El actual presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el embajador chino Liu Jieyi, recientemente presidió una reunión cerrada de los 15 miembros del consejo y después anunció que comparten una «profunda preocupación» acerca de la posición de Israel de que no se retirará del Golán. Insistieron en que la presencia de Israel en el Golán es ilegal.
Entre los miembros permanentes del Consejo, está Rusia, que ocupó una gran parte de Ucrania hace sólo dos años. Está Francia, que ocupa varias islas en el Océano Índico (cerca de Madagascar) y Antártida. Y está Gran Bretaña, que ocupa una larga lista de pequeños territorios en todo el mundo, de los cuales las Islas Malvinas son las más conocidas, porque en 1982 Argentina intentó, sin éxito, expulsar a los ocupantes británicos de las islas.
Entre los actuales miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, enojados con Israel, está España, que ocupa las Islas Canarias (cerca de Marruecos), así como las ciudades de Ceuta y Melilla y otros siete enclaves en la costa norte de África.
Está Angola, que desde 1975 ocupa el territorio de Cabinda. Alguien debería preguntarles a los voceros del Frente para la Liberación del Enclave de Cabinda y al Gobierno en el Exilio de la República de Cabinda qué piensan sobre la preocupación de Angola con respecto al Golán.
No hay que olvidar a Malasia, que ocupa el norte de Borneo, un territorio que Filipinas reclama como propio. Sin mencionar a Venezuela, que ocupa la isla Ankoko contra los deseos de la vecina Guyana. O Japón, que ocupa las Islas Senkaku en el Mar Oriental de China, a pesar de las protestas de Taiwan y la China comunista. O Egipto, que ocupa las montañas Elba y el Triángulo Hala’ib, territorios que son reclamados por Sudán.
El único miembro del Consejo de Seguridad que trató de inyectar, aunque sea, un poco de razón en la discusión acerca de los Altos del Golan fue Estados Unidos. Aunque el portavoz del Departamento de Estado, John Kirb, reiteró la estándar oposición de EE.UU. a la administración israelí del Golán, al menos reconoció que «la situación actual en Siria hace que sea difícil [cambiar el estatus del Golán] en este momento».
Ese, tal vez, es el punto más importante que debe considerarse en esta discusión. Si Israel hiciera lo que el Consejo de Seguridad de la ONU exige, los Altos del Golán estarían bajo el control del régimen genocida de Assad o de las fuerzas igualmente genocidas de ISIS.
Cualquiera que no aprecie lo que eso significaría para Israel debería leer el clásico Notas desde la Frontera de Hugh Nissenson, una conmovedora crónica de los meses que pasó en un kibutz cerca de la frontera con Siria en 1965 – es decir, cuando el Golán estaba en manos de Siria.
«Las montañas sirias [del Golán] están a unos trescientos metros por encima nuestro, y sus fortificaciones en las laderas dominan por completo a nuestros asentamientos», le explicó un kibbutznik a Nissenson poco después de su llegada. «Nos bombardean cuando se les antoja, y no hay nada que podamos hacer al respecto…»
Teniendo en cuenta que Assad e ISIS poseen armas mucho más peligrosas que las de 1965, no es de extrañar que los israelíes no están ansiosos por volver a los días en que eran atacados «cuando se les antojaba» y no poder hacer nada al respecto.
Dr. Rafael Medoff
Sobre el autor: El Dr. Rafael Medoff es el director fundador del Instituto David S. Wyman para Estudios del Holocausto y co-editor de la Enciclopedia en línea de America’s Response to the Holocaust
http://www.jewishpress.com/indepth/opinions/hypocrisy-on-the-golan-heights/2016/05/22/
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