Sudáfrica fracasó estrepitosamente tras no lograr los objetivos trazados en su acusación a Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) derivado de las acciones militares que el Estado Judío se ha visto obligado a emprender tras la matanza de la que fueron víctimas sus ciudadanos el 7 de octubre último en manos del grupo terrorista palestino Hamás. En primer lugar, Israel no fue declarado “estado genocida” y, en segundo lugar, no se ordenó un cese al fuego en Gaza.
Sudáfrica, actuando bajo lineamientos políticos divorciados con el derecho internacional, obvió en su ponencia que Israel fue víctima de un pogromo proveniente de Gaza que, en pocas horas, tuvo como saldo el asesinato de más de 1200 personas, en su mayoría judíos, sin dejar de mencionar las violaciones, torturas, decapitaciones de bebes y el secuestro de más de 250 personas a Gaza, 136 de las cuales aún permanecen cautivas al momento de escribirse estas líneas.
El fallo de la CIJ, leído el 26 de enero último, en la víspera del Día Internacional del Holocausto, tiene como punto de partida el reconociendo que el ataque del 7 de octubre fue el desencadenante de todos los hechos tratados en la demanda y ante la existencia de una agresión palestina hizo que el texto se dirija a controlar los efectos y no a afectar el derecho de auto defensa de Israel que quedó establecido sin duda alguna tras el día en que mayor número de judíos fueron asesinados desde el fin del Holocausto.
Seguidamente, y algo que viene cumpliendo Israel, pero no Hamás, fue el llamado a las partes en conflicto para proteger a la población no beligerante en Gaza, recordando que Israel hace esfuerzos para que los civiles no sufran las consecuencias de la guerra y que Hamás usa a la población palestina como escudos humanos, sin olvidar que Hamás dispara sus misiles desde mezquitas, universidades, escuelas y hospitales en contra de civiles israelíes.
Según la CIJ, Israel tiene la obligación de presentar un informe dentro de un mes, a fin que la corte verifique las medidas implementadas para proteger a la población civil, mismas que vienen siendo cumplidas desde el mismo inicio de las hostilidades. Esta solicitud indica que no se comete genocidio tal y como lo aseguró la parte sudafricana, pero si pide tomar medidas para evitarlo.
A su vez, la CIJ pide al grupo terrorista Hamás la liberación de los rehenes israelíes secuestrados de manera inmediata sin mencionar que el proceso debe ser hecho a cambio de terroristas palestinos presos en cárceles israelíes, un indicativo de la ilegalidad con la que actúan los terroristas islámicos desenmascarados nuevamente gracias a la torpeza de sus socios sudafricanos.
Pide la CIJ que los funcionarios israelíes bajen la agresividad en su retórica que pudiera ser interpretada como amenazas existenciales a la población palestina, sobre todo tras las evidencias de las violaciones a mujeres y el degüello de niños israelíes, pero, si así lo dijo la CIJ, los funcionarios de Israel tendrán que hacer ajustes en ese particular.
Al tomar nota la CIJ lo vivido el 7 de octubre, queda abierta la posibilidad para que terroristas perpetradores de violaciones a los Derechos Humanos sean acusados en el futuro de crímenes de lesa humanidad ante las instancias competentes, mismas que pueden ser incluso cortes israelíes en caso que las Fuerzas de Defensa de Israel logren aprehender vivos a los cerebros de la carnicería realizada por Hamás.
La derrota judicial sudafricana no fue tomada como tal por el demandante, toda vez que en medios y redes iniciaron una campaña para presentar el fallo como un alegato contra Israel y su campaña militar, sin embargo, el fallo no ordena ni obliga, solo hace pedidos o recomendaciones.
Finalmente, e importante, fue que se marcó un precedente y manda un mensaje fuerte: la CIJ no acepta ser utilizada, menos manipulada, para disputas políticas e ideológicas, tema que por cierto hará pensar dos veces a futuros enemigos de Israel de presentar demandas y terminar haciendo un ridículo similar al hecho por Sudáfrica.
(*) Lic. en Educación e Historia, Universidad Hebrea de Jerusalén.
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