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| miércoles abril 24, 2024

Escalón a la infamia: La ONU discrimina


Hace menos de tres semanas, el 21 de noviembre, Eliyahu David Kay, de 26 años, quien emigró de Sudáfrica a Israel, fue asesinado cuando iba camino a su trabajo en la zona del Muro de los Lamentos por terroristas de Hamas, quienes con sus metralletas también hirieron a otras cuatro personas, dos de ellas, oficiales de la policía israelí. Kay era guía turístico de la Fundación Heritage y su trabajo era explicar la historia del Muro. En seis meses más planeaba casarse y seguir viviendo en la cuidad de Modi´in. Kay había sido estudiante de la Yeshivá Tomjai Tmimin antes de cumplir su servicio militar en 2018. El asesino de Kay tenía 42 años, se llamaba Fadi Abu Shkhaydam y pertenecía a la cúpula de Hamas. Cuatro días antes, un palestino residente en Jerusalén había apuñalado a dos policías israelíes en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Hace dos días, una palestina de Jerusalén apuñaló en la espalda a una joven señora israelí que llevaba a sus hijos pequeños a la escuela.

Por supuesto, Hamas celebró los ataques, felicitó a los asesinos, y por supuesto, a nadie en el mundo, y menos en ámbitos de presunta defensa de derechos humanos a nivel internacional, se le ocurrió condenar los hechos sangrientos. Si nunca lo hacen ¿por qué va a suceder ahora?

Pero esta vez, la ONU fue más lejos. Esta semana se conoció un informe discriminador y con profundo sentido racista y antisemita de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA por sus siglas en inglés). Esta Oficina con el nombre de “humanitaria” decidió discriminar a las víctimas israelíes del terrorismo según sean civiles propiamente dicho y “colonos”. Pero como el odio y lo que ello conlleva no tiene límites una vez que se lanza al ruedo, en esa clasificación copiada de la época del nazismo, decidieron incluir a David Kay como un “colono”, víctima de un enfrentamiento armado. Kay como ya dijimos vivía en Modi ´in, nada que ver con algún tipo de asentamiento. Y no se enfrentó con nadie: fue asesinado por un terrorista de Hamas con la cobardía que los caracteriza. La página web de esta infame Oficina de la ONU señala que desde 2008 han muerto a manos del terrorismo 294 israelíes. Y hace una sub definición que haría las delicias de Hitler y que seguramente hace las delicias de los Ayatolas, ya que publica que murieron 41 civiles,153 israelíes pertenecientes a fuerzas de seguridad y 100 “colonos”. Repugnante ¿verdad? Y más, proviniendo de donde llega y su publicación como si fuera algo serio y no, un agravio mayúsculo. Para ONU, cuando un policía israelí camina por la calle con su uniforme y es asesinado por la espalda por un terrorista, no es un ser humano civil común y corriente que está haciendo un trabajo, es otra cosa que hay que calificar distinto. Igual con los “colonos”. Por lo tanto, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU se afilia al terrorismo: Hamas es quien hace esas discriminaciones, y también Hizbollah, y en general, todas las organizaciones terroristas. Y la intención aviesa, esta vez ha quedado más clara que nunca: David Kay no era “colono”, por lo que o la ONU está justificando sus asesinatos por una seudo definición discriminadora, o considera que matar israelíes por parte del terrorismo no está tan mal.

Esta semana, el embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, envió una dura nota al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, tras conocerse lo que hace la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios del organismo mundial. “Desgraciadamente, no hay nivel más bajo en el que la ONU se haya hundido, y por eso me puse en contacto con el secretario general de la ONU y le exigí que se corrigiera inmediatamente. Le pedí que tratara personalmente con dureza a quienes hicieron esta distinción inmoral e ilegal”.

En su carta a Guterres, Erdan escribió: “Diferenciar entre distintos tipos de sangre es despreciable y se opone completamente al derecho internacional y a toda normalidad humana. En el derecho internacional no hay distinción entre diferentes tipos de ciudadanos, ni siquiera según su religión o sus creencias ideológicas”. Respecto a David Kay, Erdan señala: “El ‘error’ pone en duda la veracidad de toda la información de la oficina de la ONU y plantea preguntas difíciles sobre los motivos de la ONU. El sitio no sólo se equivoca en su comprensión del derecho internacional, sino que también distorsiona los hechos. El gobierno israelí no puede aceptar el abaratamiento o la falta de respeto por la vida de nuestros ciudadanos. Las vidas de todos los ciudadanos de Israel son igualmente importantes, y esperamos que la ONU trate todas las vidas humanas de la misma manera. Exigimos que se tomen medidas inmediatamente”.

El lenguaje diplomático de Israel es necesario y de orden, incluso ante hechos tan graves. Pero la ONU y sus agencias no se inmutan. La difamación a Kay y la discriminación de la Oficina ya mencionada contra los ciudadanos de Israel sigue impune, y sus autores saben que son inimputables porque están amparados por una maquinaria más grande, brutalmente discriminadora, que es la estructura internacional.

Hace una semana, la Asamblea General de la ONU aprobó por 129 a 11 y 31 abstenciones una resolución, repetida, inútil, grosera y sin valor vinculante, pero profundamente burda, por la cual vuelve a negar la conexión judía con el Monte del Templo. O sea, la ONU decide cambiar la historia tal como gustan hacer las dictaduras cuando pretenden hacerse pasar por democracias. La resolución se refiere al Monte del Templo únicamente por su nombre árabe, al-Haram al-Sharif, y con ello

niega de hecho la conexión tanto judía como cristiana con uno de los lugares más sagrados para las tres comunidades religiosas. Es un hecho histórico imposible de negar (salvo falsificando la historia) que el Monte del Templo es el sitio del Primer y Segundo Templo y es el lugar más sagrado del judaísmo.

Pero la distorsión empezó hace años en la UNESCO. Y esos polvos siguen trayendo lodos. Hace cinco años, el hoy Ministro de RREE de Israel Yair Lapid decía: “Israel ya explicó que no tenemos ninguna intención en cambiar el statu quo o dañar los derechos de los musulmanes. Yo soy miembro de la oposición en Israel, pero en este caso puedo dar fe que nuestro Gobierno dice la verdad y la cumple pese a las dificultades. Cuando jóvenes palestinos, alimentados por la incitación contra Israel, leen decisión de la Unesco se convencen de que las teorías conspirativas son ciertas. El siguiente paso es tomar un cuchillo, arma o cóctel molotov y llevar a cabo un ataque terrorista. Personas morirán. Inocentes que no han hecho nada malo morirán. Es lo que suele pasar cuando organizaciones irresponsables se meten en complejas y sensibles situaciones que no entienden”.

Y así es. Hoy la Oficina de la ONU que se llama Humanitaria, discrimina, la UNESCO no se retracta de sus actos de barbarie histórica, y el terrorismo se siente cómodo asesinando civiles israelíes, mientras Europa va reaccionando lentamente contra votaciones como la del viernes pasado aunque sin poder anularlas, porque entre otros, la mayoría de América Latina, dictaduras y democracias, para vergüenza de todos, siguen chapoteando en el barro.

 

 
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