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| jueves abril 25, 2024

La Unión Europea y el carnicero de Teherán


La Unión Europea se ha convertido en un mastodonte burocrático manso con aquellos contra los que sus miembros se supone se unieron e implacable con sus propios ciudadanos y (algunos de) sus Estados.

Hace poco circulaba por Twitter un meme al respecto. A un lado de la pantalla partida habían puesto a ese perrazo intimidante tan popular; acompañaba a la imagen esta cita aproximada: has criado pollos en jaulas un centímetro más pequeñas de lo que manda la normativa: te voy a cerrar la granja. Y en la otra mitad, junto al perrito inofensivo que se le opone, se esbozaba uno de los deeply concerned con que Bruselas despacha los peores agravios, agresiones y masacres.

Lo que de la UE dice el meme lo decía mi abuela, en nuestro valenciano del Maestrazgo, con otras palabras: pollastre [gallo] a casa, i fora [fuera] gallina banyà [mojada].

Ya hemos asumido que, pese a todo el aparataje burocrático del que se ha dotado, la Unión Europea es un club inoperante a la hora de resolver cualquier crisis. Su papel en el mundo parece ser eminentemente simbólico. Por eso esperaríamos algo más de esmero a la hora de cubrir el expediente en lo simbólico.

Nadie espera que sea de la UE de donde venga la presión al régimen castrista para que deje de detener, torturar y matar y entregue el poder. Pero al menos podría no haber tardado tantísimo en expresar su “preocupación” (deeply concerned!) por la represión en Cuba.

Un poco más de celeridad en la reacción no cambiaría nada para los cubanos. Pero, teniendo en cuenta la simpatía casi incondicional con que cuenta la UE en muchos medios, le ayudaría a no seguir perdiendo crédito a espuertas.

La gran potencia en el orden de lo simbólico ha defraudado en su especialidad en muchísimas otras ocasiones.

El fiasco más gráfico de los últimos tuvo lugar en abril, cuando la presidenta Von der Leyen fue a Turquía a pagarle la soldada a Erdogan (a cambio de que no nos suelte una avalancha de inmigrantes). Recordará el lector cómo el dictador turco la mandó a sentarse en un sofá lateral como si fuera una traductora, mientras el otro silloncito de hombre importante se lo ofrecía al presidente del Consejo Europeo, el varón Charles Michel.

La señora presidenta está todo el año dándonos la tabarra con los micromachismos, pero en el palacio presidencial de Ankara tragó con el macromachismo del anfitrión y se sentó obediente en el margen. Días después, y en una muestra inadvertida de pensamiento patriarcal, sus edecanes en el Parlamento Europeo quisieron cargarle el muerto a Michel. Como ella era una dama indefensa, vinieron a decir los eurodiputados, el varón debió haber salido en su defensa en vez de sentarse repantigado como si estuviera en una tasca.

Un argumento kurioso, con la que se usa para exponer hipocresías progres en Twitter, para tan devotos abogados de la mujer empoderada.

Pero volvamos a lo importante. La Unión Europea ha vuelto a cubrirse de gloria, esta vez enviando a un alto representante diplomático de la Comisión (el español Enrique Mora, director político del Servicio Europeo de Acción Exterior) al acto de investidura del carnicero de Teherán.

El nuevo presidente de la teocracia islámica de Irán, Ebrahim Raisi, no es sólo un clérigo ultraconservador cuya manera de ver el mundo choca de manera frontal con la que dicen promover las instituciones europeas. Raisi le debe su apodo de carnicero a su papel en la represión de las protestas de 1988. Como fiscal y después alto magistrado de la República Islámica, Raisi es responsable de más de 30.000 ejecuciones.

Por si no fuera suficiente, la llegada al poder de este firme defensor de las ambiciones nucleares de Irán se produce en plena oleada de ataques iraníes contra barcos comerciales en el Mar Arábigo.

El pasado 30 de julio, un petrolero del magnate israelí Eyal Offer sufrió un ataque con drones mientras se alejaba de la costa de Omán. Los servicios secretos de Israel, Estados Unidos y el Reino Unido han atribuido el atentado a agentes iraníes. Dos marineros, uno británico y otro rumano, fueron asesinados en la emboscada. Horas después, hombres armados intentaron secuestrar un petrolero de bandera panameña en el Golfo de Omán. Fuentes de inteligencia marítima apuntaron a fuerzas controladas por Teherán como responsables del secuestro finalmente frustrado. Otros cincos barcos que navegaban en la informaron de otros incidentes sospechosos en el mismo espacio de tiempo.

La amenaza más grave procedente de Irán, es, sin embargo, su determinación de hacerse con la bomba nuclear. Un Irán nuclearizado supondría un peligro existencial para Israel, teniendo en cuenta que la teocracia islámica nunca ha escondido su aspiración de borrar de la faz de la Tierra a la entidad sionista. Desechar estos mensajes como mera retórica es no haber aprendido nada del Holocausto y el siglo XX europeo.

Que Irán se haga con la bomba haría también más difícil tomar represalias contra sus actos de terrorismo internacional. Como se ha visto en la serie de ataques marítimos, sus actividades criminales no afectan sólo a Israel y a las dictaduras de orden que dan estabilidad a Oriente Medio, sino a los países occidentales, aunque sus Gobiernos parezcan creerse inmunes a la vocación desestabilizadora de Teherán.

¿Hay que preocuparse por los progresos de los ayatolás para conseguir armamento atómico? Los israelíes dicen que mucho. Y a los israelíes les va, literalmente, la vida en ello. “Irán está a solo 10 semanas de desarrollar materiales de calidad armamentística que se necesitan para un arma nuclear”, advirtió el pasado jueves el ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz. “Las palabras no son suficientes”, dijo; y agregó: “Es el momento de pasar a la acción diplomática, económica e incluso militar”.

Y mientras los ayatolás avanzan en su sueño atómico, la UE y el Estados Unidos de Biden se empeñan en no reconocer la gravedad de la situación, y siguen apostando por un acuerdo, supuestamente disuasorio, que siempre será papel mojado con un régimen que ha demostrado no respetar ningún compromiso.

¿Qué hacía un alto representante de la UE legitimando al carnicero Raisi, justo después de que esbirros de su régimen atacaran intereses occidentales en el mar, matando a dos ciudadanos de países europeos, uno de ellos de un país de la UE, y en plena carrera de Teherán hacia la bomba?

 
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