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| martes abril 23, 2024

Veinte años antes del Holocausto, los pogromos asesinaron a 100,000 judíos y luego fueron olvidados


Judíos británicos marchando en protesta por los pogromos de 1918-1921

En Medio de la Europa Civilizada´ de Jeffrey Veidlinger, vuelve a visitar la brutal violencia en 1918-1921 que presagiaba un genocidio de los judíos de Europa, y que pronto fue eclipsada por él.

A principios de los años 1920, miles de niños judíos refugiados inundaron Moscú desde Ucrania, huyendo de una aterradora serie de pogromos. El legendario artista judío Marc Chagall recordaba dar lecciones de arte a algunos de los refugiados en un orfanato judío en las afueras de la capital soviética. Recordó las horribles atrocidades de las que hablaban -sus padres asesinados, sus hermanas violadas y asesinadas, y los propios niños perseguidos en el frío, desgastados y hambrientos.

A diferencia del Holocausto, esta ola más temprana de violencia antisemita ha sido en gran parte olvidada por la historia. Sin embargo, en ese momento, fue noticia de primera plana. Desde 1918 hasta 1921, más de 1,100 pogromos asesinaron a más de 100,000 judíos en un área que forma parte de la actual Ucrania. Esa violencia a gran escala generó temores de que seis millones de vidas judías en toda Europa estuvieran en peligro por el odio antisemita. Aquellos que hicieron predicciones tan espantosas incluyeron al escritor Anatole France; menos de 20 años después, estos temores se hicieron realidad.

La historia de estos fatídicos pogromos se narra en un nuevo libro, ¨En Medio de la Europa Civilizada: Los Pogromos de 1918-1921 y el Comienzo del Holocausto¨, por el profesor de historia y estudios judaicos de la Universidad de Michigan, Jeffrey Veidlinger.

¨Creo que en este momento no son bien conocidos en lo absoluto, principalmente porque han sido tan superados por el Holocausto¨, le dijo Veidlinger a The Times of Israel en una entrevista telefónica. ¨En el período de entreguerras, fueron bien conocidos. De alguna manera, parece que era todo sobre lo que todo el mundo escribía entonces¨.

Enraizado en un proyecto previo de investigación lingüística con judíos ancianos de habla yiddish en Ucrania, que le contaron a Veidlinger sobre sobrevivir a los pogromos, el libro lleva a los lectores de regreso a este perturbador momento en la historia, durante la Guerra Civil Rusa.

¨Es aterrador y espantoso¨, dijo Veidlinger. ¨Te cuesta escribir ese testimonio. Estoy seguro de que le pasa factura al lector…Fue difícil para mí oír, y probablemente difícil para ellos contar¨.

La frase del título proviene de los temores de France por el futuro de la judería europea. El poeta y periodista francés señaló que algunos de los pogromos ocurrieron al mismo tiempo que las conversaciones de paz en Versalles encargadas de poner fin a la Primera Guerra Mundial. Uno fue quizás el mayor asesinato en masa de judíos en la historia moderna hasta ese punto -el pogromo de Proskuriv el 14 de febrero de 1919, con 911 muertes registradas, que Veidlinger estima es un tercio del verdadero total.

¨Creo que fue casi genocida¨, dijo Veidlinger del pogromo Proskuriv. ¨Muestra cómo escaló la violencia durante el muy corto período de tiempo entre noviembre de 1918 y febrero de 1919¨.

Además de los testimonios que Veidlinger tomó en el siglo actual, tuvo acceso a muchos más en archivos -incluidos relatos más contemporáneos de sobrevivientes y trabajadores humanitarios, tanto judíos como cristianos, que buscaron ayudarlos. Mientras tanto, encontró que los pogromos tuvieron muchos perpetradores diferentes. Los miembros de los lados opuestos Rojo y Blanco en la Guerra Civil Rusa participaron en la violencia, como lo hicieron soldados y civiles ucranianos y polacos, así como caudillos locales.

El Prof. Jeffrey Veidlinger, autor de ´En Medio de la Europa Civilizada´.

¨Fue una violencia íntima¨, dijo Veidlinger. ¨A menudo se conocían, particularmente [en] los pueblos pequeños, particularmente la violencia de los caudillos en los poblados locales…Las venganzas locales fueron una gran parte de los primeros pogromos. Definitivamente se conocían entre sí, se recordaron años después. Es por eso, que 20 años después, el legado de los pogromos todavía se sentía mucho en las ciudades. Todos recordaban, 20 años después, quiénes fueron los perpetradores y quiénes fueron las víctimas, porque era local¨.

Mucho de estos pogromos tuvieron lugar dentro de la Zona de Asentamiento Rusa -la región a la que históricamente los judíos estuvieron confinados bajo los zares. Había sido testigo de violencia antisemita anterior, notablemente durante la primera década del siglo XX -un período que incluyó el notorio pogromo Kishinev de 1903 y más pogromos acompañando a la revolución de 1905. La Primera Guerra Mundial trajo más violencia antisemita de parte del ejército ruso -tanto en el avance como en la retirada.

Después de que Rusia salió de la guerra, sin embargo, hubo esperanza. El nuevo gobierno de Ucrania adoptó una política de notable tolerancia hacia los judíos, con algunas de sus monedas incluso llevando palabras en yiddish. Sin embargo, las políticas del gobierno central eran eclipsadas por los soldados y los ciudadanos públicos que abrigaban hostilidad hacia los judíos -una hostilidad que Veidlinger describió como generacional en algunos aspectos.

Una familia judía de pie afuera de su casa saqueada después del pogromo Kishinev de 1903.

¨Una división generacional marcó a Ucrania más¨ que a la vecina Polonia, dijo. ¨La generación más joven que había crecido en la guerra tendía a ser más hostil hacia los judíos que la generación mayor en el tiempo antes de la guerra¨.

La hostilidad hacia los judíos se fusionaría en los pogromos de 1918-21. Una escalofriante sección del libro narra cuatro de tales pogromos en orden cronológico, incluidos dos brotes separados en la ciudad de Zhytomyr. Colectivamente, representan las múltiples maneras en las que los pogromos estallaban, desde eventos aislados hasta unidades del ejército descontentas y acciones a gran escala involucrando a más tropas.

A medida que estallaban conflictos más amplios entre la Ucrania recién independizada -dirigida por el periodista transformado en líder cosaco, Symon Petliura -y las fuerzas que afirmaban representar al estado sucesor del zar, los judíos quedaron atrapados en la violencia resultante. A continuación del estallido de la Guerra Civil Rusa, tanto las fuerzas comunistas como las anticomunistas devastaron a los judíos de Ucrania mediante pogromos, incluido en Tetiiv, el sitio de la masacre de marzo de 1920 por parte de los Blancos durante 10 días. En una atrocidad particularmente espantosa, los Blancos quemaron a un grupo de judíos vivos dentro de una sinagoga -con un informe estimando 1,127 muertos. El libro cita informes de miles de muertes en general debido a este pogromo.

Los cuerpos de las víctimas judías del pogromo en Orvuch, Ucrania, en febrero de 1919.

¨Fue mucho peor que la crueldad medieval¨, dijo Veidlinger de la sinagoga incendiada. ¨En realidad fue como el Holocausto¨.

Veidlinger también narra la situación en la cercana Polonia, donde uno de los primeros de estos pogromos tuvo lugar -en Lemberg (ahora Lviv) en noviembre de 1918, cuando se estableció la independencia polaca. El libro describe la violación de mujeres y niñas judías y la destrucción de rollos de Torah, con los perpetradores del pogromo incluyendo tanto a soldados como a civiles polacos.

Un funeral celebrado por los rollos de Torah profanados después del pogromo Kishinev de 1903, en el que 49 judíos fueron asesinados y cientos de mujeres violadas.

El autor describe los pogromos contra los judíos en Polonia como mejor documentados en el momento que los de Ucrania. Un conflicto entre ambos países evitó que un investigador internacional -el judío estadounidense Henry Morgenthay, ex embajador de Estados Unidos para el Imperio Otomano -tuviera acceso a la zona de guerra de Ucrania. El libro cita declaraciones controversiales de Morgenthau hechas más tarde en sus memorias, como describir algunos informes de pogromos en Polonia como exagerados por los líderes de la comunidad judía, y culpar al sionismo como una causa de los pogromos.

El libro aborda el complejo tema de los judíos tomando venganza por los pogromos en Ucrania. Después de la Revolución Rusa de 1917, los ucranianos a menudo atacaban a los judíos porque los confundían con los comunistas -lo cual era también el caso en Polonia. Veidlinger señala que muchos líderes bolcheviques tenían orígenes judíos -más notablemente Leon Trotsky, quien nació como Lev Bronstein y que fue objeto de caricaturas antisemitas mostradas en el libro -y dijo que algunos judíos se unieron al Ejército Rojo por un deseo de castigar a los ucranianos por los pogromos. Sin embargo, el autor dijo, que no todos los judíos eran comunistas y que los refugiados del bolchevismo incluían a judíos y no judíos por igual.

Symon Petliura, un estadista ucraniano de los años 1920 acusado del asesinato de 50,000 compatriotas judíos.

Un tipo diferente de venganza tuvo lugar después de los pogromos, en Francia -uno de los muchos destinos a donde los refugiados judíos y no judíos se dirigieron después de la Guerra Civil Rusa. Entre estos últimos estaba el ex líder ucraniano Petliura, quien fue localizado y asesinado en 1926 por el poeta yiddish Sholem Schwarzbard, lo que resultó en un juicio ese mismo año que se convirtió en una causa célebre y arrojó más testimonios para que Veidlinger profundizara. Mientras tanto, en Alemania, Adolf Hitler estaba empeñado en vengarse -por la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial -y utilizó los temores del bolchevismo supuestamente difundidos por los refugiados judíos como combustible para encender el movimiento nazi hacia el poder.

Sin embargo, no todos los judíos ucranianos se fueron. Para aquellos que carecían de los medios o el deseo de emigrar, un resultado trágico se desarrolló dos décadas más tarde, después de que la Alemania nazi invadiera a la Unión Soviética en la Operación Barbarroja en 1941. Los asesinatos en masa de judíos por parte de los nazis, más notablemente en Babyn Yar ese año, contenían ecos de los pogromos de 1918-21. Los ucranianos -incluidos los descendientes de los perpetradores de los primeros pogromos -ayudaron a los nazis a masacrar a los judíos que quedaban en la región mediante tiroteos masivos. En Bila Tserkva en agosto de 1941, los nazis se mostraron reacios a masacrar a un grupo de niños judíos y dejaron que los auxiliares ucranianos mataran a los niños en su lugar.

¨Imaginamos la naturaleza del Holocausto como Auschwitz, muy mecanizada y burocratizada¨, dijo Veidlinger. Sin embargo, agregó, también hubo el ¨Holocausto por Balas, la manera en que el Holocausto se manifestó en Ucrania, así como en Bielorrusia y Lituania. Vemos los asesinatos como mucho más íntimos, mucho más participativos, más abiertos. Naturalmente genera comparaciones con los pogromos. Es muy similar a los pogromos de 1918 a 1921¨.

Sin embargo, reflexionó, ¨las secuelas del Holocausto fueron muchos más severas que estos pogromos en particular [de 1918-21], simplemente se desvanecieron en la memoria.

Traducido de la Comunidad Judía de Guayaquil

 

 
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