En estos días de conmemoración del holocausto, conviene revisar algunos términos cuyo significado no siempre es el que creíamos. La propia palabra holocausto nace de la traducción al griego de la biblia judía, y alude a un sacrificio ritual utilizando el fuego (holos = todo, caustos = quemado). Desde el siglo XVI, esta expresión se usó en inglés para describir grandes incendios con muchas víctimas y, más tarde, se generalizó para desastres con abundantes muertos. Churchill la utilizó para describir en un libro de 1923 la matanza de armenios a manos de los turcos unos años antes. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, varios historiadores judíos empezaron a utilizarla para describir el plan que los alemanes bautizaron de forma cínica “La Solución Final”.
Poco antes, el abogado judío polaco Raphael Lemkin acuñó el nuevo término, genocidio (genos = raza, tribu, cidio = matar), con la intención de tipificar un tipo de crimen que iba más allá de la eliminación física masiva, con acciones destinadas a destruir las bases de la supervivencia de un grupo como tal. Si bien los juicios de Nuremberg se saldaron con condenas por crímenes de lesa humanidad, ya a finales de 1946, las Naciones Unidas aprobaron una resolución en la que aparecía la palabra genocidio, aunque la Unión Soviética presionó para despojarla de toda referencia a grupos políticos. Lemkin dedicó sus ahorros a impulsar la causa del nuevo tipo de crimen, muriendo en la pobreza poco después.
Sin embargo, el grupo más castigado en la shoá (término bíblico hebreo para catástrofe, utilizado por primera vez en el contexto europeo en 1940), los judíos ashkenazíes, seguía refiriéndose al hecho luctuoso con la expresión en ídish jurbn eirope, la “debacle” europea, usando la misma palabra (jurbán, en el hebreo del que procede) con que se define la destrucción de los Templos de Jerusalén (jurbán bait rishón y jurbán bait shení, respectivamente). Esta multiplicidad de vocablos para definir lo que pasó con los judíos europeos a manos de los nazis es un síntoma de la imposibilidad de abarcar una realidad tan excepcional con el verbo. Lo peor, no obstante, es la manipulación de estas expresiones con el objetivo de relativizar su verdadera naturaleza atroz, especialmente cuando se intenta revertir el papel de la víctima y convertirlo en perpetrador. Así, el judío (ahora como Estado) somete supuestamente a los palestinos a un “genocidio” u “holocausto”, además de confinarlos en “guetos” o someterlos a un “apartheid”, aplicando significados impropios en un intento de despojar de culpa a los pueblos y naciones que no hicieron nada por impedir la masacre de judíos debajo de sus propias narices, desvirtuando sus definiciones. Vivimos inmersos en una nueva etapa de discriminación, la del “semanticidio”, la muerte del significado. El olvido inducido
Director de Radio Sefarad
Vivimos en el mundo que tiende a hacer úso indebido de determinadas expresiones, corriendo con ello el riesgo, de contribuir a desvirtuarlas, y por ende a banalizar el hecho o circunstancia que a traves de ellas se pretende describir …
Tal es el caso de la palabra «holocausto» utilizada tantas veces para referirse al mayor genocidio en serie de la historia, cometido por los nazis sobre los judios, un palabro que no consigue por si mismo expresar la magnitud de lo que en verdad fue aquel dantesco episódio de la história contemporanea, ni hacer honor a sus victimas … El término hebreo Shoá, se ajusta posiblemente mucho mas al sentido último de lo que pretende definir, y es a la postre el que viene siendo empleado , por un cada vez mayor número de personas al referirse a aquel penoso capitulo…
Tal vez a algunos pueda parecerles simples disquisiones semánticas, pero tal como acertadamente enfatiza el articulo que precede este comentario; en la utilizacion incorrecta de ciertas expresiones, se esconde en ocasiones una clara intencionalidad, al perseguir ésta un determinado objetivo, ya sea la de relativizarlo, ya la de magnificárlo cuando se aplica a situaciones, hechos, personas, o colectivos que no corresponde …
Hablar de genocidio armenio, encaja con un hecho objetivo recogido como tal por los libros de historia … hacerlo en cambio del llamado «pueblo palestino» es a todas luces una aberracion que carece de soporte argumentativo contrastado, y como tal, de legitimidad …
El que un tercio de la poblacion judia mundial, fuese gaseada en los campos de exterminio, no admite enjuagues relativistas o negacionistas alguno, y se hace en cambio acreedor, a recibir el apelativo de; GENOCIDIO, es decir la aniquilacion sistemática y a gran escala, de un grupo humano, por razones étnicas, religiosas o ideologicas precisas, tras haberlo despojado de su condicion humana, y estigmatizado a tal fin …
Coincidiendo pues con el aniversario de la liberacion de los campos de exterminio hace 72 años, aprovechemos para reflexionar en torno a ello, y llamar desde ahora a cada cosa por su nombre …