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| jueves noviembre 21, 2024

SHEMINI ATZERET-SIMJAT TORÁ 5784


B’H

¿Qué es Shemini Atzeret / Simjat Torá?

La fiesta de Sucot va seguida de una fiesta independiente llamada Shemini Atzeret. En Israel esta es una fiesta de un día; en la diáspora es un feriado de dos días, y el segundo día se conoce como Simjat Torá. Esta festividad se caracteriza por un gozo totalmente desenfrenado, que alcanza su punto culminante en Simjat Torá, cuando celebramos la conclusión — y el reinicio — del ciclo anual de lectura de la Torá.

Estos dos días constituyen un feriado importante (Iom Tov), cuando la mayoría de las formas de trabajo están prohibidas. En las noches anteriores, las mujeres y las niñas encienden velas, recitan las bendiciones correspondientes, y disfrutamos de comidas festivas nocturnas y diarias, acompañadas de kidush. No vamos a trabajar, no conducimos, escribimos o encendemos o apagamos dispositivos eléctricos. Está permitido cocinar, salvo si cae en Shabat.

Shemini Atzer

El primer día, Shemini Atzeret, presenta la oración por la lluvia, que conmemora oficialmente el inicio de la temporada de lluvias del Mediterráneo (es decir, Israel) y la oración de Izkor (suplicando a Di-s que recuerde las almas de los difuntos). Ya no tomamos las Cuatro Especies y ya no mencionamos a Sucot en las oraciones del día; en la diáspora, sin embargo, todavía comemos en la sucá (pero sin recitar la bendición).

Simjat Torá

El punto culminante del segundo día, Simjat Torá («La Alegría de la Torá»), son las hakafot , que se llevan a cabo tanto en la víspera como en la mañana de Simjat Torá, en la que marchamos y bailamos con los rollos de la Torá alrededor de la mesa de lectura en la sinagoga. (En muchas sinagogas, las hakafot también se llevan a cabo en la víspera de Shemini Atzeret).

En este feliz día en que concluimos la Torá, es costumbre que todos los hombres participen en la celebración recibiendo una aliá. ¡Los niños también reciben una aliá!

Después de la aliá final de la Torá, inmediatamente comenzamos un nuevo ciclo desde el comienzo del Génesis (de un segundo rollo de la Torá); esto se debe a que tan pronto como concluimos con el estudio de la Torá, la sabiduría infinita de Di-s, en un nivel, inmediatamente comenzamos de nuevo, esta vez para descubrir interpretaciones nuevas y más elevadas. (En la Tierra de Israel, la celebración y las costumbres de estos dos días están comprimidas en un solo día). (www.chabad.org)

REALMENTE MERECEREMOS ALEGRARNOS

En Pesaj salimos de Egipto (Mitzraim), de nuestras estrecheces y limitaciones (meitzarim). Pero hay muchos hermanos nuestros que siguen en esclavizados en Mitzraim.

En Shavuot recibimos la Torá. Pero muchos hermanos nuestros no saben que ésta existe.

En Rosh HaShaná coronamos a Di-s como Rey del universo. Pero muchos hermanos nuestros no toman conciencia de esta coronación.

En Iom Kipur Di-s nos perdona por nuestros pecados cometidos contra Él. Pero muchos hermanos nuestros no saben que existe esta posibilidad de iniciar una nueva vida limpia de pecados.

Pero si nosotros ayudamos a nuestro hermano a salir de Mitzraim-meitzarim.

Si le enseñamos que hay una Torá que es el plano maestro con que Di-s creó el mundo.

Si hacemos que nos acompañe a coronar a Di-s como Rey del universo.

Si le mostramos como en Iom Kipur puede lograr el perdón.

Si nos unimos todos: el sabio lleno de buenos actos, el sabio que carece de actos, el que tiene buenos actos pero carece de sabiduría, y el que no tiene ni buenos actos ni sabiduría en la fiesta de Sucot, juntos como las cuatro especies bajo el techo de una sucá, entonces con todo derecho podremos estar alegres y danzar en Simjat Torá, pues ninguno de nuestros hermanos estará ausente.

 

¡¡¡Este es mi Sefer Torá!!!

Por Ruth Benjamin

Henryk era muy pequeño en 1945, cuando la Guerra acabó y los sobrevivientes intentaban rastrear frenéticamente a sus parientes. Había pasado la mayoría de su vida con su niñera que lo escondió de los Nazis por pedido de su padre. A pesar del gran riesgo, la mujer lo hizo pues amaba al niño.

Todos los judíos fueron asesinados, y la niñera de Henryk no pensó que el padre, Joseph Foxman, sobreviviría la destrucción en Auschwitz. Por consiguiente decidió adoptar al chico, bautizándolo en la Iglesia y enviándolo a estudiar catecismo con el sacerdote local.

Era Simjat Torá cuando su padre vino a buscarlo. La niñera acongojada empacó su ropa y su libro de catecismo, enfatizando al padre que el muchacho se había vuelto un buen católico. Joseph Foxman tomó a su hijo de la mano y lo llevó directamente a la Gran Sinagoga de Vilna.

En el camino, le dijo a su hijo que era judío y que su nombre era Abraham. Cuando pasaron por la iglesia y el muchacho se persignó reverentemente. Su padre, a pesar de la gran angustia, no dijo nada. Tenía que mostrar a su hijo su Judaísmo, el Judaísmo viviente, y de esta manera recuperaría su esencia.

Entraron en la Gran Sinagoga de Vilna, ahora un remanente del pasado, de la era de una vida judía vibrante. Allí encontraron a algunos sobrevivientes judíos de Auschwitz que habían llegado a Vilna y trataban de reconstruir sus vidas y su espíritu judío. En medio de la severa realidad de su sufrimiento y las pérdidas terribles, estaban cantando y bailando con alegría, celebrando Simjat Torá.

Abraham miraba con sus ojos muy abiertos a su alrededor y tomó un Sidur andrajoso con un toque de afecto. Algo de muy adentro respondió a la atmósfera, y él estaba contento estar allí con su padre. Sin embargo, se negó a unirse a la danza.

Un hombre judío que lleva un uniforme del Ejército soviético no podía apartar la vista del muchacho, y se acercó a Joseph. «¿Este niño es… judío?» Preguntó, con un toque de temor en su voz.

El padre contestó que el muchacho era judío y se lo presentó. El soldado miró fijamente a Henryk-Abraham, y luchó para detener las lágrimas. «Durante estos cuatro años terribles, he viajado miles de millas, y este es el primer niño judío vivo que veo en todo este tiempo. ¿Te gustaría bailar conmigo sobre mis hombros»? Le preguntó al muchacho que lo miraba fascinado.

El padre le dio permiso, y el soldado alzó al niño en sus hombros. Con lágrimas rodando por sus mejillas y con su corazón lleno de alegría, el soldado se unió en la danza.

«¡¡¡Este es mi Sefer Torá!!!» Lloró con emoción.

Abe Foxman, el director nacional de la «Liga de Anti-difamación» -el Abraham de nuestra historia- recuerda esto como su primer sentimiento consciente de una conexión con el Judaísmo y de ser un judío. (www.es.chabad.org)

 

¡¡¡JAG SAMEAJ!!!

 
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