“Se autorizó publicar”, en hebreo: “hutár lefirsúm”. Dos palabras que congelan la sangre. Dos palabras tras las cuales uno sabe con absoluta certeza que no viene nada bueno. Todo está claro. Inmediatamente después se informa sobre soldados caídos en combate. Después de esas dos palabras terribles, que paralizan el corazón de Israel, se sabe que una familia-o dos, o tres o muchas más- ya no será la misma que antes de recibir la notificación. Y la única pregunta es dónde caerá el rayo. Qué hogar quedará envuelto para  siempre en la nostalgia que desgarra el corazón.

Y uno tiembla temiendo que de la radio emanen nombres que uno conoce, muy de cerca o más de lejos, familiares o amigos…uno teme por ellos cuya vida queda trunca, y por sus seres queridos que ya nunca podrán ser los mismos, aunque cada uno vive el duelo de otra forma.

21 caídos sólo en la última semana. 765 desde el 7 de octubre, cifra que incluye los asesinados el día mismo de la masacre.

Soldados y oficiales, religiosos y laicos, de la ciudad y el campo, de asentamientos y kibutzim, de derecha y de izquierda, judíos, drusos y beduinos.  Todos eran parte integral de Israel y por eso cayeron.

Al final de esta nota, publicamos  los muertos de la última semana, aunque todos merecerían homenaje, no sólo ellos.

No detallamos  rangos ni la unidad a la que pertenecían, pero todos dejaron un vacío y la angustia de lo irreversible. Los jovencitos que al caer rompieron la ley de la vida por la cual los hijos sepultan a sus padres y no a la inversa. Al morir dejaron la sensación de todo lo que aún tenían por vivir y no alcanzaron. Y los mayores, en general con familias ya formadas, casados y con hijos …y es indescriptible el solo imaginar cómo siguen esos niños adelante sin ellos. Cómo hará su madre recién viuda, para perpetuar la memoria del padre que cayó , sin condenar a sus hijos a vivir en eterno dolor. Y ellos, claro está, que se perdieron de verlos crecer.

Cayeron en Gaza y Líbano, defendiendo a Israel. Literalmente. A veces, a su propia casa. Es que vinieron del norte, del centro y del sur. Los reservistas que aceptaron el llamado en muchos casos por tercera o cuarta vez en este año terrible…y siempre destacaron que sin la esposa que quedó en casa al frente de todo, ellos no podrían…¿Y ahora? Ahora…¿cómo podrán ellas?

Años atrás entrevisté a Miriam Peretz, una mujer maravillosa, educadora, ex directora de escuela, ex candidata a la presidencia de Israel, que perdió dos hijos en combate contra terroristas. Y siempre siguió adelante, recordando que en medio del dolor, hay que aferrarse de lo que uno tiene, no lo que perdió. Y me contó cómo cuando vio por la ventana a los soldados acercándose a su casa, entendiendo que estaban en camino a darle la peor noticia, la misma que pocos años antes había recibido cuando cayó el primer hijo, bajó las persianas y no quería dejarles hablar, porque mientras no le avisaban, sentía que su hijo aún estaba vivo.

Son tantas las historias sobre cómo se lidia con el horror. Y los desafíos que se entremezclan, como el de la familia de uno de los reservistas caídos en el sur libanés, Gai Idan, de 51 años, cuyo primo Tsahi fue secuestrado a Gaza del kibutz Najal Oz. Ya nunca lo verá volver.

Cada uno cuenta sobre sus seres queridos que cayeron y siguen sin creerlo pero les hace bien que se los conozca y que se sepa qué hicieron antes de morir.

Al padre de seis hijos, al joven que estaba por casarse, al hijo que prometió a su madre que en pocos días llega por el fin de semana…el oficial que aseguraba a su madre que a él nunca le pasaría nada…y no pudo cumplir.

Héroes, solemos llamarlos, también cuando desconocemos los detalles. Es que el solo hecho de estar luchando tantos meses para defender a Israel en la guerra actual, la más larga que libró Israel y sin duda una de las más justificadas, si no “la” más, ya los hace merecedores del título. Podrá haber muchas polémicas sobre distintas decisiones en el curso de la guerra, sobre tácticas y estrategias. Es legítimo que las haya. Pero está clarísimo que la guerra le fue impuesta a Israel por el terrorismo y que está tratando de asestarle un golpe tal que ya no ose volver a atacar.

No entraremos aquí en el análisis, válido por cierto, sobre cómo y cuándo terminar ya la guerra. No en este momento.

En estas líneas, hoy, sólo queremos rendir homenaje a los héroes que sacrificaron sus vidas por el país.

Por más altisonante que sea la frase, es realidad. Pero que esté claro, no querían morir sino vivir en un Israel en paz.

Ojalá llegue el día en que sea posible, aunque para ellos ya será demasiado tarde.

Estos son los caídos en la última semana. Bendita sea la memoria de todos.

 

Tres tres soldados cayeron hoy viernes 25 de octubre en combate contra terroristas, esta vez en Jebalia, al norte de la Franja de Gaza.

Israel Sagan de Petaj Tikva tenía sólo 22 años.

Ido Ben Zvi de Shomrat, 21.

Hillel Ovadia, de Jerusalem, 22.

Ya experientes combatientes…pero niños aún.

Cinco cayeron en el sur del Líbano y este viernes temprano a la madrugada se publicaron sus nombres.

Dan Maori de 43 años, de la localidad Beit Itzjak-Shaar Hefer.

Alon Safrai de 28 años, de Jerusalem,

Omri Lotan, de 47, de Bat Hefer.

Gai Idan, de 52, de Shomrat

Tom Segal  de 28,de Ein HaBesor.

 

El día antes, Gai Ben Harush de 23 años de Pardes Hana-Karkur.

Y ese mismo día, otros cuatro, también en el sur del Líbano.

Mordejai Haim Amoyal de 42 años, de Lod.

Shmuel Hararim de 35, de Safed.

Shlomo Aviad Nayman de 31, de Mitzpe Yerijo

Shuvael Ben Natan, de 22 años, de Rahelim

 

 

Dos días antes, Aviram Hariv de 42 años, de Dolev. Y Saar Eliad Navarsky de 27, de Tel Aviv. Y también Yshai Mann de 21 años de Mitzpe Yerijo, en un accidente durante un operativo, cerca de la Franja de Gaza.

 

Y el sábado pasado, 19 de octubre, se informó que en Gaza había muerto por el estallido de una carga explosiva, el Coronel Ihsan Daksa, de 41 años, de la localidad drusa Daliat el-Karmel.

 

Y un día antes, Yshai Netanel Greenbaum de 38 años, de Lod, que falleció por heridas sufridas algo antes en combate en el sur libanés.

 

. Y Ofir Berkovich de 20 años, de Modiin-Macabim-Reut. Y Elishai Young, de 19, de Dimona….y tantos, tantos más.

 

Bendita sea la memoria de todos.