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| lunes abril 29, 2024

80 años después: la conferencia que condujo a La Solución Final

La Conferencia de Wannsee tradujo las palabras de Hitler en acción de la manera más detallada, coherente y eficiente posible.


Casa en donde se celebró la Conferencia de Wannsee, actualmente es un monumento y un museo del Holocausto. Wikipedia

La Conferencia de Wannsee del 20 de enero de 1942, convocada para coordinar el plan alemán para emprender “La Solución Final al Problema Judío”, supuso un punto de inflexión en la historia de Europa. Puso el sello al primer plan industrial coordinado y organizado para eliminar por completo a toda una nación de la faz de la tierra.

Sin duda, los nazis y sus colaboradores en toda Europa habían perseguido y asesinado judíos en masa antes de la Conferencia de Wannsee. A partir de 1933, el Partido Nazi y el Estado alemán en su conjunto habían adoptado medidas que limitaban cada vez más la libertad de acción de los judíos, convirtiéndolos en individuos desprovistos de todo derecho legal. Los judíos fueron perseguidos, atacados y expulsados.

Lo que empezó en Alemania se aplicó posteriormente en Austria, tras el Anschluss de marzo de 1938; en los Sudetes, tras el Acuerdo de Munich de septiembre de 1938, y se extendió a lo que quedaba de Checoslovaquia tras la ocupación alemana en marzo de 1939.

Los visitantes de Wannsee House miran copias de las actas de la reunión en la sala de conferencias. (crédito: Wikimedia Commons)

Los visitantes de Wannsee House miran copias de las actas de la reunión en la sala de conferencias.  (crédito: Wikimedia Commons)

Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939, con la invasión de Polonia por parte de Alemania, la comunidad judía polaca, la más grande de Europa, se convirtió inmediatamente en blanco de la persecución alemana. Alrededor de 3 millones de judíos quedaron atrapados bajo el dominio alemán, con escasas posibilidades de salir. Los judíos se convirtieron en una comunidad en guetos, con los afortunados que apenas podían sobrevivir, y muchos morían de hambre o eran asesinados al azar.

Tras la invasión alemana de la Unión Soviética en junio de 1941, los judíos fueron ejecutados en masa: mujeres, hombres y niños. El asesinato de miles y miles de judíos por disparos estaba cobrando un precio en las fuerzas de combate alemanas en la Unión Soviética.

Se pensó que el método era ineficiente, ya que millones de judíos serían asesinados en medio de una guerra difícil: se necesitaría demasiado tiempo y demasiados alemanes. Así surgió la idea de “La Solución Final al Problema Judío”. Se buscó un medio para eliminar al pueblo judío, no a tiros, sino con gas; una fórmula de tipo industrial que lograría el objetivo de matar a todos los judíos en Europa de manera rápida y eficiente.

Europa, que había sido testigo de 2.000 años de persecución antisemita, alcanzó una cima sin igual en la historia de la humanidad. La Solución Final fue puesta en práctica por una de las naciones más cultas que el mundo haya conocido jamás. El pueblo judío iba a desaparecer de la faz de la tierra en unos pocos años. Nada quedaría de la nación judía, ningún judío prevalecería, nada sobreviviría sino las cenizas de los cadáveres gaseados hasta la muerte.

Este plan fue tan meticuloso en la preparación como en la implementación. Seis millones de judíos perecerían durante el Holocausto. Si no hubiera sido por la victoria de los ejércitos aliados, muchos más judíos habrían perecido, tal vez todos los judíos que aún estuvieran vivos bajo el dominio alemán.

 

LA ELIMINACIÓN de los judíos de Europa iba a ser el corolario de un plan bien pensado, llevado a cabo meticulosamente y adoptado con entusiasmo, más que el subproducto de la guerra. Los judíos iban a desaparecer no como resultado de una serie de asesinatos en masa, sino como parte integral de un programa industrial coherente. Para los líderes alemanes, la Solución Final iba a ser un objetivo tan importante como ganar la guerra.

Mucha gente en Europa colaboró ​​con la Alemania nazi en la persecución y asesinato de judíos. De hecho, algunos demostraron ser aún más entusiastas en su fervor antijudío que los nazis. Ya fueran ucranianos, lituanos, polacos, letones, húngaros, rumanos, franceses, holandeses o cualquier otro, mostraban una sensación de sadismo que en ocasiones sorprendía a los propios alemanes.

Sin la Alemania nazi, el Holocausto no hubiera ocurrido, pero sin sus colaboradores en toda Europa hubiera sido más difícil llevarlo a cabo.

En la reunión de Wannsee participaron representantes de varias agencias gubernamentales, como la Cancillería del Reich, el Departamento de Justicia, el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Gestapo, las SS y la Oficina de Raza y Reasentamiento. La reunión estuvo encabezada por Reinhard Heydrich, quien ocupó varios cargos oficiales de alto rango, y contó con la asistencia de Adolf Eichmann, jefe de asuntos judíos de la Oficina Central de Seguridad del Reich.

La Conferencia de Wannsee fue una reunión secreta, conocida solo por un puñado de funcionarios alemanes. Sin embargo, la implementación de sus decisiones dependía de muchas, muchas más personas, que podrían no haber estado al tanto de todos los detalles discutidos en esa conferencia. No hay necesidad  que un gran número de personas ideen un plan destinado a eliminar a toda una nación, pero ciertamente se necesita que un gran número de personas lo lleven a cabo.

La Conferencia de Wannsee fue un punto de inflexión, sin duda, pero sería casi imposible comprenderlo sino como parte de un proceso. Después de todo, se convocó para hacer de la persecución y asesinato de judíos, que se venía dando hasta entonces, una operación mucho más eficiente y significativamente más rápida. Era a la vez una continuación y un claro nuevo comienzo.

Adolf Hitler dejó en claro cuáles eran sus intenciones con respecto al destino de los judíos en Europa allá por enero de 1939. En un discurso ante el Reichstag (el parlamento alemán, que para entonces era un mero testaferro institucional sin poderes), Hitler afirmó que “ Si los financieros judíos internacionales dentro y fuera de Europa logran sumergir a las naciones una vez más en una guerra mundial, entonces el resultado no será la bolchevización de la tierra y, por lo tanto, la victoria de los judíos, sino la aniquilación de la raza judía en Europa. !”

La Conferencia de Wannsee tradujo las palabras de Hitler en acción de la manera más detallada, coherente y eficiente posible.

***El escritor es profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Tel Aviv. Tiene un doctorado en historia moderna de la Universidad de Oxford y una maestría en relaciones internacionales de la Universidad de Cambridge. Su libro, Puntos de inflexión en la historia de las relaciones internacionales , salió este año.

Traducido para Porisrael.org por Dori Lustron

https://www.jpost.com/diaspora/antisemitism/article-691904

 
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