La peregrinación judía a la isla de Djerba en Túnez conmovió tanto a Rudy Saada que prometió repetirla con algunas de las personas más cercanas a él.
Así que Saada, periodista judío francés que vive en París y visitó Djerba por primera vez el año pasado, regresó esta semana a la isla y a su sinagoga El Ghriba con sus padres nacidos en Túnez, Frank y Josefine, ambos de 70 años.
Su regreso tuvo un giro trágico: la noche del 9 de mayo, minutos después de que Saada saliera de la sinagoga, un hombre armado asesinó a dos fieles y dos policías e hirió a varios más, en el peor ataque terrorista en ese centro judío tunecino en más de 20 años.
El ataque, cuyos detalles no se conocen por completo pero que ocurrió a pesar de las extraordinarias medidas de seguridad, ha provocado una ola de dolor y consternación entre los miembros de la comunidad de peregrinos a El Ghriba, la sinagoga aún en funcionamiento más antigua de África, y entre los judíos tunecinos. También se trata de un gran revés para los organizadores y partidarios de la peregrinación, que es un raro ejemplo de la supervivencia de relaciones con los judíos en un país árabe. “Los disparos resonaron minutos después de que la mayoría de los judíos extranjeros saliéramos de la sinagoga hacia los hoteles”, cuenta Saada. Asegurándose de que sus padres, quienes ya habían regresado a su hotel, estuvieran a salvo, Saada, de 41 años, se dirigió de regreso a la sinagoga para informar sobre la situación para RCJ Radio, una estación franco-judía con sede en París en la que dirige el departamento de noticias.
La policía asegura el área cercana a la sinagoga El Ghriba luego del ataque terrorista
(Foto: AFP)
La mayoría de los turistas ya habían salido de la sinagoga, que recibe unos 8000 peregrinos anualmente en Lag Baomer, cuando al menos un asaltante disparó y mató a Aviel y Benjamin Haddad, primos que vivían en Israel y Francia, respectivamente, así como a un oficial de seguridad. Otro funcionario murió al día siguiente por sus heridas, informó Reuters.
Los fieles que permanecían alrededor de la sinagoga cuando ocurrió el ataque, cuenta Saada, eran casi exclusivamente de la comunidad judía local, una de las pocas comunidades judías aún existentes en el mundo árabe.
“Una colorida y folclórica tradición llena de esperanza y alegría se ha convertido en tragedia”, opina Saada. “Es un revés importante para la peregrinación, que era motivo de orgullo para las autoridades y un vínculo importante e infrecuente que conecta a los judíos tunecinos y sus descendientes de todo el mundo con su país de origen”.
Los judíos, en su mayoría de origen tunecino, viajan a Djerba durante todo el año, pero especialmente en Lag Baomer, que este año cayó el 9 de mayo; miles de peregrinos se reúnen en la isla, que solía contar con miles de judíos y mantiene una población judía en descenso de unas 1000 personas.
La peregrinación judía a Djerba representa una gran fuente de ingresos para una isla que cuenta con pocas o ninguna, aparte del turismo
Inusualmente, a los israelíes también se les otorgan visas de entrada en Lag Baomer, a pesar de que Túnez e Israel no mantienen relaciones diplomáticas; estas se interrumpieron durante la Segunda Intifada, menos de una década después de su establecimiento tras los Acuerdos de Oslo de 1994.
Las fuerzas de seguridad del país predominantemente musulmán, donde los terroristas ya habían atacado la sinagoga de El Ghriba en 2002 matando a 19 personas, mantienen una sólida presencia en Djerba, especialmente durante la peregrinación. “La cantidad y el despliegue de seguridad incluso antes del ataque era notable”, comenta Saada. “Reflejó el nivel de importancia que las autoridades atribuyen a la peregrinación, que representa una gran fuente de ingresos para una isla que cuenta con pocas o ninguna, aparte del turismo”. En términos prácticos, “estamos hablando de un oficial de policía en cada esquina”, agrega.
Pero incluso eso dejó a las autoridades y los peregrinos expuestos al ataque del martes, que parece, al menos en parte, haber sido un trabajo interno: un hombre que el Ministerio del Interior de Túnez describió en un comunicado como asistente en el Centro Naval de la Guardia Nacional en Djerba disparó y mató a un oficial de policía, tomó las municiones del oficial y disparó a los fieles, antes de que otros funcionarios lo mataran a tiros. Al menos seis policías resultaron heridos en el intercambio.
Una turista visita El Ghriba, la sinagoga más antigua de África, en una imagen de 2015
(Foto: AP)
El hecho de que el ataque ocurriera a pesar de las medidas de seguridad “sugiere una impresión de inevitabilidad”, afirma Avi Chana, judío franco-israelí que nació en Túnez y visitó El Ghriba durante la peregrinación hace varios años. “Creo que es un golpe, al menos en el futuro previsible, a una hermosa tradición, y está causando un dolor palpable. Esto le está dando a la peregrinación un golpe mortal”.
Miryam Gez-Avigal, presidenta de la Federación Mundial de Judíos Tunecinos en Israel, describe sus sentimientos como “dolor intenso”. Pero Gez-Avital, quien nació en Israel y ha visitado Djerba al menos 17 veces, no se sorprendió del todo por el ataque. “Recientemente he estado sintiendo tensión, por lo que decidí no organizar una delegación oficial de la Federación ni el año pasado ni este. Personalmente no tengo miedo de ir a Túnez, donde la población es en gran medida acogedora, apoya a los judíos e incluso a Israel. Pero una delegación y la peregrinación son objetivos más grandes para una franja radical pequeña pero creciente”. Su grupo dejó de organizar grupos turísticos a El Ghriba a partir de la pandemia del Covid-19 en 2020.
Gez-Avigal describe la tensión como sutil. “Son amigos y contactos que no devuelven los mensajes, que no comparten en las redes sociales como solían hacerlo. No es algo que te digan directamente, pero sientes cierta tensión, que es el miedo”.
Las autoridades del presidente Kais Saied han tratado de separar la peregrinación, que los funcionarios tunecinos describen como parte del patrimonio local, de las discusiones sobre las posiciones de Israel y Túnez acerca del conflicto palestino-israelí
En los últimos años, en medio de la agitación política interna que siguió a la revolución de 2011 que desencadenó la Primavera Árabe y condujo al ascenso y posterior caída del poder de un partido islamista, la normalización con Israel, que muchos ven reflejada en la presencia de israelíes en Djerba, se ha vuelto un motivo de críticas por parte de los intransigentes.
Las autoridades del presidente Kais Saied han tratado de separar la peregrinación, que los funcionarios tunecinos describen como parte del patrimonio local, de las discusiones sobre las posiciones de Israel y Túnez acerca del conflicto palestino-israelí.
Saada también informó haber sentido nerviosismo antes del ataque. “La policía estaba tensa. El ambiente era tenso, y por una buena razón: aparentemente se encontró una grieta en la armadura”.
Asistentes a la peregrinación judía de Lag Baomer en la sinagoga El Ghriba antes del ataque
(Foto: AFP)
Martine Cohen, judía francesa de 70 años nacida en Túnez y que vive en París, reaccionó con ira ante la noticia del ataque, no solo respecto a la sociedad tunecina, que según dice está “irremediablemente infectada de antisemitismo”, sino también por los judíos que van allí en masa. “No entiendo esa locura de la peregrinación a Túnez”, dice Cohen, quien se marchó de niña con su familia tras la Guerra de los Seis Días de 1967, en medio de lo que muchos emigrantes judíos describen como una atmósfera antijudía que llevó a múltiples disturbios antisemitas. “Esa nostalgia por el buen Túnez solo puede ser compartida por aquellos que no conocen el lugar o lo olvidaron”, afirma. “Si la tragedia, que me entristece inmensamente, ofrece un resquicio de esperanza, es que tal vez ponga fin a una peregrinación que pone en peligro innecesariamente a tantas personas”.
El rabino Pinjas Goldschmidt, presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos, quien visitó Djerba con el liderazgo de su organización en 2018, señala que, en medio del dolor por las víctimas del ataque, “expresamos nuestra gratitud y admiración a los servicios de seguridad, sin cuya acción esta tragedia habría sido aún mayor”.
Goldschmidt agrega: “El mundo debe unirse y condenar en voz alta otro ataque cobarde contra los judíos durante el culto”.
*Periodista.
Fuente: The Times of Israel.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.
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