Con el rabino Ohad Teharlev
El tema de la exención automática de los jóvenes del sector haredi, o sea ultraortodoxo, del servicio militar obligatorio – que primero es postergación del servicio hasta que al llegar a cierta edad quedan fuera- divide desde hace tiempo a la sociedad israelí. Los 400 originalmente aceptados por David Ben Gurion para esa exención, a fin de que se aboquen al estudio de la Torá, se convirtió hace mucho en una situación insostenible en la que decenas de miles de jóvenes en edad de hacer el servicio, no se enrolan.
Si bien en la sociedad israelí en general hay quienes tratan de esquivar el servicio militar obligatorio simplemente por comodidad o para “no perder tiempo”, el caso de la exención de los ultraortodoxos es otra cosa. Es al por mayor y constituye una violación del principio de la aplicación igualitaria de la ley.
A lo largo de los años ha habido altibajos en la actitud de la sociedad en general ante este problema, que siempre molestó. Pero la masacre del 7 de octubre y la guerra que se lanzó a raíz de la misma, que aún no ha terminado, agudizó el debate ya que está claro que Israel precisa más soldados.
Casi de más está recordar que hay también un punto especialmente doloroso. Hoy en día está claro que en un sector de la población judía, y solamente en uno, prácticamente nadie corre el riesgo de recibir el llamado que informa de lo peor, un hijo, esposo o padre caídos en la defensa de la patria.
Los más duros críticos del liderazgo rabínico y político haredí, sostienen que se oponen en forma terminante a una solución porque quieren preservar su poder de control, mientras los jóvenes mismos estarían más abiertos a hacer el servicio que antes. En realidad, hay no pocos jóvenes que sostienen que su estudio de la Torá aporta a Israel no menos que servir en las Fuerzas de Defensa de Israel.
En la práctica es cierto que hay cambio graduales. Pero son muy lentos. Y resulta bastante decepcionante que a raíz de la guerra que estremeció a Israel, se hayan enrolado solamente 540 jóvenes del sector haredí.
Y la gran pregunta es si hay forma de solucionar esto sin que se cumpla el gran temor del liderazgo, que quienes se enrolan se alejen de hecho de la religión.
Sea como sea, así no se puede seguir.
Consultamos al respecto al rabino Ohad Teharlev (57), residente en el asentamiento Talmon, quien encabeza la midrashá-instituto de estudios judaicos- Lindenbaum en Jerusalem. Fue uno de los fundadores de “Rabanéi Beit Hilél”, un grupo de rabinos ortodoxos de línea liberal.
Es también quien vivió la tragedia de haber perdido un hijo en combate. Elhai, uno de sus 7 hijos, fue asesinado en un atentado terrorista en el servicio militar.
Teharlev tiene también 7 nietos y nos cuenta que sigue haciendo miluim, el servicio militar en la reserva. Como padre de un hijo caído, no puede aceptar en absoluto que los ultraortodoxos no vayan al servicio miitar.
Es muy difícil encasillarlo en un título de presentación, por lo multifacético de su personalidad, que no entra en una etiqueta simplista.
La entrevista original con él abarcó muchos puntos de actualidad en lo referente a Israel, su vida como Estado judío y democrático, y puntos en discordia dentro de la sociedad. Aquí publicamos solamente el punto referente al servicio militar.
P: Rav Teharlev, le agradezco desde ya que haya aceptado concederme esta entrevista. Usted es una persona creyente, observante, que vivió siempre como un judío religioso.Si buscamos etiquetas, iría claramente a la del sector sionista religioso ¿verdad? Pero es problemático…
R: Es cierto. Yo mismo no voté por ese partido. Y el que hayan adoptado ese nombre sin duda creó un problema, en mi opinión tanto para el público religioso como para ellos mismos ya que no estoy seguro en absoluto que sin unirse Smotrich con Itamar Ben Gvir de Otzmá Yehudít, habrían tenido el logro electoral que tuvieron. Quizás ninguno habría entrado a la Kneset. El término sionismo religioso hoy en día es muy problemático.
Hoy el sionismo religioso tiene también tintes fuertes de ultraortodoxia. Y yo no puedo aceptar que en términos generales-claro que hay excepciones- los haredim nunca hayan tomado parte de lo que ocurre en Israel. Para sus líderes, el Estado es un instrumento para cumplir sus intereses. Y ver ahí a Smotrich para mí fue muy negativo.
P: El problema son las generalizaciones. ¿Diría que los haredim no son sionistas, ninguno?
R: No son sionistas.
P: ¿No aman a Israel?
R: Aman a Israel, pero no son sionistas. No están dispuestos a ir al ejército. Es un serio problema.
Esto de eximir a la gente de ir al servicio militar, no es un acto judío. ¿Dónde se vio que se exima alguien de ir al ejército cuando hay que librar una guerra? No puede estar exentos.
P: La gran pregunta es si se aprovechan cínicamente del Estado o realmente consideran que estudiando la Torá salvan a Israel.
R: Yo considero que estudiar la Torá también sava a Israel. Lo creo. Pero eso no significa que no haya que ser parte de la carga nacional. Tú sabes que yo perdí un hijo en el ejército.
P: Así es, en un atentado terrorista.
R: Mi hijo estudiaba Torá y también era soldado. ¿Dónde está la contradicción? Yo me pregunto. Si hay un accidente al lado de una yeshivá en la que hay jóvenes judíos sentados estudiando.¿Acaso no cerrarán sus libros para ir a ayudar?¿Alguien dirá que seguir estudiando la Torá seguramente salvará al que yace herido en la carretera? Son estupideces. Nos hallamos todos en una situación bélica. Cada día pasa algo, en Israel y fuera de fronteras. Debemos lamentablemente estar atentos todo el tiempo como si hubiera siempre un accidente de tráfico. Se puede un tiempo estudiar la Torá y después ir al ejército. Se puede postergar, hacer parte del tiempo. Pero hay que ser parte del esfuerzo por llevar la carga nacional. No puede ser , que no lo hacen.
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