En lo que ha supuesto una acción inesperada, la Autoridad Palestina ha congelado la cuenta bancaria de una ONG dirigida por el ex primer ministro Salam Fayad. Hay que considerar esta decisión en el contexto de los intentos del presidente de la AP, Mahmud Abás, por debilitar y desacreditar a Fayad. El rais cree que el expremier, que dimitió en 2013, pretende sustituirlo o sucederlo en el cargo de presidente.
Tras su dimisión, Fayad, educado en Estados Unidos, creó un grupo con sede en Ramala denominado Futuro para Palestina. Según él mismo, el propósito de la organización es “mejorar las condiciones de los ciudadanos palestinos en su patria, sobre todo en áreas marginales y gravemente afectadas, proporcionando los requisitos básicos para el desarrollo”.
A Abás y a la dirección de la AP la idea no les gustó desde un principio. Desde que se creó la ONG, en agosto de 2013, han estado tratando de debilitar a la organización y a su fundador. Los dirigentes de la AP están convencidos de que Fayad se está valiendo de ella para favorecer sus propios objetivos políticos y establecer centros de poder en la Margen Occidental y la Franja de Gaza.
Durante el enfrentamiento militar del año pasado entre Israel y Hamás, la organización de Fayad lanzó una campaña de ayuda a los habitantes de Gaza que incluía la compra de decenas de miles de botellas de agua mineral, que serían enviadas al enclave. La Autoridad Palestina frustró la campaña.
Para justificar los ataques contra Fayad, la AP dijo entonces que el ex primer ministro formaba parte de una “conspiración” para derribar el régimen de Abás. Algunas informaciones sugerían incluso que el rais ordenó a sus fuerzas de seguridad que detuvieran a Fayad para interrogarlo, pero que se echó atrás ante las amenazas de Estados Unidos y de varios países europeos.
Posteriormente, Abás envió a miembros de las fuerzas de seguridad a las oficinas de Futuro para Palestina para que realizaran un exhaustivo registro de sus archivos. Algunos de los principalescolaboradores de Fayad fueron detenidos e interrogados acerca de las fuentes de financiación de la organización.
La semana pasada la campaña alcanzó su cénit cuando la AP anunció que había embargado los bienes de Futuro para Palestina, y acusó al ex primer ministro de “blanqueo de dinero”.
Miembros de la AP declararon que el grupo de Fayad había recibido 10 millones de dólares de los Emiratos Árabes Unidos, país del Golfo que apoya al enemigo político de Abás, el expulsado líder de Fatah Mohamed Dahlán. Las autoridades acusaron a Dahlán y a Fayad de colaborar para derrocar a Abás. Dahlán huyó de la Margen Occidental hace años tras discutir con el presidente palestino, que lo acusó de orquestar un intento de golpe contra los líderes de la AP.
Fayad ha dicho esta semana que planea adoptar medidas legales a fin de anular la decisión de congelar los activos de su organización. Ha negado las acusaciones de “blanqueo de dinero” y añadido que Futuro para Palestina actuaba dentro del marco legal y no había cometido delito alguno.
La congelación de la cuenta bancaria de Futuro para Palestina se ha adoptado tras fuertes rumores de una lucha de poder entre bambalinas para suceder al octogenario Abás. Fayad ha sido mencionado reiteradamente como posible sucesor, una idea que, claramente, ha enfurecido al líder palestino y a los altos cargos de su Gobierno en Ramala.
No es ningún secreto que algunos altos cargos palestinos se consideran sucesores potenciales de Abás. Entre ellos, aparte de Dahlán, se encuentran el jefe de la Fuerza de Seguridad de la Inteligencia General en la Margen Occidental, Mayed Faray; el presidente de la Asociación de Fútbol Palestina, Yibril Rayub, y el negociador en jefe de la OLP, Saeb Erekat.
Abás cree que, de momento, ha conseguido marginar y desacreditar a al menos dos candidatos: Fayad y Dahlán. Las acusaciones que ha lanzado contra ellos tenían como finalidad presentarlos como agentes de otros países que conspiran contra él y contra todo el pueblo palestino.
Al igual que su predecesor, Yaser Arafat, Abás se ha negado obstinadamente a compartir el poder con nadie. Y, lo mismo que Arafat, sigue dirigiendo la Autoridad Palestina como si fuera su feudo particular.
Las posibilidades que Fayad tiene de suceder a Abás son, de todas formas, muy escasas, cuando no inexistentes. El ex primer ministro es una figura independiente que no pertenece a Fatah, a Hamás o a cualquier otro grupo político. Cuando se presentó a las elecciones legislativas de enero de 2006, al frente de la lista Tercera Vía, su grupo consiguió dos escaños de los 132 en juego.
El motivo por el que la mayoría de los palestinos no votó por Fayad es que no ha desempeñado papel alguno en la revolución contra Israel. En su cultura es más importante graduarse en una cárcel israelí que en la Universidad de Texas en Austin. Fayad no ha participado en ningún ataque armado contra Israel, jamás ha apoyado la lucha armada y tampoco ha enviado a su hijo a lanzar piedras o cócteles molotov contra los israelíes. Éste es el verdadero motivo por el que la gente como él no tiene apoyo popular.
Cuando Abás se retire, si es que lo hace, el único candidato con verdaderas posibilidades de sustituirlo es uno que haya formado parte de la revolución. Un palestino que cometa un atentado contra Israel tiene mejores credenciales ante los suyos que uno que haya estudiado en Harvard o en Oxford. A Salam Fayad le costó demasiado tiempo darse cuenta de que no importaba todo lo que hiciera por su pueblo; al final lo juzgarían por su contribución a la luchas contra Israel, no por toda la ayuda económica y humanitaria que proporciona.
© Versión original (en inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio
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