Abbas con la palabra NO. Facebook
La reunión entre el presidente Mahmoud Abbas y los ministros de Meretz, Nitzan Horowitz e Iswai Frej, el domingo en Ramallah fue, como se esperaba, recibida con indignación por parte de la derecha de Israel.
También les sirvió como otra oportunidad para atacar al primer ministro Naftali Bennett y otros conservadores de su gobierno.
Según varios medios de comunicación, Gantz le dijo al líder palestino que él personalmente apoya la solución de dos Estados e incluso le dio la grandiosa seguridad de que «quiere ser el nuevo [Yitzhak] Rabin»
Pero en todo caso, tal vez sea hora de que la izquierda de Israel comience a repensar la peregrinación tradicional a la Mukataa (sede del gobierno palestino).
Si bien los dos líderes probablemente hablaron sobre la importancia de mantener la coordinación de seguridad entre Israel y la Autoridad Palestina y mejorar la relación que se estancó bajo el liderazgo de Benjamín Netanyahu, los informes de los medios sobre el encuentro muestran que fue mucho más que eso.
Según varios medios de comunicación, Gantz le dijo al líder palestino que él personalmente apoya la solución de dos Estados e incluso le dio la grandiosa seguridad de que «quiere ser el nuevo [Yitzhak] Rabin».
¿Qué se supone que debe hacer Abbas al respecto? ¿Cantar una canción alabando a Gantz y el comienzo de la llamada nueva era de paz?
Ambas reuniones deben analizarse desde otro ángulo. Es una oportunidad para mostrar que los funcionarios más moderados y de tendencia izquierdista del gobierno de coalición siguen siendo independientes en sus acciones.
Además, estas sesiones fotográficas disfrazadas de cumbres diplomáticas también legitiman un régimen muy problemático como el de Abbas. Es una administración con posibilidades inexistentes de llegar a un acuerdo con Israel, más aún bajo la idea tradicional de una solución de dos Estados.
Abbas ya no es el líder del pueblo palestino, y mucho menos su gobierno autónomo en Cisjordania.
Han pasado 16 años desde que la Autoridad Palestina celebró sus últimas elecciones y más de una década desde que venció el plazo constitucional para que Abbas renunciara a su cargo.
Las elecciones nacionales palestinas que debían tener lugar a principios de 2021 fueron canceladas y es muy poco probable que se reprogramen en el corto plazo.
¿Es la solución de dos Estados, que ha sido evaluada y criticada más que nunca en los últimos años, una opción viable?
También han pasado cuatro meses desde el espantoso asesinato del crítico de la Autoridad Palestina Nizar Banat, quien murió mientras se encontraba bajo custodia de la policía palestina.
Inicialmente, las autoridades palestinas manifestaron que Banat había muerto por «causas naturales», pero pronto se descubrió que es bastante natural morir cuando varios policías te golpean brutalmente.
También se supo que un mes antes de su muerte, asaltantes armados y enmascarados dispararon contra su casa, una advertencia de lo que estaba por venir.
El incidente ha generado comparaciones con el asesinato en 2018 del periodista y activista saudí Jamal Khashoggi por agentes del gobierno de Riad, y demuestra una vez más no solo la falta de control de Abbas, sino también su profunda paranoia y temor por el futuro.
¿Es la solución de dos Estados, que ha sido evaluada y criticada más que nunca en los últimos años, una opción viable?
¿Abbas, un hombre de 85 años al que le importan poco los derechos humanos, es capaz de llevar al pueblo palestino al frente de una nueva realidad que examina conceptos básicos e inventa otros nuevos?
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