Dan Halutz cumplió el 7 de agosto 75 años. Nació casi con Israel, pocos meses después de la fundación del Estado judío. Creció y se desarrolló con el país, dedicando décadas a la seguridad nacional, primero como piloto de combate que logró derribar numerosos aviones enemigos en guerra, luego como jefe de la Fuerza Aérea y finalmente, al hacer historia en el 2005 convirtiéndose en el primer Comandante en Jefe del estado Mayor de Tzahal, las Fuerzas de Defensa de Israel, que no llegaba de una unidad de tierra.
Pero ahora siente que está librando la guerra más importante y dura de su vida, por la preservación de Israel como el Estado judío y democrático que siempre fue.
Dan Halutz es una de las figuras más destacadas de la protesta que envuelve desde hace el mes de enero a Israel, uno de sus exponentes más agudos en la crítica al gobierno. Y él, nacido en un hogar de padres oriundos de Irán e Irak ,una casa en la que siempre, según nos cuenta, se votó al Likud, rechaza rotundamente el intento de presentar a la protesta como la reacción de las “élites ashkenazíes de izquierda” contra “el pueblo”.
Sobre esto y mucho más es la entrevista que le realizamos en su casa en Tel Aviv. La publicamos en dos partes. En la próxima, la parte personal, su vida, su familia y su comunidad.
P:Dan, usted ha sido protagonista de momentos históricos en la lucha por Israel y en posiciones de gran influencia. Y me pregunto si la situación actual, que me consta le amarga, ensombrece a su criterio todo lo logrado. ¿Cómo son las proporciones?
R:Ante todo el Iom Haatzmaut por los 75 años de Israel no fue tan festivo como debería haber sido, ya que una gran sombra pende sobre Israel. Cuando analizo la realidad actual, claro que no digo que todo se ha arruinado, pero tenemos un serio problema con el liderazgo y la dirección hacia la que quiere llevar las cosas. La infraestructura existe, todo está aquí, también la gente, pero estamos desarmados, divididos . Y esto se lo debemos a Netanyahu, que siempre ha ido por el camino de la división interna, de la incitación, creando una atmósfera en la que supuestamente una parte de la población está sometida por la otra parte, en la que hay discriminación. Logró crear dos campos separados. Y yo rezo para que un día, cuando él desaparezca de nuestras vidas, logremos volver a unirlos. Pero no estoy seguro. Lamento decir que no estoy seguro.
P: Se abrió una grieta…
R: No es una grieta, es un cañón, un valle profundo. Hay odio, un instinto de venganza como si “los otros” fueran enemigos del país . Yo no odio ni a extremistas de derecha ni a los haredim (ultraortodoxos) pero sí tengo críticas. Y hay sectores en esos públicos que parecería que se quieren vengar, no sé de qué. No tengo claro cuál es su motivación.Pero al fin de cuentas, soy optimista, porque tengo claro que nadie puede mentirles a todos todo el tiempo.
P: ¿Qué siente más, optimismo o preocupación?
R: Optimismo, precisamente porque estoy muy preocupado, ya que cuando uno está preocupado hace cosas, se mueve, toma iniciativas para resolver los problemas. Y nosotros, los liberales demócratas, no nos detendremos hasta que …no me gusta decir hasta que “ganemos”…
P:Es que “ganar” en forma absoluta, en lugar de lograr un acuerdo, dejaría a quienes apoyan al gobierno con una sensación que no ayudaría en nada.
R: Justamente, por eso no quiero hablar de victoria sino de conseguir que Israel siga siendo un país de avanzada en la educación, la academia, la tecnología, uno de los países más desarrollados del mundo, y que no se convierta en un país del Tercer Mundo.
P: ¿Reconoce que son necesarios ciertos cambios en el Poder Judicial, en las relaciones entre los poderes, aunque no considere que la reforma propuesta apunte a mejorar y corregir?
R: Claro que sí hay que lograr ciertos cambios. Un país que celebra su 75° aniversario es natural que los necesite. No se halla todas las soluciones ideales para siempre en los primeros días hasta el fin de las generaciones. Así que sí, claro que son necesarios ciertos cambios.
P: Hay cosas que mejorar…
R: Cosas que cambiar, mejorar, adaptar, cancelar, agregar…todo está bien. Pero un cambio de régimen no se hace con una mera mayoría de coalición. Cambio de régimen es algo que atañe también a la mitad del pueblo que no eligió a este gobierno. No estamos en un partido de basquetbol en el que podemos contar 64 contra 56 (los escaños de gobierno y oposición) ya que el país no se maneja de modo que quien tiene más puntos hace todo lo que quiere porque ganó. No funciona así en democracia. Y ni que hablar del hecho que ahora, la mayoría del pueblo está con el lado que perdió las elecciones. Y debemos recordar que aquí la motivación de fondo es el deseo de Netanyahu de salvarse de la prisión.
El papel central de Netanyahu
P: ¿Está convencido que ese es su deseo principal, que para eso quiere lo que usted considera es revolución para cambiar el régimen?
R: Estoy convencido. Y en su propia casa lo presionan fuertemente para que no de el brazo a torcer. Ya lo dijo su esposa años atrás: “que se incendie el país”. Pues él lo está incendiando.
P. Usted se refiere a aquella grabación revelada por la radio pública israelí en la que se oye claramente a Sara Netanyahu quejándose por ciertas críticas internas en el Likud, diciendo que su esposo es un líder a nivel nacional y que si no les viene bien, pues que se incendie el país. Textual. Lo escuché yo también.
R: Así es, lamentablemente.
P: Hay distintas interpretaciones del comportamiento de Netanyahu. A veces parece que él es el que mueve todos los hilos y a veces parece que está dominado por los socios más extremistas de su coalición. ¿Qué le parece?
R: No tengo ninguna duda que él está al frente de todo.
P: ¿No cree que está presionado por el sector más duro de su partido y de la coalición?
R: De todos modos recordemos que un líder se mide no por cómo se rinde ante las presiones de afuera sino por cómo defiende sus principios y valores. El valor supremo de una segura existencia del Estado de Israel en un vecindario nada seguro, es ese. Y si él renuncia a ello para mantenerse en el poder, no es digno de ser Primer Ministro. Si es presionado por los extremistas que lo extorsionan, no es digno del cargo.Y si es él quien está al frente de todo lo que está pasando, claro que no es digno de ser Primer Ministro. Yo creo que es cuestión de tiempo, no mucho, hasta que baje del estrado político. Y si quiere quedar registrado en la historia judía con al menos un renglón positivo, lo mejor es que se retire. De lo contrario, quedará registrado como un falso mesías.
P: Pero Netanyahu hizo mucho, tuvo muchos logros. ¿Cree que borró todo por la polémica actual?
R: Absolutamente todo. No digo que no tuvo logros, pero quedan seriamente minimizados frente a sus fracasos. No dice la verdad, a veces en una misma frase hay una cosa y su opuesto. Por un lado dice que la protesta es pequeña e insignificante y por otro dice que paraliza el país. Dice que apoya la democracia y que lo que quiere son solamente unos cambios pequeños y después empieza a comparar con regímenes y sistemas que no tienen nada que ver con el israelí tanto por el hecho que no tenemos un parlamento de dos cámaras, como por el hecho que los tres poderes aquí no están claramente separados como en otros lados, por la mezcla entre el ejecutivo y el legislativo.
Trabajar con Netanyahu
P: Usted no fue Comandante en Jefe de Tzahal bajo su autoridad como Primer Ministro ¿verdad?
R: Afortunadamente no.
P: Muchos de quienes sí trabajaron con él, que estuvieron al frente de los principales servicios de seguridad-salvo el ex jefe del Shin Bet Avi Dichter que es hoy ministro en su gobierno- lo critican y sostienen que no es el mismo Netanyahu que ellos conocieron.
P: Lo que cambió es algo muy concreto: que fue imputado ante tribunales por sospecha de corrupción. Todos marcan con claridad el comienzo de su gran cambio cuando se anunció la decisión de imputarlo. El asesor legal del gobierno, Fiscal del Estado, Avihai Mandelblit, al que él mismo había nombrado para el cargo, se convirtió a sus ojos en indigno del puesto, desde que decidió acusarlo. Lo mismo con el entonces Inspector General de la Policía Alshej y todo aquel que lo criticó, incluyendo el ex jefe del ejército que fue su Ministro de Defensa, Moshe Yaalon. Lo único que cambió es que lo acusaron ante tribunales, todos los que trabajaron con él lo dicen.
Democracia de origen y de acción
P: La pregunta es si es correcto concentrar todo en Netanyahu. Aquí hay un gobierno que fue electo democráticamente.
R: No tenemos ninguna queja contra el hecho que este gobierno llegó al poder, aunque discrepemos con muchas de sus posturas. El problema es que no se destruye un país para salvar al jefe de la coalición de sus juicios. Es que la democracia puede destruirse a si misma, porque un gobierno puede llegar al poder democráticamente y actuar de una forma que arruina todo.
P: O sea que no importa sólo cómo se llega al poder sino cómo se gobierna.
R: Por supuesto. La democracia es el sistema de gobierno más frágil. A ti, que viniste de Sudamérica, no te tengo que explicar qué es una dictadura. Pero a los nacidos en Israel sí hay que explicarles. También en Alemania un gobierno que subió al poder democráticamente, cambió. También el gobierno autoritario de Polonia, y el de Hungría, así como en Turquía.
P: Y cuando usted menciona a Alemania ¿no tiene que aclarar “salvando las distancias”?
R: Por supuesto. Ni que hablar. En Alemania se lanzó la gran catástrofe del pueblo judío. Yo estoy hablando del sistema, del hecho que se puede ser electo democráticamente y luego hacer cosas que arruinan la democracia. Esa es la única analogía. Menciono a la Alemania de entonces como modelo destructivo, como una democracia que no logró protegerse y se convirtió en un régimen destructivo. Nosotros tenemos que saber proteger a nuestra democracia. Cada uno lo llama como quiere, pero para mí, si se quiere pasar a un régimen en el que el gobernante controla los tres poderes, eso para mí es una dictadura. Los matices no importan mucho.
P: ¿Y usted cree que eso es lo que busca Netanyahu?
R: Yo creo que lo que él quiere es un control absoluto del sistema judicial, ya tiene control de la Kneset y claro que quiere seguir siendo Primer Ministro porque considera que con todo eso, finalmente no entrará a la cárcel.
La guerra más importante
P:¿Cómo compararía entre las guerras en las que participó, en el campo mismo de batalla, y la lucha que está librando ahora?
R: No tengo duda ninguna: esta es mi guerra más importante. La principal, estoy seguro.
P: ¿Es como otra guerra de independencia?
R: Sí, porque es una guerra destinada a garantizar que este hogar que es Israel esté aquí como hasta ahora para mis nietos, que tengan la posibilidad de vivir en un país normal, no un país dominado por extremistas religiosos. A mi modo de ver, la tragedia de Israel es la conexión entre la religión y el Estado. No se puede hacer una constitución porque los partidos ultraortodoxos no están dispuestos a que aparezca la palabra “igualdad”.Y los dementes como Smotrich de “El Sionismo Religioso” quieren que esto sea un país desde el río Jordán hasta el Mediterráneo y que nosotros, los burros, luchemos para ellos, para garantizar esa visión. Pero eso no ocurrirá bajo ningún concepto.
P: Una pregunta que no me gusta: ¿cree que hay una contradicción entre la condición de Israel como Estado judío y como Estado democrático?
R: No entre judío y democrático sino entre extremismo religioso y democracia. Hay numerosos judíos religiosos liberales y grandes demócratas. Eso es indudable. Pero aquellos religiosos que interpretan la Torá considerando que la mujer debe ir atrás en el ómnibus y que los homosexuales y lesbianas son un peligro inhumano, son un problema.Para mí eso no es judaísmo. Yo veo en las manifestaciones a numerosos religiosos que participan aunque a veces saben que pagarán por eso un precio nada sencillo en sus comunidades.
P: Depende dónde, yo he visto en manifestaciones a grupos de religiosos que me contaron sobre sus comunidades en las que muchos salen a manifestar.
R: Es cierto. Pero en muchos casos tienen que ser muy osados para adoptar posturas liberales en pro de la democracia.
P: ¿Cree que se libraría aquí una lucha como la que vemos desde hace meses en las protestas, si un gobierno intentara dar pasos que desdibujaran el carácter judío de Israel?
R: Creo que nadie osaría hacerlo. Nadie puede quitarle a Israel su condición de Estado judío. Yo no me pongo tefilín ni rezo todas las mañanas pero soy absolutamente judío. La tradición judía es parte de nuestros fundamentos básicos más hermosos. El problema es cuando algunos la arruinan, cuando sale algún rabino alegando que en nombre del judaísmo no se puede esto o lo otro, distorsionando la esencia del judaísmo.En la Torá se respeta profundamente muchas cosas que hoy algunos extremistas no quieren respetar. No lo puedo aceptar.
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