El fiscal Alberto Nisman luego de sus investigaciones  efectuó una denuncia  el 14/1/2015  que demostraría cuáles habrían sido  los objetivos del Memorándum de Entendimiento entre Argentina e Irán y cuales habrían sido también los responsables involucrados en dicho atentado . La denuncia no pudo finalmente plasmarse ante el Congreso Argentino,  porque el fiscal Alberto Nisman fue  asesinado el 18/1/2015.  Todo un verdadero horror  que permitió que  la impunidad , la complicidad y la falta de justicia garanticen no llevar ante la Justicia Argentina a todos los que estuvieron implicados en dicha masacre, ya sea los ideólogos,  los que ejecutaron la explosión o los que formaron parte de lo que se llamo la “CONEXIÓN LOCAL”. Evidentemente  parte del Estado Argentino fue la conexión local, ya que no puede entenderse de otra manera todo lo que hizo el Gobierno Argentino con dilaciones interminables,  para que no se investigue adecuadamente y se lleve a los culpables a juicio.

 

La Torah (Antiguo Testamento) dice: JUSTICIA, JUSTICIA PERSEGUIRÁS (TZEDEK, TZEDEK, TIRDOF), indicándonos que la justicia no llega sola, hay que perseguirla, luchar por ella con todas sus fuerzas no importa el tiempo que demore en conseguirse.

 

Muchos dijeron que el atentado era dirigido a la Comunidad Judía y no a la República Argentina, tratando de justificar y hacer catarsis con ese horror. Si bien el blanco de la bomba fue la Comunidad Judía, esas esquirlas hirieron irreparablemente a toda la sociedad argentina. También hasta que no se esclarezca definitiva y totalmente dicho atentado a la AMIA, la República Argentina no será una República sino una farsa. Esas personas que murieron en la explosión eran en su mayoría judías, pero no fallecieron únicamente judíos. El color de la sangre de la bomba nos igualó a todos demostrando que frente a la muerte ya no había ciudadanos de primera y de segunda, y el horror y la muerte democratizó a toda la sociedad.

 

El escritor Eliahu Toker ,de Bendita Memoria, escribió que “la memoria de una comunidad, no sólo está hecha de fotos, testimonios y documentos, libros y obras de arte, está integrada también por lugares testigo, por paredes impregnadas de gente y de hechos, por ámbitos irreemplazables donde el recuerdo y la imaginación pueden evocar trozos de historia viva”. “Sus nombres y sus rostros”, Editorial Milà, AMIA, 1995.

 

Por eso, voy a seguir marchando y escribiendo, porque mi marcha es escribir, para otros será recordar, para algunos solo una noticia más, pero sobre todo sigo marchando y escribiendo para exigir justicia. Seguiré marchando y escribiendo a mi manera, porque no voy a permitir que la indiferencia de muchos cambien mi rostro.

 

Marchar , escribir y exigir es no permitir que el olvido y la indiferencia  le den una segunda muerte a todas las víctimas.

 

Marchar y escribir,  también es  mi manera de rezar.

 

Dr. Alberto Ruskolekier

Periodista-Escritor-Analista Internacional

Buenos Aires, Julio de 2021

 
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