Foto Asia News
La presencia de EE.UU. en Afganistán comenzó en diciembre de 2001 con la derrota del gobierno Talibán lo que proporcionó la llegada al poder de Hamid Karzai, y terminó con el liderazgo de Ashraf Ghani, quien lideró hasta el pasado 15 de agosto del 2021.
Después de dos décadas Estados Unidos decidió iniciar su retirada durante el gobierno de Donald Trump, disminuyendo el número de soldados americanos de 13,000 a 8,600. Sin embargo, Biden parece seguir su política de una manera más drástica. Si bien Trump pensaba abandonar de manera escalada asegurando la tranquilidad de los civiles afganos, Biden por el contrario tomó la decisión de ir más rápido mostrando una falta de responsabilidad, lo cual dejó como resultado una mala imagen para el gobierno americano. La administración de Biden no mostró ningún síntoma de remordimiento, incluso siendo testigos al ver como los talibanes ya activaron su política amenazante dentro de la sociedad misma.
Siendo así, parecería ser que los talibanes traen una estrategia diferente a la que conocemos, sin salir de sus costumbres ni creencias radicales este grupo bien podría manejar su política como hicieron otros gobiernos del Medio Oriente al principio, endulzando los oídos de occidente, una estrategia que nunca falló mostrando una postura más “humilde”. El nuevo gobierno tendrá que mostrar actitudes más acorde con el mundo moderno que estará mirando con lupa cómo aplican sus conductas hacia los yihadistas y otros terroristas, las minorías étnicas y religiosas, el trato a las mujeres y el gobierno.
Era de esperar que como toda organización terrorista lo primero que hace es ocuparse de eliminar sus opositores, y no de la manera mas diplomática, se esperaba ver un escenario sangriento el cual nos recordaría las imágenes mas crueles de ISIS en Irak o el Sinaí, o un genocidio de la sociedad a plena luz del día, pero no fue así.
Los talibanes durante sus 20 años apartados del poder pudieron aprender observando la estrategia iraní. Esta estrategia se basa en saber jugar con estilo diplomático que refleja la cultura política de Occidente y a través de él concretar sus objetivos.
Por ejemplo, Irán convence a la prensa latinoamericana y a las guerrillas que juntos están luchando contra el imperialismo al mismo tiempo que introduce a sus terroristas que en parte ya vemos en el borde de México con Estados Unidos y hace creer a los movimientos comunistas o de influencia socialista como lo hizo con Chávez que luchan bajo la misma ideología, y hoy se sabe de campos de entrenamientos de Hezbolá que existen en Venezuela, ahora, pregunta ¿existe una cooperación entre el comunismo o el socialismo con el Islam? En si, las bases de sus ideologías podrían chocar, organizaciones como Hezbolá basan su ideología en la religión extrema hasta el punto de matar a sus oponentes considerándolos traidores por el solo hecho de no creer en la religión bajo los términos de su rama religiosa, en este caso si hablamos de Irán estamos hablando de los chiítas, entonces ¿Cómo puede la postura socialista/comunista que en su mayoría es atea y anti religiosa trabajar con una organización en la que su base ideológica es la religión?
Fácil, Irán dice lo que quieren escuchar, se adapta a otras ideologías o mejor dicho las estudia, y esto aunque parezca raro, lo está haciendo desde 1978 con el famoso discurso del Ayatollah Khomeini (que estaba en el exilio en París) en las Naciones Unidas donde habló de los derechos de la mujer y derechos sociales, recibió el aplauso de las grandes potencias mundiales y al año siguiente la Embajada Americana en Teherán sufrió la famosa «crisis de los rehenes» dando el paso a lo que fue el principio de la República Islámica de Irán que conocemos hoy y amenaza a Occidente con una bomba atómica, ni hablar de los derechos a la mujer que al parecer nunca existieron bajo ese gobierno.
En relación a Afganistán, los talibanes ya son conocidos y en su trayectoria tienen un historial de ataques terroristas que van más allá de sus fronteras, pero esta vez intentarán mostrar otra imagen para otorgar una sensación de seguridad ante los ojos del mundo.
A diferencia de lo que solíamos esperar, los talibanes están mostrando una política más dócil y menos amenazante con la intención de no preocupar a las potencias y así poder concretar sus objetivos. Esto no quiere decir que no sigan cometiendo atrocidades, aunque lo hagan de modo más discreto.
La estrategia talibana
El anhelo talibán de poder crear un gobierno bajo su mando despierta la preocupación internacional, y ante eso los talibanes comenzaron una serie de reuniones con miembros del gobierno anterior pertenecientes a Ashraf Ghani -el presidente depuesto- y por ende políticos de la oposición.
Esta actitud reflejaría que hoy están dispuestos a un diálogo más diplomático que les facilite su paso al poder, y lo mismo se ve en relación a las mujeres, invitándoles a unirse a un gobierno que aún no se ha formado, declarando una amnistía para las personas empleadas por el gobierno anterior, los EE. UU. y otras fuerzas extranjeras, y tomando medidas enérgicas contra los delincuentes que operan dentro de su organización.
Mientras tanto, el grupo aún tiene que delinear cómo será su gobierno y quiénes pueden ser parte de él. Existen varios escenarios. Entre ellos, el nombramiento de miembros de los talibanes que provienen de minorías étnicas y religiosas o elementos no talibanes invitados a entregar sus armas y unirse al gobierno en los términos de los talibanes, incluido el establecimiento de un emirato islámico.
Actividad terrorista
Hasta el momento el informe de las Naciones Unidas advirtió que al-Qaeda «está presente en al menos 15 provincias afganas» y que su filial en el subcontinente indio «opera bajo la protección de los talibanes desde las provincias de Kandahar, Helmand y Nimruz».
El Talibán y su relación con el terrorismo hoy es un poco controvertida, ya que en su trayectoria este movimiento afgano mostró públicamente su apoyo al terror con la diferencia que ahora saben que tendrán que cuidar mucho su cooperación con al-Qaeda y otras organizaciones, no como durante el 2001 donde su lealtad a esta organización les llevó incluso a rechazar la presión de Estados Unidos y Arabia Saudita para entregar a Osama bin Laden sin importar el costo.
Hoy, tendrán que ser mas cuidadosos en sus relaciones con el terrorismo, no sea cosa que les pase factura como paso en ese catastrófico 2001 donde el mostrar públicamente su amparo a al-Qaeda les costó el poder.
Su actitud ante este asunto de momento según los últimos diálogos entre los talibanes y las fuerzas americanas, afirman que los talibanes prometieron no lanzar ataques terroristas desde territorio afgano bajo su control, ni se permitiría que combatientes extranjeros operaran allí. Los talibanes se comprometieron además a evitar que al-Qaeda y otros grupos terroristas como ISIS recluten, entrenen y recauden fondos en suelo afgano, también algunos analistas indican que podrían utilizar los posibles enfrentamientos futuros entre los dos grupos como prueba de que están impidiendo que los terroristas operen dentro de Afganistán, sumemos a esto tener cuenta que el único fusilamiento del cual se habla hasta la fecha desde la vuelta del Talibán, fue el del fusilamiento del ex jefe del ISIS en el sur de Asia Abu Omar Khorasani, que con la llegada de los talibanes al poder Khorasani fue sacado de la prisión Pul-i-Charkhi de Kabul y fusilado sin ceremonias.
Sin embargo esto no debería conformar a la comunidad internacional, y difícilmente se cree que en un futuro próximo cumplan con la promesa. Si bien esto los compromete a no activar físicamente sus redes de terror, debemos tener en cuenta que la influencia que este sigue teniendo sobre la sociedad no es menos importante, ya que seguramente deben estar colocando sus células terroristas a través de la opinión pública, por ejemplo, dos terroristas del ISIS asistieron a las oraciones en la mezquita Abdul Rahman de la capital, estos dos hombres eran ex presos liberados de una prisión afgana en el aeródromo de Bagram. El líder de oración talibán recién instalado en la mezquita elogió a los yihadistas por ayudar a establecer un gobierno islámico en Afganistán, ¿Entonces?….
La conducta del nuevo gobierno americano liderado por Biden la cual se concentra más en ver cómo salir de territorio afgano sin otorgar seguridad a sus civiles y aliados que, al asegurarse de que ISIS o al Qaeda no se fortalezcan, les da a los talibanes la tranquilidad de operar sin presión de nadie. Esto nos da a entender que existe el peligro que por más que muestren o prometan no asociarse al terror podrían lograr restaurar parcialmente sus antiguas políticas regionales una vez más. La conducta de Occidente logrará que al-Qaeda e ISIS reconstruyan rápidamente sus redes en Afganistán.
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