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| lunes diciembre 23, 2024

PINJAS 5783


B’H

 Números 25:10-30:1 

El nieto de Aharón, Pinjás, es premiado por su acto de celo al matar al príncipe de la tribu de Shimón, Zimrí junto a la princesa midianita, Cazbí: Di-s le otorga un pacto de paz y la kehuná – sacerdocio.

Un censo del pueblo cuenta 601.730 hombres entre 20 y 60 años. A Moshe se le ordena cómo debe dividir la Tierra entre las tribus y las familias de Israel a través de un sorteo. Las cinco hijas de Tzlafjad piden a Moshe que les conceda la porción de tierra que le pertenece a su padre, quien murió sin hijos varones; Di-s acepta su pedido y lo incorpora dentro de las leyes de herencia de la Torá.

Moshe lega el poder en manos de Ieoshúa para que lo suceda e introduzca al pueblo a la Tierra de Israel. La sección concluye con una detallada lista de ofrendas diarias, las ofrendas adicionales traídas en ShabatRosh Jodesh (principio del mes), y las festividades de PesajShavuotRosh HaShanáIom KipurSucot y Shminí Atzeret.

 

APRENDAMOS DE PINJAS

 

Pinjás, era un hombre de entrega total en su misma esencia. Por ello se puso en peligro en un asunto donde no hay obligación de ponerse en peligro, al punto de que si hubiera consultado si debe actuar como lo hizo, no se le indica que lo haga. Pero siendo que todo su ser es entrega total, no formuló preguntas sino que entregó su vida para celar el celo de Di-s. Esto es lo que debemos aprender de Pinjás: Ser judíos de entrega del alma en nuestra misma esencia, y ocuparnos de fortalecer la observancia de los preceptos y la difusión de la Torá en un espíritu de entrega total permanente. Esto significa, que no se tiene absolutamente en consideración dificultad ni obstáculo alguno, sino que se entrega totalmente a cumplir con la Voluntad Divina. Entonces uno se hace merecedor de que Hashem le da éxito a su trabajo de una manera de «maravilla», y causamos así en la práctica la verdadera y completa redención.

 

TRES DE REPROCHE, SIETE DE CONSUELO

 

Este Shabat leemos la primera de las tres haftarot de reproche, previas a Tishá BeAv, en las que el Profeta Jeremías predice la destrucción de Jerusalén y el Templo. Pero a partir del Shabat siguiente a Tishá BeAv se leen las siete haftarot de consuelo. Vemos que la medida del consuelo es superior a la del reproche. Muchas veces nos sentimos abrumados por situaciones que nos agobian, en esas ocasiones debemos pensar que es más grande el consuelo que seguirá a ese “reproche”.

 

El Pellizco

Por Yanki Tauber

“Desde la estrechez yo llamo a Di-s, El me responde con la extensión de lo Divino” – Salmos 118

 

“Entre estrecheces”, así es la descripción de Jeremías para el período entre el 17 de Tamuz, el día en el que las murallas de Jerusalén fueron rodeadas, y el 9 de Av, cuando el Templo Sagrado fue destruido y el exilio de Israel comenzó. Hasta hoy en día, estos dos días son días de ayuno, y las tres semanas “estrechas” entre ellos, son un período de luto y arrepentimiento.

Éste estrecho angosto, no es un obstáculo, sino lo contrario. Es un mecanismo para aumentar la productividad. Las Centrales hidráulicas, y las mangueras del jardín se emplean para exprimir un mayor grado de poder y velocidad del elemento que restringen. El Shofar, tocado para despertar al hombre en arrepentimiento, es también un dispositivo de este tipo, su estrecha boca “pellizcando” la corriente de aire expulsado de los pulmones del soplador hasta la nota que emerge de su amplio final.

Lo mismo es cierto con el estrecho que hay entre el 17 de Tamuz y el 9 de Av, y los 2000 años exilio físico y oscuridad espiritual. Veinte siglos de represión han arrancado el alma judía a través del embudo del exilio, revelando sus convicciones más profundas y provocando sus más altos potenciales. De estos terribles estrechos nunca hemos dejado de buscar a Di-s, y es esta búsqueda la que producirá la “extensión Divina” de la redención final y el mundo perfecto de la era mesiánica.

“En ese día”, proclama el profeta, “el gran Shofar será soplado. Y ellos vendrán, aquellos perdidos en la tierra de Asiria, y aquellos abandonados en la tierra de Egipto, y se prosternarán delante de Di-s en el Sagrada montaña, Jerusalem”. En ese día, la bondad y perfección de la creación de Di-s, estallará de los estrechos y ocultamientos, y florecerá en una realización sin restricciones. (www.es.chabad.org)

 

¿Quién toma tus decisiones?

Por Naftali Silberberg

Una vez le preguntaron a un hombre casado cuál era el secreto de su feliz matrimonio.

“Es sencillo”, respondió. “Nos dividimos las responsabilidades. Hace mucho tiempo decidimos que mi esposa toma todas las decisiones pequeñas y rutinarias, y yo tomo las más importantes.

“Ella decide qué casa compramos, adónde vamos de vacaciones, si los niños van a escuelas privadas, si yo debo cambiar de trabajo, y cosas por el estilo”.

“¿Y cuáles son las grandes decisiones?”

“Bueno, yo tomo las grandes decisiones, las que son fundamentales. Decido si Estados Unidos debe declararle la guerra a China, si el Congreso debería recaudar dinero para enviar una expedición tripulada a Marte… ese tipo de cosas”.

La vida es una serie de elecciones y decisiones. Sin embargo, las decisiones son relativamente simples en comparación con su implementación. La mayoría de nosotros “elige” vivir de manera saludable; ser mejores como padres, esposos y también mejorar nuestras capacidades interpersonales; conocer más; avanzar en nuestras profesiones; etc. El desafío es llevar a cabo estas decisiones. El truco está en concentrarse en una, dos o tres de estas elecciones. Pero eso nos lleva a tomar otra decisión. ¿En cuál de estas elecciones deberíamos enfocarnos?

Para obtener un poco de perspectiva sobre este asunto, echemos un vistazo a la Torá, específicamente a la descripción de los métodos según los cuales tenía que dividirse la Tierra Prometida entre las tribus.

“A la tribu más grande aumentarás su heredad, y a la más pequeña disminuirás su heredad” (Bamidbar 26:54). La división de la tierra era lógica: cada tribu recibía un lote según su tamaño. Además, la tierra no se dividía solo sobre la base de su extensión, sino que se evaluaba su calidad y su potencial de rendimiento, para asegurar que cada tribu recibiera una porción justa.

Sin embargo, la decisión última la tomó el azar. Luego de que la tierra se dividiera en doce porciones, cada una de las porciones destinadas a una tribu en particular, con la población correspondiente a su tamaño, se llevó a cabo un sorteo para determinar qué tribu recibiría cada porción. Por milagro, el sorteo confirmó la división que se había acordado.

¿Cuál era la necesidad de este proceso de dos instancias? Si la división pretendía ser lógica, ¿por qué se necesitó de un sorteo? Y si había que dejarla en manos de Di-s —mediante un sorteo—, ¿qué necesidad de invertir tiempo y energía en cálculos, logística y evaluaciones?

Quizás la lección que Di-s quería enseñarles a los israelitas antes de que entraran a la tierra, antes de que se iniciaran en el arte de ganarse la vida y todas las decisiones que eso implica, era que esas decisiones que parecen estar en nuestras manos están también, en última instancia, determinadas por el azar, orquestadas por la mano de Di-s.

El Talmud nos cuenta que cuarenta días antes de la concepción de un niño, un ángel se acerca a Di-s y le pregunta si el niño será sabio o tonto, fuerte o frágil, rico o pobre y con quién se casará. Sin embargo, no le pregunta si será honrado o malvado, porque “todo está en manos del Cielo, excepto el miedo (de la persona) al Cielo”.

Podemos pensar que nosotros elegimos nuestra pareja, nuestra área de trabajo, la ciudad en la que residimos, etc. Pero, de hecho, estas preguntas ya han sido respondidas en su totalidad incluso antes de que nosotros fuéramos concebidos. Sí, Di-s espera que tomemos decisiones sabias, pero en última instancia estas decisiones sabias están manipuladas y guiadas por Di-s, que orquesta las circunstancias para asegurarse de que sigamos el camino que Él planeó para nosotros.

Y aun así podemos enorgullecernos de ser criaturas que tienen la libertad de elegir. Pero esa elección está relegada al campo de lo que está bien y lo que está mal, de la ética y de la moral. Tenemos la capacidad de elegir si rezaremos concentrados, si donaremos a caridad, si seremos amables con nuestros pares y si mantendremos la cashrut. Y en última instancia, nuestras elecciones en estos terrenos serán nuestro legado: porque en realidad son nuestras únicas elecciones reales, no influenciadas.

Entonces, ¿en qué elecciones nos vamos a enfocar? ¿En las “grandes”, sobre las que no tenemos control en absoluto, o en las “pequeñas”, que están por completo en nuestras manos?

Resulta que son las pequeñas elecciones aquellas que tienen un impacto en el mundo. (www.es.chabad.org)

 

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