8 formas en que la pandemia afectó la salud mental de los adolescentes. Foto: Gerd Altmann/Pixabay
“Un año y medio de encierros intermitentes, cierres de escuelas y distanciamiento social atraparon a los adolescentes en un momento vulnerable de su desarrollo emocional”, afirmó la doctora Shelly Ben Harush Negari, especialista en medicina adolescente.
Para ella, muchos niños olvidaron o no tuvieron la oportunidad de aprender cómo comportarse fuera del hogar. Otros sufren graves consecuencias por la pérdida de tiempo de clase y socialización.
“En tiempos normales, los adolescentes comienzan a cambiar su foco de los padres a los amigos. El aspecto social es muy importante para su desarrollo y la creación de su propio punto de vista pero la pandemia (de COVID-19) los está desconectando de sus amigos”, le dijo Negari, directora del Centro de Medicina del Adolescente en el centro médico Shaare Zedek en Jerusalén y de una clínica de medicina para adolescentes en Jerusalén, a ISRAEL21c en Español.
¿Cómo afectaron los últimos 18 meses a los adolescentes? ¿Cómo los adultos pueden ayudarlos a avanzar mientras todos aprendemos a vivir con COVID-19 y otras pandemias futuras?
ISRAEL21c en Español también habló con la psicóloga clínica Batya Ludman, miembro de la Unidad de Psicotrauma y Respuesta a Crisis de United Hatzalah y de la junta asesora de Get Help Israel; el psicólogo clínico Stuart Chesner, director de la Academia de Israel para el Aprendizaje Social y Emocional (un centro de capacitación para maestros y padres); y la trabajadora social Adimika (Mika) Smith de Positive Health Counseling.
Los expertos identificaron muchos problemas que deben ser abordados pero enfatizaron en que no todos los adolescentes sufren los impactos negativos de la pandemia. De hecho, algunos se han beneficiado del tiempo extra con los padres.
Para Chesner, lo que ocurre es un típico caso en el que “los ricos se vuelven más ricos y los pobres más pobres”.
Para decirlo de otro modo, los niños con una familia estable, modelos positivos a seguir y la capacidad de aprender de forma remota e independiente se encuentran bien aunque estén varados en sus casas.
A su vez, los que están en la situación opuesta corren más riesgo que nunca.
Aun así, los inconvenientes relacionados con la pandemia pueden afectar a cualquier adolescente.
Estas son algunas de las áreas de preocupación de los expertos, que dieron ciertos consejos prácticos para los padres.
TRASTORNOS DE LA IMAGEN CORPORAL Y DE LA ALIMENTACIÓN
“Zoom creó una situación en la que los adolescentes siempre se miran a sí mismos (en la pantalla) en vez de a sus maestros y compañeros de clase. He recibido mensajes de niños que decían que tenían que verse mejor porque los demás los estaban mirando y que querían verse perfectos cuando regresaran a la escuela”, señaló Negari.
A veces, obsesionarse por la imagen corporal puede desencadenar trastornos alimentarios.
“Recibo llamadas diarias de maestros, padres y médicos sobre casos de bulimia y anorexia, y los programas de tratamiento están sobrepasados. Vemos estas patología a una edad más temprana y recibimos más solicitudes de terapias. Esto es quizás porque los padres están más en casa y ven lo que comen sus hijos”, indicó Negari.
Otros factores relacionados con la pandemia que pueden provocar trastornos alimentarios incluyen estar en casa todo el día con acceso constante a los alimentos y ciclos de sueño irregulares que distorsionan las sensaciones de hambre y saciedad.
Consejo: “Las comidas familiares son muy importantes. Incluso si los niños viven sin sus rutina habitual, comer juntos en familia es útil para prevenir los trastornos alimentarios”, aconsejó Negari.
HÁBITOS ANORMALES DEL SUEÑO
“Por lo general, cada uno tiene horarios de día y de noche pero ahora hay una revoltijo: los chicos duermen todo el día, miran Netflix y envían mensajes de texto con amigos durante toda la noche. El ciclo de sueño retrasado tiene una gran influencia en el estado de ánimo y las hormonas”, relató Negari.
Consejo: Si la escuela está cerrada, hay que hallar actividades durante el día que le interesen y estimulen a los hijos. Ludman: “Pueden encontrarse con un amigo e ir a comprar alimentos para alguien que está aislado. O probar nuevas recetas. Quizás crear videos. Hay que preguntarles qué creen que pueden hacer en lugar de estar sin hacer nada”.
MOTIVACIÓN DISMINUIDA
“Algunos niños, en especial aquellos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), tienen dificultades para mantener el interés durante esta época de incertidumbre y la falta de rutina y estructura en el hogar y la escuela. Una niña con la que conversaba por video durante el día estaba debajo de sus sábanas en pijama. Pude ver que su habitación estaba hecha un desastre. Entonces le dije: ‘Ey, tu escritorio se ve genial. ¿Me haces un recorrido por tu habitación’. Ella limpió rápidamente y luego se comprometió con eso”, recordó Ludman.
Consejo: “Tenemos que asegurarnos de que nuestros hijos estén pensando en el futuro y no reciban de nosotros el mensaje de que todo está perdido. Los cerebros de los adolescentes se están desarrollando y hay mucho que pueden hacer. Hay que animarlos a ser voluntarios, a que quieran sentir que son parte de algo y que están haciendo cosas”, explicó Negari.
MÁS ANSIEDAD
Negari remarcó que las cuarentenas son el “paraíso” para los adolescentes con ansiedad social pero que permanecer en sus zonas de confort no les da la oportunidad de practicar habilidades sociales, lo que aumenta su ansiedad existente cuando se encuentran en situaciones con otras personas.
Por otro lado, los adolescentes que prosperan con la compañía de sus amigos sienten ansiedad por no reunirse con ellos.
Otro desencadenante de ansiedad es la propia pandemia. “Vi niños con miedo de salir, temor de contagiarse de COVID-19 o de llevar el virus a su familia. Algunos tienen familiares enfermos y eso los asusta. Otros tienen condiciones médicas que los hacen sentir muy ansiosos por ir a la escuela y ver a sus amigos”, desarrolló Negari.
La especialista encontró que los niños tienen más probabilidades de sentirse ansiosos por no poder vacunarse que por hacerlo porque la vacunación les da más libertad para salir.
Aquellos en hogares inseguros pueden volverse desesperadamente ansiosos. “En una casa que funciona de forma normal, no es tan terrible estar en casa durante dos semanas. Cuando el hogar es peligroso, una quincena es muy estresante. En ese sentido hemos visto un aumento de la ansiedad, la depresión e incluso las autolesiones”, añadió Negari.
Consejo: Ludman sugirió animar a los niños a expresar sus sentimientos a través de la escritura, pintura o el baile. Muchos adolescentes están abiertos a aprender a realizar técnicas de respiración y relajación que les ayuden a autorregularse.
REALIDAD VIRTUAL
“Los padres tienen que limitar a los niños en las redes sociales y otras formas de tiempo frente a la pantalla. Las investigaciones muestran que cuando las personas miran una pantalla durante más de ocho horas, cambian sus ondas cerebrales. Tienen que hacer algo físico al aire libre para estimular sus cerebros y salir de sus pantallas”, afirmó Smith.
Un estudio realizado por las universidades Hebrea de Jerusalén, Haifa y Reichman (anteriormente el Centro Interdisciplinario) en Herzliya mostró que el 83 por ciento de los niños y adolescentes se volvieron adictos a las pantallas durante la pandemia.
Negari agregó que los adolescentes pueden exponerse a peligros cuando hacen conexiones con personas en el mundo virtual y los padres deben monitorear de cerca este tipo de actividad.
Consejo: Los padres deben inquirir sobre los encuentros virtuales de sus hijos. Smith: “No hay que temer hacerles preguntas. Es posible que se molesten pero las preguntas demuestran que se los ama e incluso que podrían salvarle la vida”.
MODELOS CUESTIONABLES
“El efecto principal sobre el bienestar emocional está relacionado con el aislamiento. Este puede ser perjudicial para cualquier persona pero especialmente para los adolescentes que luchan por consolidar su identidad y realmente dependen de modelos a seguir para hacerlo. Como resultado de estar tan aislados, los jóvenes fueron impedidos de interactuar con muchos modelos importantes como consejeros, maestros e incluso atletas”, expresó Chesner, que se especializa en adolescentes en riesgo.
Además, el experto dijo que los niños en circunstancias socioeconómicas más bajas tienden a tener menos modelos positivos a seguir en su esfera personal. “Si los modelos a seguir de la vida real no están disponibles, se retiran más a su mundo de fantasía, creando identificaciones con, por ejemplo, con un rapero gangsta, e internalizando valores que son improductivos y desconectados de ellos y de su mundo. Eso aumenta todos los factores de riesgo de cualquier tipo de mal resultado”, remarcó.
Consejo: Se debe hallar formas para que los modelos positivos a seguir estén presentes en el hogar de manera virtual. Chesner. “Si bien estamos acostumbrados a usar la tecnología digital para aumentar la eficiencia de nuestras interacciones, nunca pensamos en usarla para mejorar la intimidad de nuestras interacciones y ahora tenemos que resolverlo. Una idea es programar una reunión de Zoom con un modelo positivo a seguir. Tal vez un miembro de la familia, donde la reunión en sí es el objetivo”.
GESTIONAR LAS EXPECTATIVAS
Según Nagari, mientras los adultos piensan más en el futuro, los adolescentes se centran en el presente. Esto, indicó, debería afectar la forma en que los padres comunican las expectativas durante la pandemia.
“Decir que salir con amigos es peligroso porque podrían infectarse está demasiado lejos para ellos. Tratar de asustarlos sobre el futuro tampoco funciona porque ellos necesitan información de lo que se espera en las próximas dos semanas”, destacó Nagari.
Consejo: Se les debe decir a los adolescentes exactamente lo que uno espera con respecto al uso de las mascarillas, la higiene y el distanciamiento. “Un ejemplo: ‘Quiero que puedas jugar al futbol con tus amigos y para hacer eso debes hacer esto y aquello’”, sugirió. Por su parte, Ludman anima a los padres a recompensar el cumplimiento de las normas y ser coherentes con las consecuencias por romperlas.
BRECHA EN LA COMUNICACIÓN
Nagari contó que muchos adolescentes le dicen que filtran lo que les dicen a sus padres para que éstos no se preocupen. “Los padres pueden decirles a sus hijos: ‘Yo soy el adulto y soy responsable por ti. No te preocupes por mí, yo me encargaré’”, ejemplificó.
A su turno, Ludman indicó que está bien informarles si está pasando por un momento difícil. Y cuando los padres obtienen la ayuda que necesitan, eso les sirvo a los niños.
“Incluso en estos tiempos de incertidumbre, hay que comunicar el mensaje de que lo superarán juntos avanzando con positividad”, dijo.
Consejo: Programar charlas individuales semanales con cada hijo. Y dejarlos elegir adónde ir, aunque sea por solo una hora, y sentarse a escuchar lo que tengan que decir.
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