El 7 de octubre de 2023 se produjo la masacre perpetrada por el grupo terrorista palestino Hamas, en el sur de Israel. Dicho ataque tuvo proporciones demenciales, al punto de dejar la percepción de un día de Holocausto. De esa manera, las hordas de Hamas sometieron a cientos de personas en un festival de música y a numerosas familias a las que violaron, torturaron, mutilaron, quemaron, degollaron y secuestraron a unos 250, el más joven, un bebé de 9 meses, quien hace pocos días, estando en cautiverio, cumplió su primer año.
Frente a la dimensión y el horror de estos hechos que califican como crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, hemos visto cantidades de declaraciones distorsionadas, descontextualizadas, contradictorias e irreales que, pese a obedecer a una narrativa interesada, ese tipo de expresiones más bien hablan mal de quienes las profieren y en muchos casos se trata de un apoyo político automático de la extrema izquierda que, en vez de beneficiar a los palestinos, resulta en una absurda apología al terrorismo y en claro antisemitismo. De hecho, desde ese nefasto sábado 7 de octubre hasta el presente, en el mundo enfrentamos un estallido brutal de odio antisemita, especialmente proveniente de la extrema izquierda; aquí mencionamos algunos ejemplos que muestran lo ilógico, inútil e injusto de tales actitudes y enunciados.
Durante uno de los debates previo al proceso electoral en Argentina, tras un par de días posterior a la masacre de octubre de 2023, hubo una propuesta de la organización para hacer un minuto de silencio por las víctimas israelíes, pero la candidata a presidente por el Frente de Izquierda, Myriam Bregman, rechazó el gesto; y durante su discurso hizo una pirueta verbal para acusar a Israel por ese ataque. Del mismo partido, la candidata a jefa de gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires, Vanina Biasi, se mostró con un pin de la bandera palestina, criticó “la propaganda sionista” y siguió con un discurso violentamente antisemita. En esos días, partidos de izquierda argentina convocaron a “una marcha en apoyo a Palestina”, en la cual, los manifestantes portaron banderas y afiches de excelente factura, al punto de preguntarnos quién los financió.
El presidente Gabriel Boric ha puesto en igualdad de condiciones a un país democrático, donde impera el estado de derecho como lo es Israel, frente al terrorista Hamas. Además, personajillos como Daniel Jaudé, alcalde de Recoleta y miembro del Partido Comunista, viene dando declaraciones agraviantes, en las que es evidente que para él no hay diferencia entre antisionismo y antisemitismo, como lo vemos en este caso con el que escandalizó a los miembros de su partido: “para mí es una contradicción ser de izquierda y asumirse judío, porque ser judío parte de una concepción que tiene que ver con la concepción supremacista”. En Chile, la sinagoga más antigua fue vandalizada con grafitis de lemas característicos, firmados por un grupo radical, Movimiento Juvenil Lautaro (MJL).
Otro presidente de ultra izquierda latinoamericana, Gustavo Petro, ex guerrillero del M-19, también ha expuesto su antisemitismo al criticar las acciones defensivas de Israel; mediante Twitter, ha acusado a Israel de falsas acciones, así señaló el bombardeo a un hospital de Gaza, pese a la demostración de que fue un misil fallido de la Yihad Islámica en su bombardeo contra Israel; y el manejo de fósforo blanco, cuando oficial y públicamente, se le explicó que Israel no cuenta con ese material.
Asimismo, a unos 10 días del gigantesco ataque terrorista de Hamas, Lula Da Silva, del Partido de los Trabajadores, dio una chocante opinión: “No es porque Hamás cometió un acto terrorista contra Israel que Israel tiene que matar millones de inocentes”. Y su compañero de partido, José Genoíno, pidió boicotear a las empresas y negocios de judíos, tal como en su momento hicieron los nazis.
Los presidentes de Chile, Colombia y Brasil, electos de forma democrática tergiversan la realidad y tienen la desfachatez de apoyar al grupo terrorista palestino Hamas, yihadista y genocida por propia confesión, sin tomar en cuenta que no sólo ha aniquilado a israelíes, sino también a los mismos palestinos. No en vano, es obvio que estos tres personajes han traído tragedias a sus países.
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