Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Cuando J Street expresa indignación por a quién elegiste para embajador ante Israel, hay muy buenas razones para pensar que hiciste una buena elección. Lo mismo ocurre con David Friedman, la elección de Donald Trump para ese puesto.
Friedman, un abogado de quiebras, es un viejo amigo del presidente electo. Durante la campaña sirvió en el comité consultivo de Trump sobre Israel.
Las opiniones de Friedman sobre Israel son sensatas y serán un soplo de aire fresco. No cree que los asentamientos israelíes sean un obstáculo para la paz (son una excusa) y dice que una «solución de dos estados» no es una prioridad para EEUU (¿por qué debería serlo?).
Friedman predice que, como embajador ante Israel, trabajará desde Jerusalén. Él llama a esa ciudad «la capital eterna de Israel».
Los candidatos presidenciales, rutinariamente, hablan a favor de trasladar la embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén. Es, después de todo, la capital de Israel y, por lo tanto, la sede de su gobierno.
Ningún presidente ha trasladado la embajada. Donald Trump parece dispuesto a hacerlo. Su elección de Friedman refuerza esta impresión.
Aquí hay un informe de situación de 16 puntos que Friedman co-escribió para la campaña de Trump. Apenas puedo encontrar una frase insensata.
Lo más destacado incluye:
Una Administración Trump asegurará que Israel reciba la máxima cooperación militar, estratégica y táctica de Estados Unidos, y el MOU no limitará el apoyo que le brindamos. Además, si así lo decide, el Congreso no estará limitado para dar un apoyo mayor que el proporcionado por el MOU. Israel y Estados Unidos se benefician enormemente de lo que cada país trae a la mesa – la relación es una calle de dos vías [nota: y no es J Street].
Estados Unidos debe vetar cualquier resolución de las Naciones Unidas que distinga injustamente a Israel y actuará en instituciones y foros internacionales, incluyendo nuestras relaciones con la Unión Europea, para oponerse a los esfuerzos por deslegitimar a Israel, imponer dobles raseros discriminatorios contra Israel o imponer requisitos de etiquetado especiales sobre productos israelíes o boicots sobre mercaderías israelíes.
EEUU debe recortar los fondos para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, un organismo dominado por países actualmente gobernados por dictaduras que parecen dedicarse exclusivamente a calumniar al Estado Judío. El intento de la UNESCO de desconectar al Estado de Israel de Jerusalén es un intento unilateral de ignorar el vínculo de 3.000 años de Israel con su capital, y es una prueba más del enorme sesgo anti-Israel de las Naciones Unidas.
EEUU debe considerar que los esfuerzos para boicotear, desinvertir y sancionar (BDS) a Israel son intrínsecamente antisemitas y debe tomar firmes medidas, tanto diplomáticas como legislativas, para frustrar acciones discriminatorias que pretenden limitar las relaciones comerciales con Israel o con personas o entidades que hacen negocios en zonas israelíes. El movimiento BDS es sólo otro intento de los palestinos para evitar tener que comprometerse a una coexistencia pacífica con Israel. La falsa noción de que Israel es un ocupante debe ser rechazada.
(Énfasis añadido)
También está esto:
El gobierno de Trump le pedirá al Departamento de Justicia que investigue los intentos coordinados, en los campus universitarios, para intimidar a los estudiantes que apoyan a Israel.
No soy un fanático de investigaciones del Departamento de Justicia con connotaciones políticas, y la «intimidación» es un concepto vago. Pero puede decirse que el corazón de Friedman está en el lugar correcto.
Cuando se trata de los palestinos y el «proceso de paz», Friedman es empático pero realista:
Una solución de dos estados entre Israel y los palestinos parece imposible mientras los palestinos no estén dispuestos a renunciar a la violencia contra Israel o que reconozcan el derecho de Israel a existir como estado judío. Además, los palestinos están divididos entre el gobierno de la AP en la Margen Occidental y el gobierno de Hamas en Gaza, por lo que no hay un pueblo palestino unido que pueda controlar un segundo estado. Hamas es una organización terrorista, designada así por EEUU, que busca activamente la destrucción de Israel. Procuraremos ayudar a los israelíes y a los palestinos a alcanzar una paz amplia y duradera, negociada libre y equitativamente entre los habitantes de la región.
El liderazgo palestino, incluyendo la AP, ha socavado cualquier posibilidad para la paz con Israel, educando a generaciones de niños palestinos con un programa educativo de odio a Israel y a los judíos. A la mayoría de la sociedad palestina se le enseña regularmente ese odio en la televisión palestina, en la prensa, en los medios de entretenimiento y en las comunicaciones políticas y religiosas palestinas. Los dos principales partidos políticos palestinos – Hamas y Fatah – promueven regularmente el antisemitismo y la jihad.
EEUU no puede apoyar la creación de un nuevo estado donde el terrorismo esté incentivado financieramente, los terroristas sean celebrados por los partidos políticos y las instituciones gubernamentales, y donde la desviación corrupta de la ayuda extranjera es desenfrenada. EEUU no debe apoyar la creación de un estado que prohíba la presencia de ciudadanos cristianos o judíos, o que discrimine contra personas en base a la religión.
EEUU debe apoyar negociaciones directas entre Israel y los palestinos, sin condiciones previas, y se opondrá a todos los esfuerzos palestinos, europeos y de otro tipo, para evitar las negociaciones directas entre las partes a favor de un acuerdo impuesto. Cualquier solución impuesta a Israel por partes externas, incluido el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, debe ser objeto de oposición. Apoyamos el derecho y la obligación de Israel de defenderse contra los ataques terroristas contra su pueblo y contra las formas alternativas de guerra que se libran contra su pueblo, legal, económica, culturalmente y otras.
(Énfasis añadido)
No es de extrañar que las cabezas exploten en J Street, sobre los que Friedman ha dicho que «son sólo engreídos abogados de la destrucción de Israel que lo hacen desde la comodidad de sus seguros sofás estadounidenses – es difícil imaginar a alguien peor».
Exageración, sí. Pero la respuesta de J Street a la nominación de Friedman – «esta nominación es imprudente, colocando en riesgo la reputación de Estados Unidos en la región y su credibilidad en todo el mundo» – confirma que está bien fundada, considerando.la baja opinión que el grupo tiene del nominado.
Apoyar a nuestros aliados al máximo, especialmente en el contexto de un Medio Oriente en llamas, ayudará a restaurar nuestra reputación y credibilidad en la región y en todo el mundo.
Los amigos de Israel deberían estar muy complacidos por la nominación de Friedman. Así debe sentirse cualquiera que quiera ver a Estados Unidos comportarse como una potencia mundial segura y confiable.
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.