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| viernes noviembre 22, 2024

AJARON SHELPESAJ -AJAREI MOT


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Luego de la muerte de Nadav y Avihu, Di-s advierte sobre la entrada “al lugar santo” sin autorización. Sólo el Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) puede, una vez al año, en Iom Kipur, entrar al cuarto más interno del Santuario para ofrendar el santo incienso – ketoret a Di-s.

Otra de las características del Día de Expiación es el azar echado sobre dos carneros para determinar cuál debe ser ofrendado a Di-s y cuál debe ser despachado para cargar los pecados de Israel hacia el desierto.

La parashá Ajarei también advierte sobre ofrendar korbanot (ofrendas animales o vegetales) en cualquier otro lugar excepto el Santo Templo, prohíbe el consumo de sangre, y detalla las leyes de relaciones prohibidas, prohibiendo el incesto y cualquier otra relación sexual inapropiada.

DI-S AMA A TODAS SUS CRIATURAS

En las festividades se acostumbra decir una serie de Salmos de alabanza conocido como Hallel (capítulos 113 al 118). Sin embargo en el último día de Pesaj no se dice el Hallel completo, sino que se omiten varios pasajes y se dice el Medio Hallel. Hay muchas explicaciones para esto, pero la que más me impacta, porque revela la verdadera actitud de Di-s hacia Sus criaturas es la siguiente:

El séptimo día de Pesaj el Mar de las Cañas se abrió para dar paso al pueblo judío y luego se cerró sobre los perseguidores egipcios, ahogándolos.

Al ver la milagrosa salvación de los Hijos de Israel, los ángeles comenzaron a entonar el Hallel

“¿Mis hijos se están ahogando y ustedes cantan Mi alabanza?” Dijo Di-s indignado.

Los ángeles comprendieron que no cabía entonar la alabanza completa de Di-s porque Él sufría con la muerte de sus criaturas, pero por el otro lado Israel estaba a salvo, por ello entonaron el medio Hallel y esa es la costumbre hasta hoy.

Al Final de Pesaj

El octavo día de Pesaj está estrechamente ligado a la venida del Mashíaj.

Así, la Haftará –lectura de los Profetas que sucede en la Sinagoga a la Lectura de la Torá en los días Shabat y Festivos–, ocupada con lo que debería ser la temática central del momento, en efecto, se halla repleta de alusiones directas y claras a la Era Mesiánica, cuando «el lobo morará con el cordero, y el león jugará con el cabrito» –situaciones que según las leyes naturales vigentes en la era del Exilio son imposibles, al existir el mal sobre la Tierra– y «El erigirá un estandarte para las naciones y reunirá a los dispersos de Israel».

Hace unos trescientos años, a medida que el momento de la venida del Mashíaj se hallaba más próximo, el Baal Shem Tov –Fundador del Movimiento Jasídico– instauró una nueva costumbre que enfatizaba en mayor medida aún aquella relación, Pesaj y Mashíaj.

El último día de Pesaj, por la tarde, hizo una comida adicional, llamada Seudat Mashíaj. (www.es.chabad.org)

 

Día de la Unicidad

¿Cuántos «yo» somos cada uno de nosotros?

Por Yanki Tauber

Somos un «ser» animal que tiene hambre y codicia y muestra sus colmillos cuando lo desafían; un «ser» emocional que ama y teme, se regocija y agoniza; un «ser» intelectual que percibe, analiza y contempla los otros «ser» con engreimiento; un «ser» espiritual que se esfuerza y anhela, se entrega y es devoto. Existe el «ser» que usted era a los 8 años y el que será a los 80. El «ser» que era el martes pasado, cuando me desperté de mal humor, grite a mis hijos, me enojé con mi jefe, maltraté a mis compañeros de trabajo y le colgué el teléfono a mi suegra; y el «ser» que voy a ser mañana, cuando estaré cariñoso con mi familia, respetuoso pero firme con mi jefe, y cordial, justo y considerado con todos los demás.

¿Cómo podemos imaginarnos que en ese conglomerado de células, órganos y miembros que llamamos nuestro «cuerpo», y que se extiende a lo largo y ancho de ese territorio que llamamos «tiempo», reside allí un único y singular «yo»?

Pero de algún modo nos convencemos de esto. No podemos identificarlo o describirlo, ni nuestras vidas diarias lo reflejan. Pero sabemos que está allí. Lo que significa que «existe», sino ¿de dónde vendría este conocimiento?

Un solo «yo» significa que nuestro ser animal, emocional, intelectual y espiritual tienen una fuente común y una meta común. Significa que todos los momentos de nuestras vidas están interrelacionados: lo que somos hoy y lo que haremos mañana es la suma y el resultado de lo que fuimos e hicimos ayer y el día anterior. Un solo «yo» significa que el pasado es redimible. Un solo «yo» significa que podemos lograr armonía en nuestras vidas.

La Torá se refiere al día de Iom Kipur como ajat bashaná, «una vez al año». Pero también ajat bashaná se traduce como «el uno del año». Iom Kipur, explican los maestros jasídicos, es el día en que nuestra unidad intrínseca emerge a la superficie.

Durante 364 días al año, los fragmentos de nuestra vida y personalidad yacen dispersos a lo largo de las cámaras de nuestra alma y se esparcen por las extensiones del espacio y el tiempo. En Iom Kipur, nos desafiamos a unirlos a su fuente y apuntalarlos hacia su meta. (www.es.chabad.org)

El Juego

En una oportunidad el Rabino Menajem Najum de Stepinesht, maestro jasídico, se detuvo para observar a sus alumnos mientras jugaban a las damas en Janucá. Y preguntó: «¿Me podrían explicar las reglas del juego?» Ninguno de los estudiantes le contestó, por lo que el propio Rabino dio la respuesta a su pregunta: »

Las reglas básicas son tres. 1) No retroceder, 2) no hacer dos jugadas de una sola vez, y 3) cuando se ha llegado a la última fila, se tiene el poder para ir a donde se quiera.»

Recuerden que estas ‘reglas del juego’ ¡son para el resto de vuestras vidas! (www.es.chabad.org)

 
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