[Trabajadores israelíes y palestinos en la fábrica Sodastream en Mishor Adumim. Catorce zonas industriales en la Margen Occidental (Foto de archivo: Gil Yohanan)]
Publicado: 12.10.15 / Israel Bussines
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Hay un razonable temor de que la ola de terrorismo de los últimos días que está presionando a la Autoridad Palestina rebase el límite, y cuya disolución es la pesadilla del Estado de Israel. Si el gobierno palestino se desmorona, la carga política, de seguridad y económica sobre los hombros de Israel será insoportable.
Hace unos 20 años, cuando el gobierno israelí entregó el control a la Autoridad Palestina, había menos de 10.000 personas trabajando en las instituciones gubernamentales palestinas. Mayormente trabajaban en los sistemas de educación y de salud, que eran supervisados por un par de oficiales del Estado Mayor israelí.
Hoy en día, hay más de 150.000 personas que trabajan en las oficinas gubernamentales palestinas, además de funcionarios y pensionados, que administran a cerca de un millón de personas. El presupuesto del gobierno palestino es de cerca de 16 mil millones de shekels (unos US$4 mil millones). Una parte significativa del mismo proviene de donaciones de países del mundo.
Si la Autoridad Palestina se desmantela, ¿quién pagará por todo eso? ¿Quién estará al frente de las oficinas y los servicios? Por no hablar de los enormes costos de seguridad, encabezados por un mayor despliegue de las FDI.
Las circunstancias económicas son algunas de las razones que detienen al Presidente Palestino, Mahmoud Abbas, de actuar con la amenaza de renunciar a los Acuerdos de Oslo y establecer un «Estado palestino bajo ocupación», que significa la disolución de la AP. La razón es bien conocida: La economía palestina depende por completo de la economía israelí. Sin Israel, la Margen Occidental pronto se convertirá en una segunda Gaza, con una angustia de estilo africano y una de las tasas de desempleo más altas del mundo.
Clara interdependencia
Una buena ilustración de la dependencia económica de los palestinos de Israel se puede encontrar en los datos sobre más de 1.000 fábricas israelíes que operan en la Margen Occidental. Hay 14 zonas industriales en la Margen Occidental. Las más grandes y más famosas son Mishor Adumim, cerca de Jericó, que tiene 330 fábricas; Barkan en Samaria con 160 fábricas; las zonas industriales Atarot en la carretera entre Jerusalén y Ramallah; así como áreas más pequeñas cerca y dentro de comunidades judías.
Todas, sin excepción, son fábricas de baja tecnología y talleres que utilizan las ventajas de la Margen Occidental: mano de obra barata y un montón de exenciones tributarias a la renta y a la propiedad. Incluyen procesamiento de alimentos y fábricas textiles, talleres, imprentas, fábricas de muebles, fábricas metalúrgicas y de plástico y proveedores de materiales de construcción.
El proceso de la economía israelí se ha ido enfocando en la industria y las exportaciones de tecnología de élite, mientras que las industrias tradicionales se han ido. La industria textil abandonó las ciudades en desarrollo, como Ofakim y Dimona, en el sur de Israel, se trasladó a los territorios palestinos y de allí a Jordania, Egipto y Turquía y, más tarde, abandonaron toda la región hacia China y el Lejano Oriente. «La materia prima para la producción de un par de zapatos me cuesta más que los zapatos listos para usar de China», me dijo una vez un fabricante de calzado palestino de Hebron.
Las industrias tradicionales son el principal factor en la economía palestina. Hay unos 30.000 palestinos que trabajan en las zonas industriales israelíes en la Margen Occidental, otros 20.000 trabajan en la construcción en las ciudades de los colonos y en el segundo círculo de servicios a las fábricas israelíes: Transportes, suministros, así como agricultura.
Una industria de subcontratos
También hay comercio indirecto entre Israel y Palestina, que da empleo a muchas personas en la Margen Occidental, especialmente en las industrias textiles y de muebles. Una parte considerable de los muebles que se exhiben en las tiendas de Israel, por ejemplo, son en realidad producidos en la Margen Occidental (principalmente en el distrito de Nablus) bajo la completa supervisión de empresas israelíes. Se almacenan en fábricas y depósitos en los asentamientos para evitar los controles de seguridad en los cruces y la molestia de transferir los bienes de los camiones palestinos a los camiones israelíes.
También hay toda una industria de trabajo subcontratado realizado por palestinos para Israel. Si añadimos los 100.000 palestinos que trabajan en Israel (con o sin permisos) y la industria palestina de canteras y piedras que se producen y envían directamente a Israel, nos encontramos con que al menos 200.000 palestinos viven de su conexión con Israel. Según las estimaciones, constituyen más del 25 por ciento de la mano de obra palestina y producen alrededor del 20 por ciento del producto palestino.
La mayoría de estos trabajadores palestinos no tienen una alternativa. La actual ola de violencia podría hacer que las medidas de seguridad en la Margen Occidental colapsen y provoquen un sitio israelí en enclaves palestinos. El resultado será la destrucción de la tambaleante economía de la Margen Occidental y se convertirá en una segunda Gaza.
Salmo 122 6-9
Pidamos por la paz de Jerusalén: Que vivan en paz los que te aman.
Que haya paz dentro de tus murallas, seguridad en tus fortalezas.
Y ahora, por mis hermanos y por mis amigos te digo: ¡Deseo que tengas paz!
Por la casa del Señor nuestro Dios procuraré tu bienestar.