Israel está librando una dura guerra contra el terrorismo, que le fue impuesta por Hamas y Hezbolá, a las que se sumaron otros tentáculos del eje del mal encabezado por Irán. Y más allá de la natural dificultad de combatir a organizaciones terroristas que incrustan sus infraestructuras militares en medio de sus propios civiles, que santifican la muerte y no la vida, y que quieren destruir a Israel, están las complicaciones derivadas de las presiones de un mundo que parece no entender nada.
Del mundo despótico, de tiranías y regímenes totalitarios, no esperamos nada. De las decenas de países musulmanes- o de la mayoría de ellos- tampoco. Quizás tampoco de los demás deberíamos esperar nada a esta altura. Pero seguimos pensando que las democracias deberían ayudar mucho más a Israel en su guerra contra el terrorismo asesino. Con haber condenado la masacre hace un año y cada tanto repetir expresiones de horror- que claro que son importantes- no alcanza. Es clave que quien no ayuda, al menos no moleste con presiones indebidas a Israel, producto siempre de una lupa que le ponen encima, aunque ningún ejército del mundo libra guerras tan apegado como Israel al Derecho internacional. El que haya también civiles muertos, como en todas las guerras, trágicamente, no significa que eso no sea así.
Pero con tono de preocupación que prácticamente nunca oímos respecto a los crímenes de Hezbolá a lo largo de los años en los que construyó otro Estado libanés bajo tierra, con dinero y equipos de Irán, preparándolo como base de ataques para conquistar la Galilea israelí, hoy también gobiernos democráticos publican comunicados sobre la situación humanitaria, sea en Gaza o Líbano, presionando para que se siga una vía diplomática y se pacte un alto el fuego lo antes posible.
Claro que la situación humanitaria es compleja, nadie lo duda. Y claro que un alto el fuego traería tranquilidad a la población. Pero no hace falta ser un genio para entender que un alto el fuego no sería el fin de la amenaza sobre Israel sino todo lo contrario, una posibilidad dada a los terroristas para reorganizarse, respirar y prepararse para volver a atacar.
Cuesta creer que no lo entiendan.
Pero molestan.
Molesta también Estados Unidos, aunque prestó mucha ayuda, con sus presiones en temas diversos, que no hacen más que prolongar la guerra, complicarla y así aumentar el riesgo de muertos.
Y Francia, que vergonzosamente discriminó por segunda vez a las industrias de defensa de Israel, prohibiéndoles exponer sus productos en ferias armamentistas en el país. Y Gran Bretaña. Y otros.
Parece que realmente no entienden qué está en juego aquí.
Digamos que no tienen por qué entender que los ataques de Hamas y Hezbolá a Israel son un adelanto de lo que quisieran hacer a Occidente todo. Digamos que no lo creen, aunque nos parece que están equivocados. Pero sí saben que la guerra que lanzó Israel después de la masacre, está destinada a erradicar la amenaza de una reiteración, anunciada por los terroristas. Lo saben, vieron los videos que filmaron los propios terroristas. ¿Y entonces?
Es que no pueden realmente creer que la diplomacia desmantelará los escondites de misiles que apuntaban a Israel …¿o sí? ¿Creerán que criticando públicamente a Israel, basándose además en general en informaciones inventadas o exageradas por los propios terroristas, están ayudando a Israel a que gane o envalentonando a sus enemigos?
Es muy complejo ya que la lucha anti terrorista requiere un esfuerzo prolongado y difícil, constante. Si a eso se suman las presiones indebidas de la comunidad internacional, incluyendo a Estados Unidos, todo es mucho más cuesta arriba.
El mundo occidental no ayuda gran cosa.
Por lo menos, que no moleste.
Israel y sus ciudadanos no piensen en ningún momento que se encuentran solos somo muchos los ciudadanos que no compartimos las ideas impuestas por ciertos políticos que están en el gobierno de aquella manera Somos conocedores que están librando la madre de todas las batallas contra el terrorismo y sus acólitos cosa esta que perdurara en la memoria de las personas de bien