Los norteamericanos no están contentos con el resultado de las elecciones en Israel y amenazan, o eso dicen, con dejar al país de los judíos sin la cobertura y el trato de privilegio que tenía hasta ahora. Eso no sería nada si no existiese el ruin acuerdo con Irán, sacar a ese país y a Hezbollá de la lista de las entidades terroristas y vaya uno a saber qué más, y si a los norteamericanos de Obama les estuviese permitido de tanto en tanto cometer un error. Lamentablemente hay más de uno en curso.
El caso es que su diplomacia no va bien, especialmente en el Oriente Medio. Detestan a Netanyahu e ignoran que si volvió a ganar es porque los partidos de izquierda en un país que los ha tenido durante años en el poder están de capa caída, sin líderes carismáticos y más bien tibios en su relación con los palestinos. En cambio el líder del Likud está caliente y con razón: no bien abre la boca sobre los peligros del islamismo la realidad se le adelanta. ¿Qué estado palestino puede haber si Hamás sigue en el poder y Abbás y sus secuaces también? Ayer ha sido Túnez, mañana puede ser otro el objetivo destinado el asesinato masivo en Europa. Los yahadistas afilan sus instrumentos de muerte en todas partes.
La derecha de Israel ganó las elecciones porque la falsa bondad izquierdista evita nombrar a las cosas y seres por su nombre. En cuanto a si habrá un estado palestino o no junto a Israel, mientras persista la actitud árabe de pedirlo todo sin dar nada a cambio, sin reconocer en Israel al estado de los judíos, Palestina será el sueño de muchos y la fantasía de todos, una amarga quimera. Considero que las últimas elecciones han sido una prueba de fuego para todos, los de uno y otro bando. Las cosas no cambiarán de un día para el siguiente y es casi seguro que el nuevo gobierno se ocupará de mejorar las condiciones económicas por todos los medios, abrirá más la mano y enfrentará a sus críticos con ideas de buena calidad y posibles de llevar a cabo.
El terrible error publicitario que sostenía ´´él o nosotros´´, y que sólo podía ocurrírsele a un descerebrado, contribuyó en mucho a la derrota de Livni, Herzog y compañía. Había demasiada prepotencia y seguridad en ese nosotros y él, además, no era solamente Bibi sino sus miles de miles de votantes. Mientras la voluntad democrática y conciliadora esté de acuerdo en respetar las distintas visiones y posturas sobre la realidad, Israel no corre peligro intestino, aunque los temas a resolver sean abrumadores y acuciantes.
En cuanto a los norteamericanos, algunos de sus líderes ignoran quiénes son sus verdaderos amigos y son propensos a dejarse a adular por los que hasta ayer eran sus enemigos. Con los años se verá que Obama no es uno de sus mejores presidentes, hesita demasiado y actúa tarde y no demasiado bien. Pero eso es lo que eligió el pueblo en su momento, como ayer Israel votó por un nuevo mandato para BN, locuaz y no del todo desacertado en sus decisiones. Los pueblos no siempre son lo que se espera de ellos y los vientos del azar hacen tanto como el destino.
Eso tiene la democracia, que según se dice es el menos malo de todos los sistemas de gobierno.
El pueblo norteamericano no está disgustado con los resultados de esta elección. La mayor parte de los norteamericanos apoya a Israel y a Netanyahu. Quien más está en contra es Obama y su séquito de antisemitas/antisionistas, varios de ellos “judíos billonarios de izquierda”. Para mucha gente en el mundo, de Arabia Saudita y Egipto a Estados Unidos, Obama es el peor presidente que haya tenido Estados Unidos. Felizmente, falta solamente un año y medio para que se hunda en la nada.
Marcelo