En días recientes, durante el último Ramadán que coincidió con Pesaj y la pascua cristiana, aumentó la tensión entre determinados sectores palestinos, especialmente entre los militantes de Hamas, quienes crearon las circunstancias para culpar y demonizar a Israel y así justificar la violencia y el terrorismo: lanzamiento de cohetes a las ciudades israelíes desde Gaza, Líbano, Siria y agresiones en Jerusalén, Tel Aviv y Cisjordania, a la vez ocurrieron otras batallas en las redes sociales, principalmente en Twitter, más allá de las consabidas consignas de Free Palestine o del río al mar, eufemismos que encarnan el afán de destruir al Estado judío. Estos lemas concretos tenían el propósito de excusar y “blanquear” sanguinarias acciones terroristas.
En una de ellas, terroristas palestinos atacaron un carro en el cual iban dos jóvenes hermanas, que fueron asesinadas a balazos y luego, la madre sucumbió a las heridas. En la zona se hallaron 22 casquillos de bala de Kalashnikov.
Sobre este desgarrador caso, desde varias cuentas de Twitter, unas reales y otras son robots repetidores, desinformaron con dando datos ficticios; incluso afirmaron que esa masacre fue una ejecución por los “crímenes” de las adolescentes (ser judías). Una de las cuentas, The Electronic Intifada, presente en numerosas plataformas, una red de redes dedicada a promover el antisemitismo, cuyo director es Ali Abunimah, quien muestra pleno apoyo a ese tipo de “resistencia” verduga de Hamás y Yihad Islámica.
Hubo otras cuentas, entre ellas la de Shenaz Uppal @Shenaz10, que publicaron una foto de dos soldados con uniforme militar israelí, asegurando que eran las jóvenes ultimadas y con ello esbozaron una explicación de su asesinato. Por supuesto que el engaño era obvio, pues una de las hermanas tenía 15 años, no estaba en edad de servicio militar y la otra, de 20 años, tenía excepción por su condición de ortodoxa. De todos modos, en el supuesto negado que hubieran estado cumpliendo su servicio militar, se trata de un hecho legal y legítimo, en un ejército formal; no en facciones terroristas que asaltan a civiles.
Ese mismo día, por la noche, un terrorista palestino atropelló a un grupo de turistas que caminaba por el paseo marítimo de Tel Aviv, causando la muerte a un turista italiano, Alessandro Parini y heridas a seis británicos. La misma Shenaz Uppal y varias cuentas pro palestinas (más bien antisemitas) publicaron tweets contando versiones falsas enfocadas en incriminar a Israel.
También circularon con profusión mensajes en los que se acusaba a los judíos de “odiar” a los cristianos, acompañando un corto video en el que se veía a un grupo de jóvenes judíos ortodoxos pasando frente a un monasterio, al lado de un par de monjas; uno de los muchachos escupió y eso, fuera de contexto, fue tomado como desprecio. No obstante, al examinar el video, se distingue a un hombre que hace el saludo nazi y grita: Heil Hitler al paso de los judíos religiosos.
En estos tiempos, vemos que personajes inescrupulosos utilizan las redes sociales para tergiversar los hechos con el engendro de una narrativa calumniosa y una terminología de códigos distintivos para culpar a las víctimas. Abunimah y otros tantos activistas antisemitas aprovechan cada evento trágico para glorificar con temeridades sus despreciables intereses.
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