Sólo un veto de EE.UU. puede impedir la adopción de una resolución que hará más difícil lograr la paz.
Alan M. Dershowitz
A pesar que, desde 1973, me he opuesto a los asentamientos civiles israelíes en la Margen Occidental, creo firmemente que Estados Unidos debe vetar una resolución, actualmente ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que declararía ilegal «toda actividad de asentamientos israelíes en el territorio palestino ocupado». Esta resolución condenatoria está siendo apoyada por todos los miembros del Consejo de Seguridad excepto EE.UU. Por lo tanto será aprobada, a menos que EE.UU. ejerza su poder de veto.
Hay una gran diferencia entre una acción gubernamental imprudente, que esa política israelí lo es, y que sea ilegal, que no lo es. De hecho, la misma resolución del Consejo de Seguridad, en la que se basan los partidarios de la condena, deja en claro que el estatus jurídico de la continuada ocupación de Israel no está resuelto.
Aprobada en 1967, la Resolución 242 (en la que jugué un papel muy pequeño ayudando en la redacción del borrador al entonces embajador ante la ONU, Arthur Goldberg) insta a Israel a devolver «territorios» capturados durante su guerra preventiva de 1967. Las palabras «todos» y «los» fueron propuestas por los que abogaban por una devolución completa, pero prevalecieron EE.UU. y Gran Bretaña, que se opusieron a ese punto de vista.
Incluso la devolución parcial de los territorios capturados está condicionada al «cese de todas las reclamaciones de beligerancia» y al «reconocimiento de la soberanía… de todos los estados de la zona y su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas y libres de amenazas o actos de fuerza».
La resolución 242 no menciona los derechos de no-estados, tales como la Autoridad Palestina, Hamas o Hezbollah, los dos últimos de los cuales no aceptan las condiciones de la resolución (Tampoco Irán y otros estados de la región.). Sería un error para el Consejo de Seguridad rescribir la Resolución 242, con carácter retroactivo, después de 44 años de haber sido promulgada, y que es la base para una solución de dos estados, Israel y Palestina.
Pero la verdadera razón por la que EE.UU. debería vetar esta mal concebida resolución, es que es incompatible con la política de EE.UU., que ha defendido durante mucho tiempo una solución negociada del conflicto palestino-israelí. Como Secretaria de Estado, Hillary Clinton ha dicho: «Seguimos creyendo firmemente que Nueva York no es el lugar para resolver el conflicto de larga data».
Una solución negociada requerirá que la Autoridad Palestina reconozca que algunas de las tierras capturadas por Israel, de Jordania, después que Jordania atacó a Israel, por derecho le pertenecen a Israel. Estas áreas incluyen el barrio judío de Jerusalem y el Muro Occidental, que fueron capturados ilegalmente por Jordania en su agresiva e ilegal guerra de 1948, calculada para deshacer la decisión de la ONU de dividir el territorio en dos países, judío y árabe. Además, deberá haber intercambios de tierras que reconozcan las realidades sobre el terreno. Áreas tales como Ma’ale Adumim y Gilo, por ejemplo, se han convertido en partes integrantes de la Jerusalem judía.
Por último, la Resolución 242 exige explícitamente que Israel tenga «fronteras seguras y reconocidas», un reconocimiento implícito de que sus fronteras anteriores a 1967 no eran ni seguras ni reconocidas. Algunos ajustes territoriales serán esenciales para que Israel permanezca más seguro que en el período previo a la guerra de 1967.
La Autoridad Palestina parece entender, por lo menos, algunas de estas realidades, como se refleja en la reciente revelación de 1.600 documentos internos por parte de Al Jazeera. En un documento de 2008, el negociador palestino, Ahmed Qurie, es citado proponiendo que Israel anexe todos los asentamientos en Jerusalem, con la excepción de las áreas judías de Har Homa y parte de la Ciudad Vieja de Jerusalem. Algunos en el Consejo de Seguridad, sin embargo, claramente no lo entienden.
El actual borrador de la propuesta de resolución condena «todas las actividades de asentamientos israelíes». Leída literalmente, esta condena se extendería al barrio judío de Jerusalem, al Muro Occidental y a las zonas que incluso la Autoridad Palestina reconoce que deben permanecer bajo control israelí. Israel no devolverá, y no debe hacerlo, «todos» esos territorios. EE.UU. no cree que debería, ni tampoco los palestinos razonables.
Así que, ¿cuál es entonces el propósito de la resolución, totalmente irreal, que ahora está bajo consideración? Simplemente dar cobertura a los palestinos que no quieren sentarse y negociar directamente con Israel. Es también favorecer los esfuerzos palestinos para lograr una posterior resolución de la ONU declarando unilateralmente un estado palestino, que ni Israel ni EE.UU. reconocerían.
El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha ofrecido negociar sin condiciones previas. Promete propuestas generosas, que podrían conducir a un estado palestino con relativa rapidez. La Autoridad Palestina, sin embargo, ha puesto condiciones previas para cualquier negociación, muy específicamente un segundo congelamiento en todas las construcciones en la Margen Occidental y Jerusalem Oriental. Si bien estoy a favor de ese congelamiento, no creo que debería ser una condición previa para las negociaciones.
Que comiencen de inmediato discusiones serias sobre las fronteras de los dos estados. Tan pronto como las fronteras sean decididas, Israel dejará de construir en todas las áreas más allá de ellas. Este es el único camino hacia la paz. Una resolución del Consejo de Seguridad que decida unilateralmente el tema central de las negociaciones, sólo empeorará las cosas.
El Sr. Dershowitz es profesor de derecho en Harvard. Su última novela es «Los juicios de Sión» (Grand Central Publishing, 2010).
http://online.wsj.com/article/SB10001424052748704698004576104043350034886.html
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
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