Por su fisura entre izquierda y derecha y la parálisis que eso conlleva, parece que Israel se acerca de nuevo a elecciones. Por más que en la próxima ronda no gane Bibi, y la izquierda resucite, el mal de la falta de consenso lleva al desánimo de los electores. El hecho de que la derecha pretenda encubrir con su reforma de la justicia el deseo de proteger a los corruptos no significa que la izquierda no tenga los suyos. Del mismo modo que la Ley, o sea la Torá, ha estado para nosotros por encima de todos los otros libros, es imprescindible que las leyes cívicas y sus jueces y ejecutores estén por encima del Parlamento que, como sabemos, es voluble y proclive a balanceos non sanctos. Eso cualquier parlamento. La justicia y el equilibrio dependen de la objetividad legal. Si el Likud, que tanto quiere BN, ahora se lo quiere sacar de encima, es porque se da cuenta de que el líder está arrastrando a la derecha liberal a posiciones de desgraciada intolerancia. Existe un malestar en grandes sectores de la Diáspora sobre el rumbo que está tomando la sociedad israelí, y eso importa y mucho. El país no peligra, es cierto, pero infinidad de problemas nacen a la luz de las discusiones sobre la reforma legal. A ojos de nuestros enemigos flota en el aire un viejo proverbio: a río revuelto ganancia de pescadores. Así que vuelve a ser cierto lo que uno de nuestros profetas le dijo a un rey que buscaba sanación: pon orden en tus tierras, arregla tu casa antes de pensar en tu aspecto. En ocasiones es bueno posponer, o incluso renunciar a planes que no cuentan con el beneplácito del pueblo pensante. Tampoco la pena de muerte solucionará el tema del terror, además de perjudicar a Israel en la imagen que tienen todavía del país sus buenos amigos. Hay que impedir que los asesinos obtengan armas y asistencia, ir dos, tres, cuatro pasos por delante. Llenar Gaza de indeseables o bien expulsar a sus familias de Israel. Desinflar el globo y la mentira de que permitir la ayuda económica los civilizará, hasta que de la noche a la mañana se tornen, como se dice hoy, friendly. Eso no ocurrirá. Se necesita mucha imaginación para resolver de una vez y para siempre el tema del aparato legal israelí, sus tendencias y límites. El problema de los religiosos es que no les interesa la verdad más de lo que desean el encubrimiento de la mentira. El de los laicos de izquierda, que su visión de que todo el mundo es bueno (entre los palestinos) es de una ingenuidad supina. Toda la medicina, y con ella la salud, se basa antes en el conocimiento de los males que en la obtención de los remedios que los atenúen y disipen. Cuando los pilotos de los aviones que supuestamente deben defenderte no quieren volar, es que el rumbo que los líderes han escogido no es el bueno. Antes que la derecha y la izquierda está el camino más apropiado. Como dijo Epicuro, ese apicoires que no sabía que lo era, el verdadero placer de vivir es la ausencia de dolor. Si la sociedad entera se queja por la antes citada fisura, primero hay que curar la herida.
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