Ruben Kaplan
Armada y financiada por Irán y Siria, la Jihad Islámica, otro de los numerosos movimientos terroristas musulmanes, va cobrando sangriento protagonismo y amenaza disputar la hegemonía y el poder de Hamas en la Franja de Gaza. Desde ese anárquico lugar, donde también coexisten a pesar de sus diferencias el grupo Ansar al Sunna, devenido en diciembre de 2007 Ansar al- Islam, vinculado a la red islamista Al Qaeda, las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), una pequeña organización nacionalista de extrema izquierda, Harakat al-Jihad al-Islami al-Filastini, más conocida como La Jihad Islámica Palestina (PIJ) en su sigla en inglés, viene lanzando desde hace unos días una andanada de misiles, cohetes y morteros contra la población civil de localidades del sur de Israel, entre ellas, Beer Sheva, Ashdod, Sderot, Gan Yavne y Ashkelon. Precisamente en la última ciudad nombrada, falleció el sábado pasado- producto de las esquirlas de un misil Grad que le habían provocado graves heridas- un hombre israelí de 56 años, padre de cuatro hijos, en trayecto a su casa.
A raíz de la agresión sufrida, como era de esperar, Israel bombardeó las posiciones de La Jihad Islámica y dio muerte a cinco de sus integrantes, entre ellos a Ahmed el-Sheikh Khalir, jefe del brazo armado de la organización radical extremista. Como es habitual, la prensa internacional usa los eufemismos de combatientes o milicianos para referirse a los criminales terroristas y elude clarificar que los ataques del Estado judío, son en respuesta a los inconcebibles lanzamientos de misiles a su territorio, que ningún país toleraría. También como es de rigor, la ONU actúa en consonancia, ya que no se pronuncia con la premura que debe sobre los actos criminales de los palestinos hasta que se produce una réplica de Israel, a quien conminan con celeridad a refrenarse. A propósito del organismo internacional, uno de sus apéndices, la UNESCO, premió el aporte de los palestinos a la cultura mundial -consistente en espectáculos infantiles celebrando el asesinato por parte de los jihadistas, enaltecer el martirio de los suicidas que vuelan personas en autobuses y restaurantes, la difusión de libros y textos en las escuelas instando al odio contra los judíos, Israel y los cristianos- al concretar el mamarracho de otorgarle irresponsable y prematuramente, membresía plena a un Estado de Palestina inexistente, en una votación donde sobre un total de 193 países, se posicionaron a favor 107, 52 se abstuvieron, 21 no votaron y 14 se pronunciaron en contra, entre ellos EE.UU., Canadá y Alemania.
Estimulada por ese resultado y por el hecho de saber que cuenta con una mayoría automática, la Autoridad Nacional Palestina, que aduce una herencia histórica y cultural sobre Tierra Santa que no posee, hará extensivo el inservible pedido de admisión, que socava las posibilidades de negociaciones con Israel, a otras 16 agencias de la ONU.
Ante la retaliación de Israel, que insinuaba ser más dura, como usualmente acostumbran los terroristas, la Jihad Islámica pidió una tregua, que violó en un par de oportunidades. Israel la aceptó, enfatizando que la misma debe ser expresada en los hechos y no en palabras. No obstante, hábil en el arte de la mentira y la distorsión, Abu Ahmed, portavoz del brazo armado del movimiento, las Brigadas Al Quds dijo que “La Jihad Islámica ha respondido a los esfuerzos de tregua, pero nos reservamos el derecho a responder a cualquier agresión. Hemos creado un balance de horror con el enemigo, que ha sido quien ha suplicado por una tregua». Desmintiendo a la Jihad y afirmando que Egipto evitó por el momento que Gaza fuera arrasada, un funcionario egipcio dijo que Israel había acordado posponer brevemente la expansión de sus operaciones militares en la franja de Gaza, para dar tiempo a El Cairo para intentar convencer a las facciones palestinas que detengan el fuego de cohetes sobre el sur de Israel.
La raíz árabe de la palabra Jihad, un concepto central para el Islam, es jahada, que significa «esforzarse por conseguir.» De acuerdo a la clásica teoría del derecho musulmán, el único tipo de conflicto militar legítimo es la Jihad, entendida como Guerra Santa, y ésta sólo se puede utilizar para cumplir al menos uno de los dos objetivos principales. El primero es la difusión efectiva de los ideales y los valores musulmanes en una región de la sociedad indiferente por la llamada al Islam. El segundo es la defensa de la comunidad musulmana de lo que consideran las amenazas externas. Los grupos islamistas terroristas, como Jihad Islámica , Hamas y Hezbollah, alegan que se ven obligados a utilizar todos los medios disponibles para luchar contra las fuerzas del imperialismo occidental. La Jihad es una concepción global que divide a los pueblos del mundo en dos bandos irreconciliables, es el estado normal y permanente de la guerra entre los musulmanes y los infieles, una guerra que sólo puede terminar con el dominio final sobre los incrédulos y la supremacía absoluta del Islam en todo el mundo.
La Jihad Islámica Palestina comenzó su campaña terrorista contra Israel en la década de 1980. En 1987, antes de la Intifada, llevó a cabo varios ataques terroristas en la Franja de Gaza. La Jihad Islámica Palestina y el Hamas, eran considerados como rivales en la Franja de Gaza hasta después de la fundación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en 1994, cuando Hamas adoptó la estrategia de atentados suicidas terroristas. Desde entonces, ha habido algún tipo de cooperación operativa entre las dos organizaciones para llevar a cabo ataques como el de Beit Lid, en febrero de 1995, donde dos atacantes suicidas mataron a ocho israelíes e hirieron a 50. Sin embargo, alarmado por el creciente poder político y militar de la Jihad Islámica, que le trae reminiscencias de lo que ellos mismos hicieron con la Autoridad Nacional Palestina, el Gobierno de Hamas en los últimos años ha detenido a algunos de los miembros de la organización en la franja de Gaza. Inclusive, en un momento dado, Hamas había arrestado a escuadrones de La Jihad Islámica por disparar sin su anuencia, cohetes y misiles a Israel, especialmente después de la ofensiva de la Operación Plomo Fundido que llevó a cabo el IDF a finales de 2008. Se conjetura que La Jihad Islámica está actuando siguiendo instrucciones de Teherán y Damasco, cuyos líderes también están enfrentados con Hamas. El deterioro se habría producido debido a la negativa de Hamas de apoyar públicamente al régimen asediado del feroz Presidente sirio Bashar Assad, que sigue masacrando a su propio pueblo ante la indolencia de la ONU y del oprobioso silencio de la progresía internacional.
En las últimas horas del martes 1 de noviembre, el IDF ha obtenido luz verde para neutralizar definitivamente los ataques de misiles y cohetes que proceden de Gaza. El Hamas debe saber que es responsable de controlar a quienes los disparan, al igual que el Líbano con Hezbollah. No hacerlo, le acarreará graves consecuencias.
La bandera de la Jihad Islámica Palestina, que se erige en un rival de temer para el Hamas, tiene como fondo la Cúpula de la Roca, con el mapa de Palestina flanqueado por los fusiles de asalto. Por encima de él y entre los rifles aparece la inscripción Alá huAkbar «Alá es grande», el furioso grito de batalla islámica que es también por lo general la última palabra que pronuncia un atacante suicida. Constituye un excelente ejemplo del cariz de los mensajes religiosos promulgados por los radicales musulmanes que persiguen unánimemente, con diferentes métodos, el objetivo de la destrucción del Estado judío. Proclamando lo que ellos llaman «la liberación total de las tierras palestinas» por medio de un conflicto armado y sin concesiones. Por ello es menester, La Jihad, Guerra Santa, para el establecimiento de un Estado religioso islámico palestino en lugar de Israel.
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son un basura perros sionistas los ubiera matado hitler atodos perros judios de mierda los odio