Cada vez que la situación entre israelíes y palestinos se tensa, se dan ataques terroristas en el corazón de Israel o respuestas militares en los territorios palestinos por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), pienso que realmente los palestinos son víctimas y además tienen sus vidas empeñadas a la falta de una solución real en manos de sus líderes.
En casi 70 años de conflicto contra Israel la cantidad de palestinos muertos alcanza la cifra de 12 mil; poco más de 170 muertos anualmente. Gran número de ellos inmolados voluntariamente en su “lucha de liberación” contra los judíos, y quienes empapelan paredes en ciudades palestinas tanto en Cisjordania (Judea y Samaria) como en la Franja de Gaza bajo el título de mártires (vivientes según el término en árabe), cuando son voluntarios en la lucha contra Israel, terminan nombrando calles, plazas, parques y hasta instituciones educativas con sus nombres. Este último aspecto me refuerza la idea de que los palestinos en algún modo son víctimas y además padecen el “Síndrome de la Mujer maltratada”.
- “…El síndrome de la Mujer Maltratada es un trastorno patológico de adaptación que se da en las mujeres que son víctimas de violencia de género como resultado de un maltrato continuo…” (Lifeder.com)
La reiterada insistencia en culpar a otros de todos sus males, demuestra con fuerza que realmente no quieren aceptar sobre quiénes pesan las terribles condiciones en las que por décadas han vivido los palestinos y de este modo, la estrategia de culpar a su vecino de la totalidad de sus males ha sido el camino fácil para no abandonar a estos que durante décadas conservan el “Statu quo” sin mayor modificación, intentaré explicarlo con algunos ejemplos políticos e históricos. Sin restar por supuesto el problema que la “ocupación militar beligerante[1]” de algunos de sus territorios reclamados durante décadas, enerva más las posiciones de los ciudadanos que se ven expuestos a culpar solamente a la “ocupación”, de todos sus problemas.
La oportunidad de perder una oportunidad
Una frase que se ha hace necesaria cada vez que el proceso de paz entre palestinos e israelíes se estanca es aquella famosa de Milton Friedman, corresponsal del New York Times en Oriente Medio que decía “Los palestinos nunca pierden una oportunidad de perder una oportunidad.”
Lo anterior se hace evidente no solo con los actuales líderes palestinos, hay que tener en cuenta que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) nació en 1964 como una organización dependiente del panarabismo nasserista, por lo que la responsabilidad de negociar una solución territorial importante para mejorar las condiciones de vida de esta población recaía sobre los liderazgos árabes después de los conflictos de 1948, 1956, 1967 y 1973, elemento que las Resolución de los 3 No de la Liga Árabe contra Israel en 1967 dictada en la ciudad de Darfur demuestran la falta de voluntad real de dar una solución territorial en una época donde aún sería más factible que en las condiciones actuales y donde las negociaciones podrían haber significado “menos concesiones dolorosas”.
Las siguientes décadas, estuvieron diseñadas para que la representación palestina, en vez de buscar una solución real para los intereses de su pueblo continuaran motivando que sus ciudadanos se enlistaran a las filas de sus brazos armados para continuar aumentando la lista de mártires que el conflicto suma. Además de engrosar la billetera y cuentas de los líderes como Yasser Arafat con dinero que provenía directamente de naciones árabes hostiles a la existencia de Israel y que estaba directamente involucrada en cooperación para mantener latente la lucha armada.
De lo anterior, se desprende la facilidad con la cual, se lanzaron dos levantamientos populares palestinos contra los israelíes (Intifadas), con el infame saldo de casi 6.600 palestinos y 1.100 israelíes muertos entre 1987 y el 2005 (con un lapso de 7 años de relativa calma dese 1993 hasta el 2000). Destacando además que entre ambos levantamientos hubo tres propuestas importantes de paz para la zona; comenzando con los Acuerdos de Oslo I y II (1993 y 1995), siguiendo por la propuesta de Paz del Primer Ministro israelí Ehud Barak en el año 2.000 que fue rechazada por Arafat antes de que se lanzara la segunda Intifada y la Hoja de Ruta del Cuarteto para el Medio Oriente (2003).
Después de esto, el Primer Ministro Ehud Olmert realizó una de las propuestas más ambiciosas y aterrizadas que podrían finalizar con el enfrentamiento entre ambos grupos, pero esta vez fue rechazada por el ahora presidente palestino Mahmoud Abbas (Abu Mazen) que sustituye a Arafat desde su deceso en el 2005 y quien, según informes, también ha creado un imperio económico familiar en los territorios palestinos que demuestran la rentabilidad de las políticas a costillas del bienestar del pueblo palestino.
Es decir que en poco más de dos décadas se han brindado las condiciones para llegar a un acuerdo inicial que pueda ayudar a cumplir con la otra parte del plan de partición ejecutado en mayo de 1948, pero la condición beligerante palestina los ha llevado a irse por las ramas en cuanto a las propuestas. Las han rechazado de plano, pero no han realizado contra propuestas que al menos puedan considerarse como “perder – perder”, en un conflicto que en las condiciones actuales no hay posibilidades de que “todos ganen” o que solamente una parte pierda. Yitzhak Rabin lo tenía claro y por lo tanto siempre habló de “concesiones dolorosas”, el asunto es que ante la falta de propuestas reales en pleno siglo XXI de un conflicto cuyas condiciones actuales distan mucho de las iniciales y donde el tema de seguridad es esencial y vital para poder garantizar la vida normal de ambas poblaciones.
Los últimos movimientos palestinos, envalentonados por las políticas ingenuas de las principales potencias involucradas y el eco de los países que quieren una salida fácil, es motivar a que los liderazgos palestinos no les obliguen a sentarse a la mesa con las autoridades israelíes, sino que les han convencido que son las estrategias diplomáticas y mediáticas las que les asegurarán liberar Palestina, con lo que eso pueda simbolizar para los intereses de la Autoridad Nacional Palestina y los grupos islamistas.
Las acciones políticas en los organismos internacionales por medio de la Autoridad Nacional Palestina, parecieran un acierto. La falta de legitimidad del gobierno de Abbas entre todos los círculos palestinos, restan méritos a lo interno de lo que se puede lograr, y todo se resumiría en logros simbólicos con poco significado en el terreno que le mejore la calidad de vida a los palestinos, tanto los que viven en los territorios como los que se encuentran como refugiados principalmente en países árabes donde sus garantías individuales son limitadas.
El odio como política nacional
En los territorios palestinos está institucionalizado el odio contra Israel y el judaísmo. Basta con ver los libros de texto de los niños palestinos principalmente en la Franja de Gaza; patrocinados con fondos de las Naciones Unidas, para ver que esto es una lamentable realidad.
Además, los programas de televisión destinados a los niños como ocurre con “Pioneros del Mañana” y su versión yihadista de Mickey Mouse; Farfur, o sus compañeros de fórmula, Assud el conejo y Nahool la abeja. En este tipo de programación a través de los canales públicos palestinos transmiten mensajes de odio contra Israel como país y de los judíos como pueblo. Por ejemplo, Assud el conejo dice en un programa “…Y yo, Assud, acabaré con los judíos y los comeré, si Allah quiere[2]…”
El programa además es realizado por niños como cualquier otro show infantil y además recibe llamadas en vivo desde los territorios palestinos tanto en la Franja de Gaza como de las zonas palestinas de Cisjordania y Jerusalén Oriental, el mensaje es el mismo, odiar y asesinar a los judíos.
Imagen de Palestinian Media Watch “Israel golpea y asesina a Farfur[3]”
Los sermones en las mezquitas han sido monitoreados por la cantidad de motivaciones y llamados a atacar judíos, principalmente los viernes después del rezo al medio día. Justificados con textos religiosos donde se les asegura una victoria a los “musulmanes contra los infieles judíos”.
Por ejemplo, el 9 de octubre de 2015, el Clérigo de Gaza, Sheikh Muhammad Sallah, mientras agitaba un cuchillo por los aires instaba a los jóvenes de Cisjordania a formar “escuadrones para apuñalar judíos”.
Clérigo Sheikh Muhammad Sallah, mientras hacía un llamado durante el rezo del viernes 9 de octubre para que los jóvenes de Cisjordania crearán escuadrones que apuñalaran judíos[4].
Y no es un tema que ocurre solo en la Franja de Gaza. En los territorios de la Margen Occidental el discurso anti israelí y anti judío tiene los mismos matices que los vistos en el enclave costero. La relación y “normalización” entre las autoridades israelíes y palestinas de Ramallah no alcanza a la población en general, del mismo modo que los acuerdos de paz entre israelíes, jordanos y egipcios son temas principalmente políticos entre gobiernos, pero la opinión pública árabe contra los israelíes generalmente demuestra que es un elemento educativo y cultural.
Ese odio infundado, sirve como motivación para los atacantes que finalmente ejecutan atentados contra objetivos israelíes y judíos en cualquier parte del mundo, principalmente en la zona del conflicto[5].
Esto llevará a la muerte o encarcelamiento del atacante, víctimas israelíes no militares (lo que se convierte en un crimen según las normas internacionales) y también el castigo contra familiares del palestino reclutado, o eventualmente una respuesta militar sobre el lugar donde vivía el terrorista, su casa probablemente será demolida y su familia expulsada.
Aunque este último aspecto por lo general no preocupa a la familia del terrorista, ya que recibirán una pensión vitalicia por el acto de su familiar desde las propias oficinas administrativas de los grupos terroristas y además continuará el círculo vicioso de acusar a la “ocupación” por destruir su hogar como parte de un crimen de odio, y no dirigirá nunca sus señalamientos contra los grupos terroristas de su pueblo por incentivar el odio y promover el martirio.
También ese odio incentivado desde el “bureau” palestino, les lleva a no contemplar entre las soluciones algún acuerdo que permita la absorción de judíos en un eventual Estado Palestino, diría Abu Mazen desear un país palestino “libre de judíos[6]”; así como dictar leyes que prohíben de manera tajante so pena de muerte, que un palestino venda territorio o casas a judíos. Ley que fue promovida inicialmente por los jordanos en el período comprendido entre 1948 y 1967 en la época en que conquistaron y anexaron la Margen Occidental incluyendo Jerusalén Oriental[7].
El odio contra los judíos se complementa con el uso de la propaganda en tiempos de guerra, donde la exposición de ciudadanos palestinos en medio de agresiones militares, se convierten en material de agrupaciones como Hamas, la Yihad Islámica y otros movimientos militares palestinos.
Los muertos palestinos ocasionados por la ilegal política de Hamas de realizar ataques con cohetes desde posiciones civiles palestinas contra posiciones civiles israelíes, cometiendo otras violaciones al derecho internacional[8] como utilizar edificios de organismos internacionales (escuelas de la UNRWA), centros de atención médica (hospitales, clínicas) o vehículos de ayuda humanitaria (ambulancias) como medios de almacenamiento y transporte de armas, así como militares[9].
El uso de escudos humanos también viola las normas del derecho internacional, aunque para los efectos de la propaganda pro palestina en su guerra de varios frentes contra Israel es útil. Para estos grupos asesinar a un civil o militar israelí representa un triunfo militar, secuestrar a un israelí es sinónimo de un cheque para negociar condiciones a Israel.
Mientras que los muertos del lado palestino funcionan como estrategia de presentar a los medios a un Estado agresor y violento que busca destruirles, por este motivo se emplea la estrategia del “bebé muerto”, que es presentar ante los medios el cadáver de un niño muerto durante el tiempo de conflicto en diferentes circunstancias para que la transmisión de la información por parte de los medios internacionales ayude a propagar el odio contra las acciones israelíes, lo que en algunas esferas automáticamente se transforma en un rechazo generalizado contra los judíos.
Al mismo tiempo, a lo interno de los territorios palestinos, la situación genera el deseo de nuevos guerreros a sumarse a la lucha contra los “ocupantes sionistas”, en su búsqueda por liberar toda la Palestina, y el círculo de odio y de terror no cesa, sino que tiene picos altos y bajos de violencia. Motivados, además, por la falta de un plan de negociación entre las partes que pueda acabar con la incertidumbre que la situación pueda cambiar a términos un poco más positivos.
Economía del terror
Ya fue mencionado anteriormente, el terrorismo por parte de organizaciones palestinas que reclutan para atentar contra Israel, es un negocio lucrativo. Durante los años más destacados del conflicto entre árabes e israelíes, se dio una serie de atentados a lo interno del Estado hebreo por medio de fedayines provenientes de Siria, Líbano, Egipto y Jordania, estos recibían dinero tanto de esos gobiernos, como de otros que apoyaban su lucha de liberación contra Israel.
Con el paso del tiempo, se ha modificado los sistemas de financiamiento de estos grupos, desde gobiernos de diferente posición política, como la URSS durante la Guerra Fría, hasta gobiernos árabes con posiciones ideológicas e intereses regionales contrarios. Por ejemplo, gobiernos sauditas e iraníes que brindan fondos a la lucha armada palestina. También países latinoamericanos como Cuba o Nicaragua que durante años patrocinaron la lucha palestina, de diversas maneras.
La ex ministra de Asuntos Sociales Palestinos, Intisar Al Wazir (Um Yihad) confesaba en el año 2001 que el gobierno de Yasser Arafat destinaba US$5 millones para los mártires, heridos y prisioneros del levantamiento palestino (Intifada).
El grupo islamista Hamas ofrecía en el año 2009, US$3.000 por cada hombre que tomara por esposa a una viuda de un mártir de la guerra contra Israel. Y febrero de 2016, Mohamed Fatah Alí, embajador iraní en Beirut indicó que darían US$7.000 para cada familia de un shahid y US$30.000 por cada casa destruida a las familias de mártires en la Intifada por Al Quds (Jerusalén). Argumentando “…Continuaremos apoyando la revolución palestina…” “…la sangre de los mártires liberará toda Palestina desde el mar hasta el rio Jordán…”
Hay que mencionar otro elemento que no es menos grave. Mucho del dinero que termina pagando las pensiones vitalicias de los familiares de mártires o que conservan fuerte el aparato político desde donde se canalizan estos fondos provienen de Naciones Unidas, Estados Unidos, Unión Europea y otros países u organizaciones, aunque en muchas oportunidades no de manera directa, pero el destino de dichos fondos termina en las cuentas para el patrocinio del martirio.
La economía a favor del martirio y la “lucha sagrada”, es rentable, alarga el conflicto tanto como sea necesario y se siguen captando recursos que como ya fue mencionado, engrosan los bolsillos de los líderes palestinos en Gaza, Cisjordania y hasta en el extranjero, mientras la única forma de obtener recursos más o menos decentes por parte de los ciudadanos palestinos, es a través del martirio o el terrorismo.
Esto hace pensar que los palestinos están en un verdadero laberinto sin posibilidades de cambio, sin muchas opciones que no sean buscar una mejor vida en el otro mundo. Para los que se involucran en el mundo del terrorismo de manera activa (como suicidas) y para quienes son motivados a hacerlo o ver esto como un camino válido, alude pues, la frase lapidaria de la Divina Comedia de Dante Alighieri al llegar al inframundo “Perded toda esperanza los que entráis” y ciertamente que es el camino más sencillo para dominar a una población, desalentando un mejor porvenir.
La ruta de la verdadera tragedia palestina
Si hay un elemento que finalmente se puede destacar en la tragedia del pueblo palestino, es la falta de una política que les permita alcanzar mejores condiciones. Por supuesto que como ocurre en otros conflictos, los muertos los pone la población civil, los ideales los líderes, quienes desde sus mansiones, instituciones o pulpitos promueven el odio y el llamado a la inmolación y la destrucción del otro.
Los US$7.000 ofrecidos por Irán a la familia de los mártires palestinos, no se comparan con los $300 millones de dólares que en el 2004 el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung le endosaba entre la fortuna del desaparecido líder de la OLP y ex presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat.
Tampoco los $600 millones de dólares que el diario egipcio Al – Masri Al – Youm le ha calculado al actual Presidente de dicha organización, Abu Mazen, o los más de 1.700 millonarios que acumula la organización islamista Hamás, dueña de una burbuja inmobiliaria en la Franja de Gaza y quienes viven lejos de las necesidades y del déficit económico del 54% que las Naciones Unidas endosan única y exclusivamente a Israel, pero que no muestran en sus informes la cantidad de dinero mal habido, desviado o robado por los líderes palestinos para sus propios beneficios o para seguir patrocinando la lucha armada. Aún el material de construcción para reconstruir las zonas devastadas por los últimos conflictos bélicos entre Hamas e Israel son robados por el liderazgo de la Franja y utilizado con otros fines.
Imágenes del hotel Grand Palace en la Franja de Gaza[10].
Mientras el liderazgo palestino vive de la opulencia y lujos como si fueran los jeques de algún emirato. Su población tiene debe conformarse con las excusas de sus gobernantes y el adoctrinamiento al odio de estos, y pasar en ocasiones muchas necesidades económicas, producto de la corrupción de los líderes de gobierno.
Dicen que cada sociedad tiene los líderes que se merecen, en el caso palestino no han tenido mayores opciones, ya que el castigo por ser disidente en muchas ocasiones conlleva la muerte y el aislamiento de su familia. Pero en otros casos está claro que, realmente han logrado convencer a los ciudadanos que el cien por ciento de la culpa de todos sus males no provienen de las propias entrañas de su pueblo, sino de la existencia de Israel y ante este convencimiento, el resultado será seguir acumulando reveses que impiden más y más poder dar un giro a las condiciones actuales del golpeado pueblo palestino.
Por su parte Israel, no está dispuesto a negociar condiciones que pongan en peligro su existencia, ni tampoco que implique el sacrificio de ninguno de sus ciudadanos, sin importar su origen, religión o condición económica, cada ciudadano dentro de Israel ha demostrado una y otra vez que suma para la consolidación de la Nación Judía.
[1] https://www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/5zmkap.htm
[2] http://blog.camera.org/archives/2008/02/hamas_bugs_bunny_wants_to_eat.html
[3] http://archive.frontpagemag.com/readArticle.aspx?ARTID=27238
[4] http://www.timesofisrael.com/gaza-cleric-calls-on-palestinians-to-stab-jews/
[5] https://www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/5tdm4j.htm
[6] http://diariojudio.com/opinion/donde-esta-el-ben-gurion-palestino/16770/#
[7] http://www.jpost.com/Middle-East/PA-affirms-death-penalty-for-land-sales-to-Israelis
[8] https://www.icrc.org/spa/war-and-law/overview-war-and-law.htm
[9] http://acdemocracy.org/hamass-use-of-medical-facilities-and-ambulances-for-military-terrorist-purposes/
[10] http://www.grandpalace.ps/
Este articulo lo publicamos el 10 de enero del 2017 pero no ha perdido vigencia
La situacion sin final del conflicto es el negocio de los lideres que se enriquecen con el dinero que reciben para mitigar las condiciones humanitarias del pueblo palestino y malgastan lo que no queda en sus bolsillos en inventar una guerra absurda. Si se hubiera aceptado la particion original del 48, hoy los palestinos hubieran crecido al ritmo de Israel y tendrian un estado rico y brillante.