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| viernes noviembre 22, 2024

VAIELEJ-SHABAT TESHUVÁ 5783


B’H

Deuteronomio 29:9-31:30

La sección de Vaielej (y él fue) recuenta los eventos del último día de la vida terrenal de Moshé. «Tengo ciento y veinte años hoy,» dice Moshé al pueblo, «y no puedo salir y entrar más». Moshé transfiere el liderazgo a Iehoshúa, y escribe (o concluye la escritura de) la Torá en un rollo que deja en manos de los Leviim para ser guardado en el Arca del Pacto.

El precepto de Hakhel (reunir) es dado: cada siete años, durante el festival de Sucot del primer año del ciclo de Shemitá (año sabático), todo el pueblo judío, hombres, mujeres y niños, deben reunirse en el Templo de Ierushalaim, donde el rey debe leer de la Torá frente a ellos.

Vaielej concluye con la predicción de que el pueblo judío se apartará del pacto con Di-s, causando que Di-s se oculte, pero también con la promesa de que las palabras de la Torá «no serán olvidadas de las bocas de tus descendientes».

 

Shabat Teshuvá – Retornar con alegría

Por Eli Levy

Nos encontramos en los días de Aseret Iemei Teshuvá, los 10 días de arrepentimiento. Este Shabat es Shabat Teshuvá.

En general la Teshuvá tiene mala prensa, lo asociamos con caras serias, remordimiento, culpa y angustia. Pero el término Teshuvá que muchas veces se traduce como arrepentimiento en realidad significa retorno.

Déjenme explicar con más detalle: Cuando uno hace algo malo y luego reflexiona de sus acciones y errores se arrepiente, siempre queda la sensación de que si no hubiésemos cometido esa falta estaríamos mejor.

Teshuvá no es eso, teshuvá quiere decir volver a nuestro origen, a la fuente de energía que nos nutre. Como un hijo que vuelve de un largo viaje al hogar de sus padres, y sabe que en casa lo esperan con los brazos abiertos, que le harán sus platos favoritos y lo llenaran de amor y cariño, en este caso cada paso de retorno está lleno de alegría y gozo, no importa cuán lejos se haya ido ni por cuánto tiempo, lo que cuenta es que ahora está volviendo a casa. Es más ese largo viaje solo sirvió para enseñarle cuanto debe apreciar su casa materna y su familia.

Así también es estos días que volvemos a Hashem, debemos saber que El nos espera como una madre cariñosa, que no nos guarda rencor por habernos ido tan lejos y que solo quiere tenernos cerca para cuidarnos y darnos todo lo mejor.

¡Shabat Shalom y Gmar Jatima Tova! (www.es.chabad.org)

 

Ganándose el Mundo en un Instante

El Talmud, en el tratado de Avodá Zará 17a, nos cuenta acerca de un acontecimiento que nos muestra el gran poder de un arrepentimiento verdadero y sincero:

Una vez, el Sabio Rabí Iehudá HaNasi dijo llorando: «Hay quienes pueden ganarse un lugar en el mundo venidero en un instante».

¿A quién se estaba refiriendo? A Rabí Elazar Ben Durdaia. Él fue un hombre que estuvo inmerso en el pecado y las transgresiones por muchos años, pero una vez aconteció que una mujer le dijo en el momento de su pecado: «¡Elazar Ben Durdaia, tu arrepentimiento no será aceptado!».

Al escuchar estas palabras, él se levantó y fue hasta las colinas y los montes, y dijo: «¡Colinas y montañas Pidan misericordia para mí!».

Mas ellas respondieron: «Antes de pedir misericordia por ti, debemos pedir por nosotras, pues el versículo dice: ‘Las montañas serán removidas y las colinas se desmoronarán’ (Yeshayahu -Isaías- 54:10)».

Él dijo: «¡Cielo y tierra Pidan misericordia para mí!».

Pero ellos también respondieron: «Antes de pedir misericordia por ti, debemos pedir por nosotros, pues el versículo dice: ‘Los cielos se disiparán como el humo y la tierra se arruinará como una ropa’ (Yeshayahu 51:6)».

Él dijo: «¡Sol y luna Pidan misericordia para mí!».

Y ellos respondieron: «Antes de pedir misericordia por ti, debemos pedir por nosotros, pues el versículo dice: ‘Y la luna y el sol se avergonzarán’ (Yeshayahu 24:23)».

Él dijo: «¡Estrellas y constelaciones Pidan misericordia para mí!».

Pero nuevamente se encontró ante la conocida respuesta: «Antes de pedir misericordia por ti, debemos pedirla por nosotras, pues el versículo dice: ‘Y todos los anfitriones del cielo serán borrados’ (Yeshayahu 34:4)».

Entonces él dijo: «Este tema depende sólo y únicamente de mí», y luego puso su cabeza entre sus rodillas llorando tan amarga e intensamente que su alma lo abandonó, saliendo de su cuerpo.

Cuando esto ocurrió, una voz Divina fue escuchada: «Rabí Elazar ben Durdaia es merecedor por siempre del mundo venidero».

Rabí Iehudá HaNasi dijo: «No sólo que los que se arrepienten son aceptados, ¡¡¡sino que incluso son llamados ‘Rabí’!!!».

¿Por qué es que Rabí Iehudá HaNasi lloró? ¿Él estaba celoso?

No. Él lloró porque vio que en un solo instante cualquier persona puede alcanzar lo que a los justos les toma muchos años lograr, y eso demuestra tal vez, que los justos no hicieron suficiente esfuerzo durante sus vidas.

¿Y por qué se lo llamó «Rabí» a Elazar ben Durdaia? ¿Por qué fue honrado como a un maestro?

¡¡¡Porque gracias a él, todos pudimos aprender la importancia, la fuerza y el poder que cada instante de nuestras vidas posee!!! (www.judaísmohoy.com)

 

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