Mario Satz
Nacido a comienzos del siglo XIII en Girona, por entonces centro cultural del judaísmo catalán, Moshé ben Najmán, Najmánides o como fue llamado más tarde, Bonastruc de Porta, era poeta, místico, asceta y sobre todo un valiente polemista en una época en que la Iglesia forzaba a los judíos a discutir públicamente sus creencias con el fin de humillarlos y, en última instancia, convertirlos. Heraldo de ese sistema cruel ya que contaba, detrás, con el apoyo de los nobles cristianos y de las jerarquías católicas, fue un tal Pablo Christiano, quien hubo de hacer frente Najmánides en la famosa Disputa de Barcelona celebrada en presencia del rey, el obispo, los dominicos Raimundo Martín y Raimundo de Peñafort, el franciscano Pedro de Janua y otras autoridades durante varios días de un verano medieval . Como el rey garantizó al rabino hebreo libertad de palabra, Bonastruc utilizó una lengua franca en todo momento, lo que no dejó de poner en peligro su vida a lo largo y ancho de la disputa.
El polemista cristiano quiso probar, a base de leyendas tomadas del Talmud, que el Mesías había llegado ya; que era humano y a la vez divino, y que murió para expiar los pecados de la Humanidad. La llegada e implantación de sus mandamientos abolían, según Pablo Christiano, las leyes judías. Pero Najmánides consiguió probar con palabras claras(1) que el sentido literal de los pasajes aducidos no admitía interpretación cristológica; además, alegó, en contra de sus propias convicciones, que los judíos no estaban obligados a creer en las hagaddots o fábulas del Talmud, y que la diferencia básica entre el cristianismo y el judaísmo no radicaba en la creencia o no en el Mesías, pues para él el judaísmo era mucho más que mesianismo, y a su vez el cristianismo bastante menos de lo que su fundador hubiese querido para los suyos. La disputa hubo de prolongarse durante cuatro días (20,27, 30 y 31 de julio de 1263) , y no acabó sino que se interrumpió por temor a los desórdenes que los ánimos ya caldeados podían provocar entre cristianos y judíos. Najmánides hubo de quedarse una semana más en la ciudad pues estaba obligado a concurrir al sermón cristiano-de conversión-que se celebraría en la sinagoga, lo que de por sí da idea de quién mandaba en esa época y lugar. Se cuenta que el rey Jaime I, que participó en la disputa, dijo: ´´Nunca he visto defender tan bien una causa tan errónea.
Tras su regreso a Girona, y como los dominicos no quedaron satisfechos con el resultado de la disputa en la que participara Najmánides, el rabino fue llevado a juicio ante el tribunal real de Barcelona. Raimón de Peñafort y sus compañeros acusaron al judío de haber blasfemado en contra de la religión católica cuando en realidad, en la copia que de su versión de la disputa había entregado al obispo de Girona, recordaba que en su momento y lugar tanto el rey como los monjes le habían concedido libertad de palabra, libertad plena. Finalmente la acusación no prosperó y el rey hubo de liberar a Najmánides del oprobio de la culpa.
Más tarde, y quizá como secuela de aquella disputa, el místico hebreo hubo de escribir un comentario a Isaías 52: 13 para explicar cómo interpretaba el judaísmo el famoso pasaje en el cual el cristiano leía y lee aún hoy el advenimiento de Jesús. El texto en cuestión dice así:
´´He aquí que me siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy alto. Como se asombraron en ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído. . .Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca. . .Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto, y como escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.´´
Apoyándose en una idea también cara a Yehudá Halevy casi dos siglos antes, para Najmánides el siervo doliente es Israel en su totalidad, no un hombre solo, ni siquiera el Mesías, ya que Israel es a las naciones lo que el corazón al cuerpo, su órgano más sano y a la vez más enfermo, pero también el representante de leb , los misteriosos treinta y dos senderos de sabiduría. Se halla entre otros órganos y vísceras, es decir entre otras naciones no para enseñorearse de ellos sino para servirles, y aunque no ocupa mucho lugar distribuye las energías y los alimentos anímicos tal como establece la frase de Isaías: or la-goyim, luz para los pueblos. Najmánides sostuvo, por otra parte, que la llegada de los tiempos mesiánicos- que no del Mesías- se caracterizará por el hecho de que nadie enseñará nada a nadie, ni siquiera un hermano a su hermano, diciéndole: ´´Conoced al Creador.´´ Ya que, como está escrito en Jeremías 31:34 : ´´Todos me conocerán( culam iadú otí )(2), desde el más pequeño de ellos al más grande dice el Creador; porque perdonaré la maldad de ellos y no me acordaré más de su pecado.´´ De modo tal que si lo traído y encarnado por Jesús fuese de verdad lo mesiánico, sostenía Najmánides,¿dónde estaba el perdón de la maldad, dónde la sabiduría esparcida por todas partes?
Lo cierto es que la mencionada polémica se produce, de hecho, entre una interpretación literal de la realidad histórica y una interpretación simbólica. Los cristianos, más literales que los judíos, asistidos entonces por la fortuna del poder, querían asimilar a todos a su doctrina, incluso sometiéndolos, en tanto que los judíos como Najmánides esperaban el día en que la luz se hiciera por sí misma, pues en el momento de sobrevenir eliminaría por sí misma el mal y la injusticia. Así las cosas, y mientras hubiera violencia e injusticia en el mundo, para los judíos lo mesiánico aún no había no había llegado.
Hoy y aquí podemos decir que ambas opciones son verdaderas y falsas a la vez, quizás porque después de lo que dijo Kafka, respecto de ´´que el Mesías no vendrá ni el mismo día que venga´´, sólo nos queda, a nosotros los modernos, acercar o alejar de nuestro horizonte ese tiempo milagroso. Cristificar voluntariamente la materia como quería el padre Teilhard de Chardin o esperar a que cuando todos los pueblos reciban la misma luz, ninguno echará la culpa al otro por la poco o mucha sombra que quede.
(1)Nahmanide: La dispute de Barcelone; Verdier, Lagrasse, 1984.
(2) La frase original que dice:
Todos me conocerán
ytw) w(dy {lwk
culam iadú otí
e incluye algo fundamental para todo estudiante de Kábala: la partícula ot ( tw) ), compuesta por la primera, sexta y última letra alfabética, y que en sí misma significa letra , permitió a Najmánides entender la idea de ´´iluminar a las naciones´´como la de hacerlas partícipes, por la vía del conocimiento, de las delicias y misterios del alfabeto hebreo, el cual contiene antiguos y hermosos tesoros, y no simplemente por medio de una traducción que sólo permitiría captar lo literal, lo unidimensional del texto bíblico. Ot, sabemos, también es milagro, signo, y equivale, por su valor numérico- al que en este caso habría que agregar la cifra 10 por la yod que indica( otí : ytw) = 417 = zait : tyz)a la primera persona del verbo-considerando su guematria o valor numérico, a la palabra olivo, emblema de todo el pueblo de Israel y del que el mismo san Pablo dijo lo fundamental: ´´Pues si algunas ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho partícipe de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las rmas; y si lo haces, sabe que no sustentas tú a la raíz sino la raíz a ti.´´ Romanos 11:17 . Entonces, de haber tenido la Iglesia siempre presente este versículo jamás hubiera habido Disputas de Barcelona humillantes y vanas.
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