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| martes marzo 19, 2024

Banderas a media asta por orden del Presidente palestino, ridícula distorsión de la historia


El Presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas (Abu Mazen) publicó un decreto determinando que el 2 de noviembre, esta semana, aniversario de la Declaración Balfour, las banderas palestinas debe ser bajadas a media asta en todas las instituciones públicas, en señal de duelo y protesta.

El 2 de noviembre se cumplieron 104 años de dicho documento, considerado un eslabón diplomático clave en el camino hacia la creación de un hogar nacional judío en la tierra de Israel, lo que se llamaba Palestina , por aquella nefasta decisión del imperio Romano de cambiarle el nombre a Judea-la tierra de los judíos- para tomar venganza contra los judíos por su rebelión.

En la Declaración Balfour de 1917, el gobierno de Su Majestad, a través de Lord Balfour, se expresaba positivamente sobre la creación de un hogar nacional judío en Palestina, siempre y cuando no fuesen socavados los derechos de las minorías residentes en el lugar. Reiteramos: el nombre Palestina nada tenía que ver con lo que hoy se conoce como árabes palestinos, sino que había sido elegido por los romanos por los filisteos, antiguo pueblo del mar que había llegado a esas costas. No había “palestinos”, en su interpretación actual, en aquel entonces. Es más: el Islam ni había nacido y por ende ningún árabe había llegado de Arabia a las tierras en cuestión hoy tan en disputa.

 

El grupo Al Fatah, componente central de la Autoridad Palestina, exhortó a no olvidar esa declaración, porque fue “una promesa de parte de alguien que no es el dueño, a alguien que no tiene derecho”. Que Gran Bretaña no era el dueño, estamos de acuerdo. Fue sí poco después la potencia gobernante, previa aceptación de la diplomacia internacional. Lo absolutamente erróneo fue la otra parte, “alguien que no tiene derecho”.

Pero antes de desarrollar este último punto, una aclaración clave: Israel no nació por la Declaración Balfour. Claro que diplomáticamente fue un paso que no en vano se recuerda bien. Pero Israel nació porque tenía derecho a su tierra. El respaldo de la diplomacia internacional fue clave, claro que sí. Pero el derecho de fondo, milenario, no deriva de la declaración Balfour sino de la historia misma.

El pueblo judío había sido el único con independencia y soberanía en la tierra de Israel, en ese momento llamada Palestina. Nunca nadie había erigido en estos lares una entidad independiente. Sólo el pueblo judío en los tiempos de los reyes de Israel. Para todos los demás, fue una provincia alejada y no muy cuidada que digamos, de imperios que continuaron teniendo a su capital en otras latitudes.

Y cabe preguntar…cuando Al Fatah asegura que los judíos no tienen derecho…¿están pensando que ellos sí? Para quienes contestan automáticamente, guiados quizás por las noticias en las agencias internacionales, recordamos que nunca en la historia hubo un Estado palestino independiente. Israel no conquistó, en aquella guerra de autodefensa de 1967, ningún territorio de un Estado palestino, porque este simplemente no existía. Los conquistó de manos de Jordania, respondiendo a su ataque en la guerra de los Seis Días. La discusión sobre qué hacer, si no es mejor salir de allí para separarse de los palestinos, es otra, y más que válida. Pero aún quien desearía que el territorio se divida para que cada uno viva de su lado, no puede olvidar la historia. Y la narrativa palestina es una distorsión de la misma.

En un editorial en el periódico de la Autoridad Palestina, Al Hayat Al-Jadida, unos días antes del aniversario de la Declaración Balfour, el 28 de octubre último, se  presentó a Israel, tal cual hacen los palestinos, como “un proyecto sionista colonialista”.  Sería para reir, si no fuera para llorar, cuando uno sabe que había un reino judío en la tierra de Israel muchos siglos antes de que naza siquiera el Islam y los árabes comenzaran a avanzar desde la península arábiga hacia lo que es hoy Israel, recién en el siglo VII.

Volvamos al editorial citado: “Tras 104 años, el conflicto aún continúa, y no cesará hasta que esta promesa y sus consecuencias sean canceladas”.

Realmente, es difícil concebir en qué mundo viven quienes creen que esa frase tiene asidero alguno en la vida real. A la estupidez del “decreto presidencial palestino” de  bajar las banderas a media asta en el aniversario de la declaración Balfour, y a la iniciativa palestina de años atrás de demandar a Gran Bretaña por la misma, es imperioso responder con una aclaración tajante: las “consecuencias” de esa promesa no serán canceladas, porque Israel no dejará de existir. Y sería bueno que hagan un poco de introspección y comprendan que hoy todo sería diferente si los árabes hubiesen aceptado en distintas ocasiones los grandes programas de partición que les fueron ofrecidos, la mayoría de los cuales destinaban al Estado judío un territorio mucho menor del que recibió en 1947. Y si no hubiesen atacado en 1948, ese territorio del 47 no habría crecido. Y si no hubieran atacado en 1967, las fronteras serían las del 48, menores por cierto que las de hoy.

Pero claro….atacaron pensando que ganarían . Afortunadamente, no funcionó.

 

El problema es que fuera de estas discusiones-llamémosles “políticas”- hay otras que son más explícitamente aún, llamados a la violencia. Es parte de la continua incitación de la Autoridad Palestina contra Israel, que arriesga a los israelíes pero también envenena la mente de su gente.

El Mufti de Jerusalem, máxima autoridad religiosa de la Autoridad Palestina, prácticamente llamó directamente a secuestrar israelíes para recuperar a sus “héroes”, los terroristas presos en Israel. La demonización y la violencia verbal es continua y peligrosa.

Se miente, se distorsiona la historia y se quiere cambiar su curso.

Por enésima vez sentimos la necesidad de recordar: nos contamos entre quienes apoyan la idea de un Estado palestino soberano e independiente que viva en paz junto a Israel. En paz. O sea sin incitación, sin violencia, sin terrorismo. Esa es una condición. Creemos que no sólo los palestinos tienen derecho a ello-aunque desperdiciaron numerosas oportunidades porque les interesaba más perpetuar el conflicto con Israel que solucionarlo- sino que Israel precisa esa separación. Pero nunca, jamás, renunciando a la seguridad. Ni distorsionando la historia.

 
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