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| viernes noviembre 22, 2024

Precaución: La Opción Adecuada para Israel cuando se Trata de Convulsiones en el Mundo Árabe


Yoav J. Tenembaum 

Globalpolitician.com 

5/12/2011 

Ha habido críticas a Israel por no mostrar entusiasmo por las últimas convulsiones políticas en el mundo árabe.

Israel es acusado de ser conservador en su actitud y de mostrar reticencia en sus políticas hacia los acontecimientos que envuelven a los países árabes, desde Túnez hasta Bahrein.

Dos destacados críticos de la actitud y las políticas de Israel han sido el columnista del New York Times, Tom Friedman, y el ex ministro de Relaciones Exteriores de Israel e historiador, profesor Shlomo Ben Ami.

Las críticas efectuadas a este respecto están fuera de lugar.

Para empezar, la geografía puede explicar por qué la reacción de Israel a las últimas convulsiones políticas en el mundo árabe pueden haber sido más bien diferentes a las de muchos otros países. Israel, en contraste con otros países en el sistema internacional, vive en la misma área en la que estos acontecimientos han tenido lugar. Para los israelíes, ésto no es una cuestión política abstracta, sino más bien un proceso que conlleva consecuencias, que afectan directamente a su seguridad. La proximidad da forma a las actitudes, no menos que los conceptos.

Cierto, los políticos israelíes han declarado repetidamente que un mundo árabe democrático sería beneficioso para la paz y la estabilidad en la zona. Esto supone una situación dada que, en realidad, apenas se ha materializado, y que puede estar muy lejos de hacerse realidad en un futuro próximo, de democracias liberales estables en los países árabes.

El hecho de que un líder autoritario haya sido derrocado, no significa necesariamente que una alternativa democrática lo sustituya.

En Egipto, hasta ahora, estamos viendo una junta militar que ha hecho todo lo posible para satisfacer los instintos básicos de algún sector de la población, distanciándose de Israel y que usa al ex presidente Housni Mubarak como un punching-ball político. En Egipto, no hay democracia en el horizonte, sino sólo una junta que gobierna según los instintos populares.

Difícilmente existe un lugar en Medio Oriente o África del Norte, del que se pueda decir que está cerca de alguna cosa remotamente familiar a un régimen democrático.

En todo caso, los últimos acontecimientos en el mundo árabe han reivindicado la cautelosa posición de Israel. Sí, Israel ha adoptado una posición cautelosa. Los tomadores de decisiones de Israel son escépticos, pero no son hostiles a un cambio verdaderamente democrático. Después de todo, estadísticamente, como la historia lo ha demostrado hasta ahora, muy raramente dos países democráticos se han trenzado en una guerra. Esto es, precisamente, lo que los políticos israelíes han tenido en cuenta a la hora de alegar que un mundo árabe democrático contribuiría a la paz y a la estabilidad en la región.

Esto no es lo que estamos viendo, ahora mismo, en el norte de África y Medio Oriente.

La precaución es una opción adecuada en tiempos revolucionarios, si por precaución se entiende una actitud escéptica y juiciosa. Después de todo, los tiempos revolucionarios también han provocado destrucción y sufrimiento. Vean los efectos políticos de la Revolución Francesa en Europa, vean los efectos políticos de las revoluciones comunistas. Lo que determina si un período revolucionario es beneficioso o no, no es la intención del honorable observador, sino la del propio revolucionario.

Erróneamente, las críticas contra Israel tienden a centrarse en Benjamin Netanyahu, el Primer Ministro de Israel, ignorando el amplio consenso político que prevalece sobre este tema entre los políticos israelíes. Todos desean ver un mundo árabe verdaderamente democrático, pero todos son igualmente cautelosos acerca de las perspectivas que se logre en un cercano futuro. En realidad, todos son escépticos respecto de la forma  en que se ha manejado en algunas partes de la región, como en Egipto, por ejemplo.

Sin duda es difícil, para muchos israelíes, reconocer que los acontecimientos podrían ser moldeados por fuerzas que escapan a su control.

Si, simplemente, Israel hubiera hecho algo que no hizo, si sus dirigentes dijeran algo que no han dicho, como resultado ¿Eso no cambiaría la realidad para mejor? Bueno, desafortunadamente, en muchas ocasiones, simplemente no importa lo que Israel diga o haga.

La misma lógica se aplica en relación con las convulsiones políticas en el mundo árabe. Difícilmente algo de lo dicho o hecho por parte de Israel podría ayudar. Una posición prudente y escéptica es lo que se requiere de los líderes israelíes en este momento. Esto es lo que el gobierno israelí y la oposición política han hecho hasta ahora. Deberían ser elogiados por ello.

Yoav Tenembaum es profesor de postgrado en el Programa de Diplomacia (Departamento de Ciencias Políticas) de la Universidad de Tel Aviv. Se doctoró en Historia Moderna en la Universidad de Oxford (St.Antony’s College) y realizó su maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Cambridge (St.Edmund’s). Cursó la licenciatura en Historia en la Universidad de Tel Aviv. Sus artículos han sido publicados en diversos diarios, revistas y publicaciones académicas, entre ellas, American Diplomacy, el Foreign Service Journal, History and Poicy, History News Network, Miami Herald, Jerusalem Post, Haaretz, y muchas otras publicaciones en Inglés y Español. Ha vivido en varios países, entre ellos Argentina, Estados Unidos (Nueva York), Gran Bretaña e Israel.


http://globalpolitician.com/26877-israel-arab-spring-netanyahu

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

Difusión: www.porisrael.org

 
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