A propósito de las innumerables promesas del nuevo gobierno, quiero compartir algunas reflexiones sobre mi experiencia en una reciente misión a Israel donde conocí lo que llaman el “start up nation”. Es un país que se creo tan sólo hace 70 años y en poco tiempo se desarrolló y alcanzó un PIB per capita de primer mundo. Ha producido 60 unicornios -Colombia tiene 1- y tiene 6.000 emprendimientos activos. Algunas lecciones para Colombia.
La adversidad es motor de progreso y el pueblo judío la ha tenido en abundancia. En vez de renegar y echarle la culpa de sus circunstancias a los demás, han desplegado su fuerza de voluntad para hacer de una tierra estéril una potencia tecnológica. En Colombia nos encanta buscar culpables, si no son los españoles, es el imperio Yanqui, el gobierno de turno o los ricos.
La empresa privada es la columna vertebral y el orgullo de la nación. En nuestro país se ve al empresario con sospecha y como un explotador con una deuda social, a pesar de que somos los que ponemos la chequera en cada reforma tributaria.
Piensan en grande. Todos los emprendimientos están pensados para conquistar el mundo. En Colombia se piensa local y chiquito. Somos más pobres de mentalidad que de billetera. Si vamos a hacer un aeropuerto, es el aeropuertico. En vez de hacer un estadio nuevo, pintamos el viejo. Si vamos a hacer una carretera, hagámosla de tres carriles porque la doble calzada no se puede. Y el metro mejor elevado, porque subterráneo cuesta mucho.
Hay una expresión israelí que se llama “chutzpah”, que significa una actitud de confianza desbordada. Es la idea del ‘si se puede’. Esa actitud los llevó a volverse una potencia agrícola, a resolver su problema de agua y a tener una industria militar autónoma. Si los colombianos queremos descollar en el mundo, primero hay que creernos el cuento.
La tierra prometida no es un lugar sino un estado mental. Es la idea de un futuro mejor que se alcanza trabajando duro y superando obstáculos. En nuestro país últimamente preferimos el modelo de asistencialismo social, ofreciendo todo tipo de subsidios que no generan un potencial real de superación.
El ejército en Israel es la institución pública más importante. La seguridad es el prerrequisito de todo progreso. Israel cree que para tener paz se necesita demostrarle al adversario que son tan fuertes que a este no le queda más remedio que negociar. En Colombia se viene socavando la seguridad. Lo que persuadió a las Farc a negociar fue la seguridad democrática. Ahora queremos negociar con el ELN con zanahoria pero sin garrote.
Los judíos israelíes tienen un dicho: “nunca más”. Después del holocausto dicen que nunca más se dejarán abusar de nadie. Por eso tienen una de las fuerzas militares más fuertes del mundo. Por el contrario, nosotros dejamos que se nos metan al rancho. Desde el tribunal de La Haya y la ONU, pasando por ONG, y terminando por las Farc, las Bacrim y el ELN. A veces pareciera que no tenemos pantalones para hacernos respetar.
Honran su pasado. Tienen la idea de que se está construyendo un edificio en el cual la sociedad de hoy construye sobre lo que dejó la anterior. En Colombia pareciera que queremos desconocer el progreso que hemos logrado y desechar lo de atrás.
Estos y otros factores condujeron al milagro Israelí. No improvisemos, cuando hay países que nos pueden enseñar el camino.
El Estado de Israel, es en si mismo un «Milagro» la resulta de la voluntad de un pueblo por renacer de sus cenízas, por erguirse contra el infortúnio y sobreponérse a las peores adversidades …es tambien un ejemplo de fé y perseverancia en el esfuerzo colectivo, de amor compartido por una historia en comun, milenária y ríca como la del pueblo judio , mas allá de diferencias étnicas o de estátus sociales …es enfin, el cumplimiento de las profecias, el retórno a Sion tantos siglos esperado, y tantas otras salmodiado , la demostracion de un pueblo que se niega a resignarse al papel que otros pretendieron asignárle para escribir su própio relato, hecho de realidades tangibles y de sueños por cumplir, de proyectos compartidos, y de fraternidad desde la diversidad …