B’H
Éxodo 21:1-24:18
Luego de la revelación en el Monte Sinaí, Di-s dicta una serie de leyes al Pueblo de Israel. Estas incluyen las leyes de sirvientes; las penas por asesinato, secuestro, asalto y robo; penas civiles por daños, las leyes sobre préstamos, las responsabilidades de los «Cuatro guardianes»; y las reglas que gobiernan la conducta de la justicia en las cortes.
También son dadas leyes advirtiendo contra el maltrato a extranjeros; la observancia de las festividades en las diferentes estaciones y las leyes de las ofrendas agrícolas que debían ser llevadas al Templo en Jerusalén; la prohibición de cocinar carne con leche; el precepto de orar. En total, la sección Mishpatim contiene 53 preceptos – 23 positivos (que implican hacer algo) y 30 negativos (que implican prohibiciones).
Di-s promete traer al Pueblo de Israel a la Tierra Santa y les advierte que no tomen los caminos paganos de los habitantes actuales de la misma.
El Pueblo Judío proclama: «Haremos y escucharemos todo lo que Di-s nos ordena”. Dejando a Aarón y Jur a cargo del campamento Israelita, Moshe asciende al Monte Sinaí y permanece allí por cuarenta días y cuarenta noches para recibir la Torá de Di-s.
LO IMPORTANTE ES LA ACCIÓN
¿Qué es más importante? ¿Estudiar las leyes de Shabat o cuidar el Shabat? ¿Estudiar las leyes que rigen los préstamos o ayudar al prójimo con un préstamo? ¿Estudiar… o hacer? De la respuesta de nuestros antepasados aprendemos que lo importante es la acción. Para aprender siempre vamos a tener tiempo, pero no perdamos la ocasión de hacer, pues quizás no tengamos otra oportunidad de realizar una mitzvá determinada.
¿Tienes un defecto o eres defectuoso?
Mishpatim
Por Eliezer Shemtov
Entre los argumentos más convincentes que provocan la ansiedad y depresión son: “no sirvo” y “no puedo”.
Y generalmente vienen apoyados de una fundamentación ideológica.
- Nací con esta naturaleza (de comer mucho, dormir mucho, etc.);
- No puedo dominar mis impulsos (del enojo, envidia, etc.);
- No importa el esfuerzo que haga; no corto ni pincho en la realidad global;
- Si respeto límites, no podré realizar mis ambiciones personales.
¿Cómo se hace para salir de ese pozo?
En la lectura de esta semana, Mishpatim, leemos sobre cuatro categorías de daño y sus prototipos por las cuales uno es responsable. Son:
El “toro”, el “pozo”, el “hombre” y el “fuego”.
En la Torá aparecen como prototipos de daño a terceros por los cuales uno es responsable: 1) cuando el animal de uno sale a dañar; 2) cuando el pozo cavado por uno en el dominio público causa daño; 3) cuando uno mismo hace daño ex profeso; y 4) cuando un fuego encendido por uno en su propiedad sale de control y daña la propiedad de terceros. Cada uno de estos prototipos representa otro nivel de responsabilidad y sus respectivas obligaciones reparadoras.
El Rebe —que su mérito nos proteja— explica cómo además de las implicancias físicas de dichas realidades, hay también una dimensión de daño espiritual implícita en ellas, cuatro excusas que uno suele dar para justificar su comportamiento dañino. Explica también cuál es la respuesta a cada una de las excusas.
No es el objetivo de este artículo entrar en ese aspecto del tema, sino aplicar los conceptos como herramientas para lidiar con los argumentos similares cuando provocan ansiedad y depresión y causan daño a uno mismo.
Muchas veces uno siente que no puede hacer nada para cambiar su manera de ser por alguno de dichos argumentos: es mi naturaleza así, no puedo controlar mis estallidos, no me siento relevante, las imposiciones legales/religiosas/sociales me impiden realizar mis ambiciones personales.
Sin entrar a analizar cada uno de los argumentos, podemos ver una “herramienta” general que sirve como introducción a todos:
Hay que distinguir entre lo que uno es y lo que tiene. No es lo mismo ser perezoso que tener pereza; ser triste que tener tristeza. Es la diferencia entre día y noche. Si uno es “defectuoso”, es prácticamente imposible cambiarlo. Si simplemente tiene un defecto, será difícil superarlo pero no es imposible. Puede que sea el desafío más importante de la vida, pero al superarlo logrará expresar el potencial más importante que tiene.
Así es cómo Di-s creó al mundo. Nos dio desafíos para que tengamos la satisfacción al superarlos. Si quieres saber cuál es tu misión de vida, fíjate cuál es tu desafío más grande. El logro más grande en la vida es vencer al adversario más fuerte y no un adversario más fuerte que uno mismo y su comodidad. (www.es.chabad.org)
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