Eliezer Shkedi (64), sirvió durante 33 años en las Fuerzas de Defensa de Israel, de los cuales 4 fueron como Jefe de la Fuerza Aérea, entre abril del 2004 y mayo del 2008. Esa responsabilidad , el desafío de proteger los cielos de Israel y desde allí frenar amenazas enemigas, es una de las más significativas en la lucha nacional por la seguridad del Estado judío.
A la importancia que siempre viste un desafío de este tipo, se agrega en el caso de Shkedi el hecho que su padre era sobreviviente de la Shoá, que llegó a verlo como Jefe de la Fuerza Aérea, símbolo de impresionante orgullo para él, la familia y la nación.
Días atrás nos recibió en su casa en Tel Aviv.
Esta es la primera parte de la entrevista que nos concedió. Publicaremos por separado la segunda parte.
P: Cuando pienso en las entrevistas a realizar en un número festivo dedicado a Iom Haatzmaut, me resulta especialmente simbólico incluir una con un ex jefe de la Fuerza Aérea de Israel, por lo que significa para la defensa del país y su pueblo. Y más aún tratándose, como en su caso, del hijo de un sobreviviente de la Shoá, su papá Moshe (z”l). ¿Qué es para usted Iom Haatzmaut?
R: Yo respondería recordando que hay tres fechas muy próximas una de la otra, muy ligadas entre sí. Está la fiesta de Pesaj, la fiesta de la libertad y la salida de Egipto. Luego Iom HaShoá, el día recordatorio del Holocausto, la mayor catástrofe sufrida por el pueblo judío, por cada uno de nosotros y nuestras familias. Hay quienes perdieron a toda su familia. Y hay judíos que vivieron un milagro ya que los nazis no llegaron a ellos, pero si hubieran llegado habrían tenido el mismo fin. Y luego llegan Iom Hazikaron y Io Haatzmaut que considero el símbolo del mayor milagro del pueblo judío.
Y lo estamos viviendo, un Estado judío libre y democrático, maravilloso. Siento que tenemos un gran privilegio de vivir en esta época. Cada uno aporta al milagro desde su campo de acción. Yo tuve el privilegio de hacerlo en la Fuerza Aérea y siento que fue algo grandioso para mi.
Y lo que pasamos antes, nos permite tener proporciones. Siempre recuerdo que mi papá me preguntaba si tengo algún problema, y cuando yo le contestaba él, que pasó la Shoá, me decía: “Esos no son problemas. Se resolverán”. Esas son las proporciones de una persona cuya familia entera fue quemada en Auschwitz, que siendo un niño entendió que había quedado solo en el mundo.
P: ¿Qué edad tenía cuando terminó la guerra?
R: Menos de 20 años. Suficientemente grande para entender todo. Era un muchachito. Así que todo esto es parte del significado de Iom Haatzmaut para mi.
P: Y con el correr de los años, al ir avanzando también en los rangos, estimo que se le habrán ido agregando dimensiones al significado especial de Iom Haatzmaut. Como jefe de la Fuerza Aérea, usted fue parte de la guerra por la existencia de Israel.
R: Mi padre solía ver este tema de una forma interesante. Creo que no era casualidad que se dedicó toda la vida a la educación. Y yo sentía que le era importante que me dedique a la seguridad, a la defensa del país. Hay dos cosas importantes: que sobrevivamos y que vivimos, porque sabemos cuán difícil fue cuando no teníamos nuestro propio país. Y lo otro, cómo hacer que se entienda la importancia de los valores de la educación.
P: Quizás educar y dedicarse a la defensa son dos caras de la misma moneda.
R: Así es. Es indudable que un educador, un director, y un comandante, tienen distintas formas de ejercer influencia sobre aquellos a quienes uno guía. Quien dirige o comanda por su rango o su título solamente, a mi modo de ver no es realmente un director o comandante. El camino debe pasar por la personalidad, por la influencia, que te sigan no por el rango que tienes sin por lo que inspiras.
La mayor parte de mi vida la dediqué a proteger al país de vecinos enemigos. De terrorismo y reactores nucleares. Ahora sin duda siento que una de las misiones más importantes de mi vida en este momento es hacer todo para que este gran milagro, Israel, continúe existiendo. Por eso debemos hallar la forma de vivir todos juntos aquí, en este gran milagro, en mutuo respeto entre las distintas corrientes. No debemos estar en una situación que se deteriore y llegue a la destrucción del gran milagro que es Israel.
P: ¿En qué consiste ahora su actividad?
R: Estuve en la Fuerza Aérea durante 33 años, de los cuales 4 fui el comandante en Jefe. Luego fui Director de la aerolínea nacional El Al durante más de 4 años. Mi padre solía decir que fui comandante de las alas militares y las civiles.
P: Buena descripción.
R: Y ahora soy el padre de 15 emprendimientos, tipo start-ups que apuntan a la educación y los valores. Con niños, jóvenes, heridos, combatientes. Que apuntan a la excelencia, a la inclusión de la población haredi (ultraortodoxa), que combaten el racismo. Es todo vountario. Y todos los ingresos del libro que escribí y que tú estás leyendo, van todos dedicados a estas metas sociales.
P: El libro toca el alma, encarado además con un estilo muy original, no cronológico sino de distintas historias que usted vivió, cada una con un buen mensaje y un aprendizaje.
R: Así es. Creo que lo central es que quien lee el libro, puede sentir que no es sobre mí sino sobre sí mismo, sobre su famiia, sus valores, sueños, dudas, cada uno con su verdad. Llega a muchos niños, a movimientos juveniles, a soldados y oficiales, hombres y mujeres, religiosos y haredim y quienes no lo son. De todo.
La carrera militar, en pro de la defensa de Israel
P: ¿Usted tuvo claro siempre que haría carrera militar?
R: Es una pregunta interesante. Mira…te diré…Mi padre no hablaba sobre la Shoá. No me había contado nada. Empezó a hablar con sus nietos.
P: Fenómeno muy conocido por cierto.
R: Así es. Pero yo sentí que eso es lo que él quería que yo haga.Cuando mis amigos volvieron a la vida civil, empezaron buenos trabajos y a ganar dinero, mi padre me dijo: qué date en el ejército y yo te ayudaré desde el punto de vista económico. En aquellos tiempos, la parte económica en el ejército era difícil. Fue la primera vez que hablamos del tema. Y cuando llegué a ser Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea , le dije que yo había sentido que eso es lo que él quería, aunque nunca me había dicho nada.
P: Fue un largo camino…
R: Así es. Me enrolé en 1975.
P: Y fue avanzando , subiendo en los rangos, y en determinado momento ¿sintió que ese debe ser el horizonte? O sea…más allá del aporte que cada oficial siente que hace ¿se llega a un momento en el que se comprende que es otra cosa, que va a incidir en forma dramática en la defensa del país?
R: Está la etapa en la que uno es piloto, combatiente, va al frente, a nivel personal. Es muy claro. Y hay una etapa diferente en la que uno está al frente de una escuadrilla de aviones, uno de los marcos más significativos de la Fuerza Aérea. Luego pasé a ser jefe de Operaciones de la Fuerza Aérea. Encargado de todas las misiones cercanas y lejanas. Después pasé a ser jefe de una base. Y así sucesivamente. Estuve en diferentes cargos en el cuartel central de operaciones, también al frente de todo, en posiciones en las que uno realmente ya siente en forma muy clara que dirige lo que ocurre en una de las organizaciones más grandes e importantes del país. Y se capta plenamente el papel que juega la Fuerza Aérea en la defensa del país, de su existencia misma. Y se capta la gran responsabilidad que uno lleva sobre sus hombros, que va mucho más allá de la dimensión personal de cada uno. Y cuando uno es elegido para ser el Jefe de la Fuerza Aérea del Estado de Israel, debe hacer todo lo que está a su alcance para tener éxito. Eso es proteger al país y su pueblo.
Sobrevolando Auschwitz
P: Todo esto va indefectiblemente de la mano de los símbolos, de la historia y de su conciencia sobre lo que significa tener al Estado de Israel independiente en general y muy especialmente después de la Shoá.
R: Por supuesto.
P: Usted era un alto oficial en la Fuerza Aérea cuando aviones de combate israelíes sobrevolaron Auschwitz..
R: Así es.
P: Por favor comparta conmigo lo que fue aquello. A mí me faltan las palabras para describirlo.
R: El jefe de la Fuerza Aérea era el General Dan Halutz. Nos dijo que la Fuerza Aérea de Polonia celebraba su 85° aniversario y nos invitaba a participar en un vuelo festivo en Varsovia. Eso era lo último que queríamos hacer. Amir Eshel, que era en aquel momento el jefe de la base de Tel Nof sugirió que participemos en ese vuelo al que nos invitan y al mismo tiempo volemos sobre Auschwitz. Halutz entendió enseguida el significado y aceptó.
Mandamos 4 aviones F-15 a Polonia . Decidimos que veríamos cómo se va desarrollando todo y que coordinaríamos lo necesario. Amir Eshel y yo hablábamos todos los días. No nos interesaba en absoluto el vuelo en Varsovia y nuestro tema era el vuelo sobre Auschwitz . “Los polacos no están de acuerdo con que hagamos eso”, me dijo Amir. “Dicen que la zona sobre Auschwitz es una zona de paz”.
P: Increíble…
R: Quedamos en que él haría lo que pudiera en Polonia a través del Embajador y que yo trataría de infuir aquí por donde pudiera. Y los polacos seguían sin aprobarlo. Seguimos hablando. Al final me dijo que los polacos no permiten volar a baja altura, que quieren que volemos alto, pero teníamos claro que eso no tenía ningún significado. Le dije “la última vez que los polacos nos dijeron qué hacer, fue hace 65 años, confío en ti, que hagas lo que hay que hacer”.
P: Volar bajo.
R: Por supuesto. Y si tienen quejas, que se dirijan a mí. Y se llevó a cabo el vuelo sobre Auschwitz. La foto es bien conocida. En tierra había una delegación de soldados de Tzahal de uniforme, encabezada por Ido Nejushtan que unos años después fue jefe de la Fuerza Aérea. Me sucedió a mí en el cargo. Eshel dijo palabras muy emocionantes.
P: Inolvidables. Entrevisté a Amir Eshel hace unos años y para mí ese fue un punto central.
R: Es que fue algo impactante. Cuando yo terminé mi cargo como jefe de la Fuerza Aérea decidí dar de obsequio algo simbólico a cada una de las escuadrillas, a los comandantes y a toda la plana mayor, hasta el Primer Ministro y el Presidente de Israel: una foto en la que escribí a mano lo siguiente: “La Fuerza Aérea israelí sobre Auschwitz, en nombre del Estado de Israel y el puelo judío. Recordaremos y no olvidaremos. Y confiaremos sólo en nosotros mismos”.
P: ¿Y los polacos?
R: No me llamaron. Todavía pueden hacerlo si quieren.
P: Y me pregunto dónde estaba su papá en esas palabras tan significativas que escribió en la dedicatoria de la foto que entregó a cada uno.
R: Estaba . Y es impresionante que él y tantos más hayan pasado de la peor catástrofe del pueblo judío al mayor milagro. Además su propia historia fue impresionante. Eran una familia grande, con 6 hijos. Ya en esos duros tiempos, en determinado momento logró saltar del tren y llegó a un lugar llamado la casa de vidrio, donde hacían documentos falsos suizos. Como él era rubio y no tenía rasgos típicos de los judíos de esa zona, eso lo ayudó. Logró sobrevivir y al final de la guerra volvió a su aldea. Esperó dos años que volviera alguien de su familia . Nadie volvió y finalmente entendió que se había quedado solo en el mundo. No creo que uno pueda captar esa situación. Un muchachito joven, solo. Decidió venir a la tierra de Israel. Y con los años, se encargó de darle seguridad, a través de su hijo. Dedicó todo su esfuerzo y su fuerza a su familia y al país. Es increíble que en el tiempo de una vida de un ser humano, alcance para pasar de lo peor, lo que ya llamé la gran catástrofe del pueblo judío, al mayor milagro. De momentos en los que no sabía si podría comer siquiera una rebanada de pan, sin saber si había sobrevivido algún otro judío en el mundo, llegó a ser libre en el Estado de Israel.
La destrucción del reactor nuclear de Siria
P: Usted escribió sobre la necesidad de “confiar sólo en nosotros mismos”. Y me imagino que esa fue la línea detrás de la destrucción del reactor nuclear que había construido Siria, clave para la seguridad de Israel, sobre la que usted escribe en su libro.
R: Allí había algo muy interesante, desde mi punto de vista y el del entonces Primer Ministro Ehud Olmert. Cuando se descubrió el reactor, estaba claro que ya estaba avanzado. Que estaba por convertirse en un reactor caliente, o sea que se llegaba a un punto desde el cual ya todo es irreversible ya que si se lo bombardea, habría una explosión nuclear. Yo di mi opinión: que el Estado de Israel tiene que atacar el reactor.
P:Y Olmert preguntó si se podía hacer…
R: Olmert pidió nuestra opinión. Y dijo cuál era su intención. Su plan era dirigirse a Estados Unidos para que ellos lo hicieran. Y yo entendí su ángulo. Si es Estados Unidos quen se ocupa de una amenaza no convencional, está transmitiendo un mensaje al mundo todo de una vez. Yo, por las dudas, decidí que antes de saber qué decidiría el Primer Ministro, me prepararía para la orden de atacar el reactor. Y si el Primer Ministro me pregunta si tenemos un plan, yo podré decir que estoy pronto.
P: ¿Cuánto lleva prepararse para algo así?
R: Se hizo relativamente muy rápido. Yo era el jefe de Operaciones. Preparamos el plan. Y ahí nos enteramos que el Presidente de Estados unidos no quería atacar sino abordar el tema por la vía diplomática. El Primer Ministro, en una actitud muy valiente le dijo sin duda que nosotros hariamos lo que precisabamos hacer. Si el Presidente de Estados Unidos no le dijo “no”, se podía entender claramente como luz verde.
Y de hecho, teníamos distintas opciones planificadas. Uno de los puntos más interesantes era cómo destruir el reactor sin que la otra parte entienda que lo has hecho en tiempo real, para que no inicie una guerra en respuesta. Nos preparamos para ello. Hasta me acuerdo que presentamos uno de los programas al Ministro de Defensa Ehud Barak en una servilleta. Barak entendió que hay una forma de hacerlo sin que la otra parte entienda siquiera qué está pasando.
P: Y que aún no la puede contar.
R: Así es. No puedo.Pues yo viajé con las escuadrillas a ver el tema en forma concreta en nuestros modelos. Yo siempre creo profundamente que hay que saber escuchar a la gente. Por estar en un cargo más alto uno no tiene necesariamente que ser más inteligente que otros. Así que les pedí a los oficiales, a los pilotos, que piensen en una idea cómo completar el plan sin que Siria entienda lo que está pasando. Y un día vino a verme un oficial llamado Shay. Me dijo: Comandante, tengo una idea. La usamos, atacamos y destruimos el reactor. Y el otro lado no entendió lo que pasaba en tiempo real, y así fue mejor porque no estalló una guerra.
P: Y podrían haber decidido de otra forma, siempre consideran opciones…
R: Por supuesto. Había dos sendas posibles. Por un lado, la operativa, de planificación, de Inteligencia. Y yo, como jefe de la Fuerza Aérea debo saber conducir todo al lugar correcto. Por otro lado yo sentía, y siento hasta hoy, que eso era mucho más grande que nosotros mismos. Que todos nosotros. O sea, en el ataque al reactor nuclear. La historia no éramos nosotros que lo hicimos. Cada uno tuvo una parte: el servicio de Inteligencia, el Primer Ministro, el Comandante en Jefe del Estado Mayor de Tzahal. Pero yo sentía que se estaba haciendo algo que superaba a todos, que era por algo mucho más grande: la existencia de nuestro país, de nuestro pueblo. Nosotros simplemente tuvimos el privilegio de estar en el lugar correcto en el momento correcto. Y pudimos hacer lo necesario para proteger al país y al pueblo.
P: ¿Sintió algo similar a lo que había dicho Menajem Beguin en 1981 después de la destrucción del reactor nuclear Osirak en Irak? No es una cita exacta pero habló claramente del compromiso de impedir otra Shoá.
R: No sabría decirlo con palabras exactas, pero sí creo que lo que Beguin sintió al dar la orden de atacar el reactor irakí, y lo que sintieron todos aquellos que participaron en ese operativo, sabiendo que hacían algo muy significativo y serio para Israel, fue lo mismo que yo sentí cuando fue atacado el reactor en el noreste de Siria .
P: Podría haber habido mil complicaciones.
R: Por supuesto. Luego estuvieron por allí fuerzas de ISIS. Imagínate si ahora tuviéramos allí a ISIS con armas no convencionales. Sería un drama demente para Oriente Medio y el mundo todo.Cuando uno hace algo así, no sabe cuáles serían las derivaciones para el futuro. Pero la historia posterior dejó en claro cuánta locura podría haberse dado allí si no hubiéramos destruido el reactor.
P: En una situación como aquella¿ todo el Estado Mayor de Tzahal sabía lo que estaba pasando?
R: Delicadamente, diré que muy pero muy poca gente en el Estado Mayor sabía. El día del ataque, cuando se entendió que ese operativo podría en principio desatar una guerra, se informó a determinadas personas claves. Pero todo se mantuvo en absoluto secreto. Estaba claro que si estallaba una guerra, la primera etapa, reclutamiento de reservistas y otras cosas, la Fuerza Aérea la tendría que hacer sola.
P: Me imagino que uno puede en principio pensar que militares, por su condición y preparación, siempre , por naturaleza, empujarán a llevar adelante operativos militares, porque esa es su forma de lidiar con las situaciones que se les presentan. ¿Es así también en Tzahal? No estoy tan segura.
R: Debe estar claro : Tzahal debe estar ocupado constantemente en prepararse para la eventualidad de una guerra. Y debe lidiar siempre con los temas que se presenten, con las autoridades electas del gobierno. Todo el día, toda la noche, por aire, tierra y mar. Siempre prontos. Pero no podemos confundirnos ni por un instante: Israel es un país democrático y sus gobernantes son electos en forma democrática. La responsabilidad es suya. Si optan por la vía militar, Tzahal dará las respuestas necesarias. Si optan por otro tipo de respuesta eso es lo que habrá, como debe ser en un Estado democrático. El ejército puede presentar todos los planes que considere pero las decisiones son de las autoridades políticas.
(continuará)
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