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| lunes abril 29, 2024

El miedo a la libertad


SHLAJ

El episodio de los espías es uno de los más trágicos de toda la Torá. No queda completamente claro quién los envió y cuál era el objetivo. En la parashá de esta semana, el texto dice que Dios le dijo a Moshé que los enviara (Números 13:1-2). En Deuteronomio (1:22), Moshé dice que el pueblo lo pidió. De cualquier manera, el resultado fue desastroso. Una generación entera perdió la oportunidad de entrar a la Tierra Prometida. La entrada del pueblo a la tierra se postergó durante cuarenta años. De acuerdo con los Sabios, la sombra de este episodio se proyectó hacia el futuro.(1)

Moshé les dijo a los espías que fueran a ver la tierra y trajeran un informe: ¿Había pocas o muchas personas? ¿Eran fuertes o débiles? ¿Cómo era la tierra? ¿Las ciudades estaban abiertas o fortificadas? ¿La tierra era fértil? También tenían la misión de traer con ellos algunos frutos de la tierra. Los espías regresaron con un informe positivo sobre la tierra misma: «Ciertamente es una tierra que mana leche y miel, y este es su fruto» (Números 13:27). Pero a continuación siguieron con uno de los «pero» más famosos en la historia judía: «Pero el pueblo que habita en la tierra es vigoroso, y las ciudades son fortificadas e inmensas. También vimos allí a los descendientes de Anak (el gigante)» (Números 13:28).

Al sentir que sus palabras estaban desmoralizando al pueblo, Calev, uno de los espías, los interrumpió con un mensaje para calmarlos: «¡Ciertamente hemos de subir y tomarla en posesión, pues sin duda podemos hacerlo!». Sin embargo, los otros espías insistieron: «No podemos atacar a ese pueblo, pues es más poderoso que nosotros… Todas las personas que vimos en ella eran descomunales… éramos como saltamontes…» (Números 13:30-33). Al día siguiente, el pueblo, convencido de que enfrentaban un desafío que estaba por encima de sus capacidades, expresó su arrepentimiento por haberse embarcado en el Éxodo y dijo: «Designemos un líder y regresemos a Egipto» (Números 14:4).

Hasta aquí la narrativa. Sin embargo, es muy difícil entenderla. Eso fue lo que llevó al Rebe de Lubavitch a dar una interpretación radicalmente revisionista del episodio.(2) Él formuló las preguntas obvias. ¿Cómo pudieron diez de los espías regresar con un informe tan derrotista? Habían visto con sus propios ojos cómo Dios envió una serie de plagas que dejaron de rodillas a Egipto, el mayor imperio del mundo antiguo. Habían visto al ejército egipcio, con su moderna tecnología militar, la carroza tirada por caballos, ahogarse en el mar mientras los israelitas cruzaban por tierra seca. Egipto era mucho más fuerte que los canaanitas, los perizitas, los jebusitas y otros pequeños reinos que tendrían que enfrentar para conquistar la Tierra. No se trataba de un recuerdo lejano, había sucedido apenas un año antes.

 

 
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