Corte Penal Internacional Foto Historia del Mundo
El 27 de enero se cumplió el 80 aniversario del arribo del ejército rojo al campo de concentración y exterminio de Auschwitz, señalado como Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Es inapropiado llamar a este suceso “liberación”, como acostumbran hacer los medios occidentales, porque, al fin y al cabo, cayó bajo el control de la URSS, que tenía los suyos propios en el sombrío archipiélago de gulags, mucho más herméticos e inaccesibles, tanto, que nunca han recibido la dignidad de un recordatorio.
Todavía hoy en día la pregunta que más repiten sus asombrados visitantes es: ¿Cómo fue esto posible? La respuesta más sencilla y directa, como suelen ser las verdaderas, es: Por la pérdida de Valores, así de simple. Porque lo que la mayoría ignora o pasa por alto es que los valores son la base de las Instituciones y cuando aquellos faltan éstas se derrumban, dando como resultado la pérdida total de derechos y garantías.
Los mismos nihilistas han popularizado la expresión “Dios ha muerto” y su corolario que es “todo está permitido”. Estas frases dichas así, al vuelo, no se consideran con la gravedad que tienen, porque el valor primero de las personas de bien es ser “temerosas de Dios”. Cuando alguien pretende que nadie lleva el registro de sus actos y que no tendrá que rendir cuenta por ellos, pues, se ha dado el primer paso hacia la barbarie.
La primera víctima de la guerra es la Verdad, es una frase atribuida a Winston Churchill, Primer Ministro Británico durante la Segunda Guerra Mundial. Entonces la propaganda nacionalsocialista era una novedosa herramienta de adoctrinamiento, movilización y organización de masas; aquí otra vez hay que abrir un inciso para la URSS, que también la tenía en lugar destacado. Lenin ha dejado por escrito que la mentira, incluso la calumnia son instrumentos perfectamente legítimos en la lucha política. Con cierta lógica porque, si es lícito matar a los contra revolucionarios, ¿por qué no se les podría difamar, si quien puede lo más puede lo menos?
Cuando se le advirtió a Hitler que Los Protocolos de los Sabios de Sion eran una burda falsificación respondió que eso no tenía la menor importancia porque de todas maneras revelaban los propósitos de los judíos, aunque ellos no los confesaran abiertamente.
Los politólogos suelen repetir que la veracidad nunca ha figurado entre las virtudes políticas, lo que no contribuye a mejorar la imagen de los políticos como personajes indignos de confianza o de la política como arte del engaño y la manipulación.
Para socialistas y comunistas, el lugar de la Justicia es el trastero de la metafísica, porque ciertamente, nadie la ha visto, pesado, ni medido, no obstante, sigue siendo el desiderátum que guía la conducta de las personas que aspiran a la paz y la convivencia con sus semejantes; pero, sobre todo, es la piedra fundacional de todo el sistema judicial.
El gran desafío que plantea el socialismo gobernante es que practica la política de poder asumiendo que la justicia no es otra cosa que la voluntad del más fuerte, por lo que, en una suerte de positivismo desquiciado, afirma que son las decisiones autoritarias las que causan derecho, diciendo: “Un metro de juez vale más que un kilómetro de leyes”.
Por ejemplo, la ONU designó al juez Nawaf Salam, como Presidente de la Corte Internacional de Justicia, a pesar de haber sido por décadas representante permanente del Líbano ante aquel organismo, con un record de condenas contra Israel, al que siempre se refiere como “el enemigo”, por lo que debe inhibirse de conocer los casos que involucren al Líbano, a Israel, o debe ser recusado si no lo hace motu proprio.
No obstante, le encargan emitir una opinión solicitada por la Asamblea General con base en un informe elaborado por Sudáfrica, demandante contra Israel en esa misma CIJ, y como podía esperarse, el supuesto dictamen del 19/07/24 es un adefesio que no tiene de jurídico ni el título y sirve de fundamento para la resolución de la AG del 18/09/24, que declara que la presencia de Israel en Judea, Samaria, Gaza e incluso Jerusalén, es contraria al Derecho Internacional, por lo que debe salir de ahí en un lapso de 12 meses. Esto no es, obviamente, una “opinión jurídica imparcial”, es un ultimátum, un acto de guerra.
Si hubiera alguna duda sobre su imparcialidad, el juez Nawaf Salam fue designado Primer Ministro del Líbano el 13/01/25, de lo que resulta que se puede pasar de representante permanente a juez y a primer ministro sin solución de continuidad. El hecho de que el Líbano haya estado en guerra contra Israel ese tiempo, para la CIJ, es un mero incidente sin relevancia jurídica alguna.
Estos hechos claman al cielo, son de dominio público y no pueden pasarse por alto; pero incluso los medios que informan de ellos no hacen la menor mención a este cúmulo de irregularidades que hacen írrito el dictamen y sin fundamento la resolución de la AG de 18/09/24. Pero Amnistía Internacional los celebra como “históricos”. Claro que son históricos: arruinaron dos Instituciones en dos actos. ¿Y cómo podría la ONU repararlas?
El juez Nawaf Salam es musulmán sunita, como el fiscal de la Corte Penal Internacional Karim Khan, quien solicitó autos de detención contra Benjamín Netanyahu y el líder de Hamas Mohammed Deif, muerto desde principios de 2024. Si la responsabilidad penal se extingue con la muerte, ¿Qué sentido tiene este auto?
El auto es cuestionable por muchos otros motivos: En el derecho común, tiene fines cautelares, como evitar el peligro de fuga o impedir que el indiciado siga perpetrando los delitos que se le imputan. En el derecho internacional es incomprensible porque, dada la jurisdicción universal que pretende la CPI, no se ve a dónde pueda fugarse un Primer Ministro, ni el porqué impedirle sus funciones de gobierno, que no son todas delictivas.
Y este es el punto: en la práctica se descabeza al gobierno y la única salida razonable sería elegir uno nuevo, o sea, que se estaría derrocando uno legítimamente electo para imponer otro, ¿de izquierda? Es decir, un Golpe de Estado en toda la línea. ¿Es función de la CPI? Con el agravante de que no faltan jueces en Israel que estarían encantados de dictarle un auto de detención a Netanyahu para derribar su gobierno.
Demos un paso más: Con base en sus argumentos una sedicente fundación Hind Rajab, alineada con Hezbollah, se dedica a perseguir judíos en varios países acusándolos de supuestos “crímenes de guerra” por el solo hecho de haber servido en las FDI, por lo que han huido de Brasil, les impiden entrar a Bélgica, etc. Nueva Zelanda y Australia exigen ofensivas declaraciones a solicitantes de visas, por citar pocos ejemplos.
Esto les puede parecer divertido a los autores, porque se restringe a los judíos; pero implica serios problemas: la responsabilidad penal es personalísima, nunca puede ser genérica, ni extensible a gentilicios, nacionalidades o miembros de una institución, así sean las FDI. Hacerlo es socavar otro principio básico del derecho penal.
Las Cortes no pueden ignorar que Hamas ha tomado cientos de rehenes y los ha esparcido por toda la Franja de Gaza entre la población civil haciendo imposible su ubicación y rescate sin que esto implique daños colaterales. ¿Esto no es provocación suficiente? Incluso el exceso en la defensa se excusa en caso de incertidumbre, temor y terror. ¿Estos criterios de valoración tampoco se aplican cuando se trata de Israel?
Con razón se dice que cuando la política entra por la puerta del Tribunal, la justicia sale por la ventana.
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