Jerusalén, Israel.- Son tesoros que no pueden salir de la biblioteca nacional.
Los apuntes de Kafka sobre el vocabulario hebreo. La primera evidencia escrita del idioma ídish. Las Coronas de Damasco, biblias sacadas a escondidas de Siria hace 20 años en una operación de la Mossad tan secreta que no trascendió por años ni siquiera en Israel.
Muchos países conservan sus manuscritos históricos más preciados en bibliotecas del gobierno. Pero el de Israel es un caso único, ya que busca manuscritos en todos los países del mundo donde han vivido los judíos.
Ahora la Biblioteca Nacional de Israel está limpiando las telarañas de algunas de las piezas más valiosas para llamar la atención sobre un nuevo esfuerzo para preservar estos tesoros.
En una iniciativa sin precedentes a nivel mundial, digitalizará todos los manuscritos en hebreo conocidos. Está construyendo una nueva sede junto al parlamento israelí para albergarlos. El domingo envió a París un manuscrito del filósofo judío del medioevo Maimonides, acompañado por guardias, para que sea exhibido por primera vez en el Museo del Louvre.
La biblioteca, por otro lado, convocó para este mes lo que describe como un Foro Global de luminarias –el filántropo Lord Rotschild, el ex diplomático estadounidense Elliott Abrams, el premio Nobel Daniel Kahneman y otros– para promover la colección.
Esta semana la biblioteca de Jerusalén abrió sus puertas y permitió que la Associated Press observase sus tesoros más valiosos, algunos de los cuales no han sido vistos en público por años. Muchos jamás fueron exhibidos en público.
«Si bien son cosas únicas, lo que los hace más especiales todavía son sus historias», comentó Aviad Stollman, director de colecciones de la biblioteca.
A continuación un repaso de algunos de los manuscritos y de la forma en que llegaron a Jerusalén:
LAS CORONAS DE DAMASCO
Estas «coronas» –término judío para manuscritos bíblicos reverenciados– son algunos de los primeros manuscritos completos de la Biblia Hebrea. Escritos en el Medio Oriente y Europa hace entre 700 y 1000 años, fueron preservados por la comunidad judía siria en Damasco por cientos de años.
El finado dictador sirio Hafez Assad levantó las restricciones a los judíos a comienzos de la década de 1990. Algunos se fueron a Israel y también partieron los manuscritos, en una operación secreta de la Mossad, la agencia de espionaje israelí. Fueron entregados a la Biblioteca Nacional para ser restaurados y almacenados en salas climatizadas.
«La Mossad nos los dio con la condición de que los mantuviésemos en total secreto», expresó Raphi Weiser, por entonces director de la sección de manuscritos y archivos de la biblioteca. Solo una docena de empleados de la biblioteca sabían de los manuscritos, señaló Weiser, quien se jubiló pero sigue colaborando con la biblioteca como voluntario.
La existencia de los manuscritos fue revelada públicamente en Israel en el 2000, en que fueron exhibidos ante una audiencia privada. Desde entonces no volvieron a ser mostrados al público.
El tesoro más valioso de la colección, una Biblia Española del siglo XIII, fue conservado en la antigua sinagoga Jobar de Damasco, reveló Weiser. La sinagoga fue destruida el año pasado en la guerra civil siria, de acuerdo con activistas de oposición.
«Uno se pregunta qué hubiera pasado con el manuscrito de haber permanecido allí», dijo Weiser.
APUNTES EN HEBRERO DE KAFKA
Es un anotador con 20 páginas de palabras en hebreo escritas en grandes letras en letras de imprenta.
Hacia el final de su vida, este autor judío checo, de familia alemana y que escribía en alemán, consideró la posibilidad de irse de Praga e instalarse en lo que pasó a ser Israel. Nunca se radicó en el naciente estado judío, que declaró su independencia en 1948, pero su profesor donó su libreta de apuntes a la colección.
Se suponía que ninguno de los escritos de Kafka había sobrevivido. Antes de morir, el escritor pidió a su amigo que los quemase. El hombre, no obstante, no lo hizo y los trabajos fueron publicados, convirtiendo a Kafka póstumamente en uno de los escritores más importantes del siglo XX.
En una saga judicial kafkiana, un tribunal israelí dispuso en el 2012 que dos hermanas israelíes que tenían en su poder una cantidad de manuscritos de Kafka que no habían sido publicados debían entregarlos a la Biblioteca Nacional.
El fallo está siendo apelado. La biblioteca dijo que si recibe los manuscritos, los publicará online, dándole al público la posibilidad de leer nuevas historias desconocidas de Kafka.
TEORIAS TEOLÓGICAS DE NEWTON
Sir Isaac Newton le dio al mundo tres leyes del movimiento que llevan su nombre. Pero también tenía otras teorías, incluida una sobre escritura hebrea y el apocalipsis.
En textos de letra cursiva en inglés, salpicados con palabras en hebreo, Newton aplicó su mente científica para medir el antiguo Templo Judío de Jerusalén y pronosticó el fin del mundo para el año 2060.
Estos escritos debieron haber sido entregados a la Universidad de Cambridge, a la que los descendientes de Newton donaron la mayoría de sus manuscritos originales en 1872. Pero Cambridge dijo entonces que no le interesaban los garabatos teológicos de Newton, según Milka Levy-Rubin, curador de la colección de humanidades de la Biblioteca Nacional de Israel.
En 1936 los descendientes de Newton ofrecieron los manuscritos en una subasta de Sotheby’s en Londres. Pero los compradores se mostraron mucho más interesados en un remate de cuadros impresionistas de Christie’s, el gran rival de Sotheby’s, que se llevó a cabo el mismo día.
El erudito judío Abraham Shalom Yahuda adquirió los escritos teológicos y los donó a lo que más adelante pasó a ser la biblioteca nacional.
TEXTO EN ÍDISH ANTIGUO
Es un libro de plegarias del siglo XIII, enorme y pesado, escrito en rojo y negro en caligrafía hebrea, usado por los cantantes durante ceremonias en la sinagoga de Worms, Alemania.
En la página 54a, perdido entre la letra de un himno de la Pascua Judía, hay un mensaje: «Que brille el día para quien traiga este libro de oraciones a la sinagoga».
Es la evidencia más antigua de que se tenga noticias del ídish, la lengua de los judíos de Ashkenazi en el centro y el este de Europa.
El libro de plegarias fue usado hasta que la sinagoga fue destruida en 1938 en Kristallnacht, una noche en la que abundaron los ataques a propiedades judías en la Alemania nazi. Archiveros de la ciudad lograron sacar los dos volúmenes de manuscritos del sótano de una oficina de la Gestapo y esconderlos en la torre de la catedral de la ciudad, salvándolos del bombardeo de los aliados.
En 1957, como parte de las negociaciones de reparaciones por el Holocausto, Alemania le entregó a Israel los libros de oraciones.
TEXTOS DE UN PREMIO NOBEL
El único israelí que ganó un premio Nobel de Literatura, S.Y. Agnon, estaba escribiendo su obra maestra, «Shira» cuando, como hacía a menudo en su afán perfeccionista, sacó las hojas de un borrador y las rompió. Se propuso quemarlas, pero por su débil salud no pudo subir las escaleras hasta la chimenea.
Su hijo recogió los pedazos y tras la muerte de su padre en 1970, su familia donó los borradores junto con el manuscrito final de su novela a la Biblioteca Nacional de Israel, de acuerdo con Weiser.
Los borradores y el manuscrito revelan la obsesión de Agnon con la edición y abundan los cambios de nombres y de palabras.
«Si hubiese volcado toda esa energía a nuevos libros», dijo Weiser, «hubiéramos podido disfrutar de más trabajos».
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