La propaganda antisemita occidental –mayormente liderada por los extrema izquierdistas- en general y la árabe y palestina en particular, presentan el conflicto árabe-israelí como una extensión del conflicto palestino-israelí, en el que muestran a las naciones árabes y/o musulmanas solidarias y hermanadas con el “pueblo palestino” y fraternas con su irredentismo y su “liberación” de Israel, cuya efeméride culminante es la conmemoración de la Nakba (desastre, catástrofe) en referencia al nacimiento del estado de Israel [14 de mayo de 1948] como causa del éxodo del pretendido pueblo palestino. Los líderes árabes, dentro y fuera del entonces Mandato Palestino, ordenaron y exigieron a los árabes que residían en Palestina que salieran de los territorios controlados por los judíos para posteriormente invadir y aniquilar el Estado de Israel el 15 de mayo de 1948 y allanar y facilitar el camino para la invasión de los países árabes y posibilitar el rápido exterminio de los judíos. Los líderes árabes organizaron una campaña afirmando que los judíos realizaban expulsiones sistemáticas desde los primeros días de la guerra. El Comité Árabe Supremo, máxima autoridad árabe-palestina del momento ordenó el 8 de marzo de 1948 a las mujeres, niños y ancianos árabes de varias partes de Jerusalem que abandonasen sus casas. Declaraciones reproducidas en el periódico jordano Filastín del 19 de enero de 1949 manifestaban: “… Cualquier oposición a esta orden (marchar temporalmente) es un obstáculo a la Yihad -guerra santa-, … y obstaculizará las operaciones de los combatientes en esos distritos”. [1]
La voluntad de convivencia por parte de los líderes judíos
Hubo por parte de los líderes judíos una clara voluntad de convivencia pacífica de ambas comunidades. La Asamblea de Judíos de Palestina hizo un llamamiento el 2 de octubre de 1947 indicando que harían todo lo que estuviera en su poder para mantener la paz, y establecer una beneficiosa cooperación para judíos y árabes, incitando a las naciones árabes a unir sus fuerzas con los judíos y el futuro Estado judío y trabajar hombro con hombro por el bien común, por la paz y el progreso de iguales soberanías.
El 30 de noviembre, al día siguiente de que la ONU aprobara la partición, la Agencia Judía anunció que el tema fundamental detrás de las celebraciones espontáneas que tenían lugar en ese momento expresaban el deseo de la comunidad judía de buscar la paz y su determinación de lograr una fructífera cooperación con los árabes. La proclamación de la Independencia de Israel, emitida el 14 de mayo de 1948, también invitaba a los árabes a permanecer en sus hogares y a convertirse en ciudadanos iguales en el nuevo Estado, y en ella se decía: En medio de una inexcusable agresión, llamamos no obstante a los habitantes árabes del Estado de Israel a preservar los medios de paz y desempeñar su papel en el desarrollo del estado, sobre las bases de plena e igual ciudadanía y debida representación en todos sus cuerpos e instituciones… Extendemos nuestra mano en paz y buena vecindad a todos los estados vecinos y a sus pueblos, y les invitamos a cooperar con la nación judía independiente por el bien común de todos.
La rápida victoria judía frente a la agresión e invasión de las potencias árabes provocó el miedo y posterior éxodo de los árabes y a medida que el conflicto se extendía, los árabes comenzaron a ver la posibilidad de la derrota. Cuando la posibilidad se convirtió en realidad, se incrementó la fuga de los árabes (más tarde se les llamaría palestinos) hacia sus tierras de origen, los países vecinos, Jordania, Egipto, Siria y Líbano. [2]
Muchos líderes de opinión occidentales juzgan la naturaleza del conflicto (árabe)palestino-israelí como una guerra territorial, a pesar de las peroratas al Ribat y a la Yihad que todos los líderes (árabe)palestinos continuamente soflaman a su público. Estos líderes de opinión occidentales no conciben que la religión pueda ser causa de guerra, piensan que es un subterfugio, un enmascaramiento de algo “más profundo”, cuya real base es económica/territorial. [3]
La naturaleza en todo conflicto la impone el agresor [4]
Como queda bien claro en todo conflicto y crimen, la naturaleza de este la impone el agresor, y éste es Hamás y al-Fatah [en el conflicto árabepalestino-israelí]. Hamás es la rama salafista de la Hermandad Musulmana en Gaza, y su ideólogo Sayyed Qutb escribió en 1950 “Nuestra lucha contra los judíos”, rememorando el título de la obra de su admirado Führer alemán, Mein Kampf (Mi lucha). En esta obra expresa su pensamiento sobre los judíos e Israel: “Los judíos se han enfrentado al Islam desde el momento en que se estableció el estado islámico en Medina. Conspiraron contra la comunidad musulmana desde el primer momento en que se convirtió en una comunidad. El Corán contenía directivas y sugerencias en lo concerniente a esta enemistad y conspiración judías. Estas directivas eran suficientes para describir esta amarga guerra que los judíos han lanzado contra el Islam, el Mensajero de Alá y la comunidad musulmana a lo largo de esta larga historia. Esta es una guerra que no se ha extinguido ni por un instante por cerca de catorce siglos, y que continúa hasta este momento, el incendio que asola todos los rincones de tierra”.
“Y los judíos volvieron a hacer el mal, así que Alá le dio a los musulmanes poder sobre ellos. Entonces los musulmanes los expulsaron de toda la península arábiga… Luego los judíos volvieron a hacer el mal y en consecuencia, Alá envió a otros de sus sirvientes contra ellos, hasta los tiempos modernos. Entonces Alá trajo a Hitler para que gobernara sobre ellos. Y hoy, una vez más, los judíos han vuelto a hacer el mal bajo la forma de ‘Israel’, que ha hecho que los árabes, los dueños de la tierra, saboreen el dolor y la aflicción”. [5]
La Carta Fundacional de Hamás es un compendio de salafismo y odio contra el judío y contra Israel.
Muchos líderes de opinión creen que Al-Fatah y la Autoridad Palestina son más “laicos” que Hamás
Pero lo que es cierto es que aquellos están cubiertos de una máscara menos religiosa hacia el exterior ya que tiene mayor aceptación para el público occidental el imaginario “heroico” combate por la independencia de su pretendido pueblo “palestino” que una guerra yihadista para islamizar Israel. La colectividad árabe-palestina procede del mundo árabe circundante ocupante de la tierra de la antigua Judea, llamada Provincia Syria-Palæstina por el conquistador emperador romano Adriano en el año 135 EC para desjudaizarla y borrar la memoria de los judíos por su tierra.
La Autoridad Palestina, y el Consejo Asesor de Al-Fatah al frente junto con Mahmmoud Abbas -que se presentan aparentemente como laicos, a la usanza árabepalestina, que no pasarían en absoluto los más mínimos cánones de laicismo europeos- han declarado, y declaran, multitud de veces que los terroristas islamikazes que perpetran atentados contra Israel, y mueren en ellos, son shahids, mártires que están llevando Yihad y expulsar a los infieles que profanan el Ribat de Palestina. [6] Ribat, es el término árabe musulmán que designa una fortificación a lo largo de la frontera durante los primeros años de la conquista musulmana en el que se albergaban murabitun (guerreros santos del Islam) que combatían para defender y expandir el Islam en Yihad. Ribat hace referencia a los que guerrean, vigilan y llevan a cabo la Yihad contra los infieles. A partir de la guerra de Afganistán, los yihadistas han readaptado el término del hadiz para caracterizar su lucha contra los infieles y Occidente, desde Al-Andalus a Palestina, de Chechenia a Irak. [7].
Lo que diferencia a los distintos grupos agresores (árabe) palestinos, Hamás y Al-Fatah, es la estrategia y ligeros barnices sobre la ideología, que en realidad son irrelevantes, lo que no evita luchas intestinas, a veces mortales, entre ellos mismos. Análogamente, y salvando las distancias, durante la Guerra Civil española, en el bando republicano de Cataluña en mayo de 1937 se dio una lucha encarnizada entre los comunistas estalinistas y los comunistas trotskistas a pesar del avance imparable del Frente Nacional del General Franco. Estos hechos fueron reflejados en la obra del escritor inglés George Orwell, publicada en 1938: “Homenaje a Cataluña”, que fue testigo de los sucesos, y también quedaron mostrados en 1995 en el film del inglés Ken Loach: “Tierra y libertad”.
El salafismo está en conflicto bélico, Yihad, contra lo que considera que no es el puro Islam, el de Muhammad y sus colaboradores y contra aquellos a los que califica de “infieles”, judíos, cristianos y resto de humanos. Hamás es un grupo salafista, rama (árabe) palestina de la Hermandad Musulmana que focaliza su guerra contra los judíos e Israel, el judío de las naciones. Al-Fatah se cubre del manto nacionalista-independentista que es más aceptable a ojos de los occidentales, pero en realidad los muyahidines de Al-Fatah no están dispuestos a inmolarse por una causa que no sea por la de Alá, como por un motivo territorial o económico, pues creen firmemente que morir por Alá es la única manera de acceder al Paraíso. Asesinar por otra causa que no sea la religiosa les condenaría al infierno. La motivación del muyahidín y fedayín de Al-Fatah es puramente religiosa y tampoco estará dispuesto a perderse el Paraíso de Alá por malinterpretaciones del Corán, libro que conoce perfectamente y domina su idioma, el árabe, su lengua materna.
El viejo y secular antisemitismo europeo se ha transmutado en antisionismo y colabora fraternalmente con el yihadismo antiisraeli
El antisemitismo en Occidente no desapareció con la derrota del nazismo ni el desmantelamiento de Auschwitz ni el de la Inquisición, aquel se ha transmutado hoy en antisionismo, anti israelismo, demonizando a los judíos y al judío de los estados, Israel y deslegitimizando su existencia, como antaño se deslegitimizó su religión, el judaísmo, calificándolo de “religión de Satanás” y al pueblo judío se le consideró como pueblo deicida. Más recientemente con el nazismo se deslegitimizó la existencia vital del judío y del judaísmo, en la que los arios nazis y sus aliados se auto otorgaron la potestad de decidir quien tenía derecho a la vida, y quién no. Hoy, el viejo antisemitismo, metamorfoseado en antisionismo se autootorga la potestad de decidir qué país tiene derecho a la existencia y cuál no. La Autoridad Palestina, y sus pretendidos grupos laicos, necesitaban hace décadas el apoyo de la URSS, por lo que adaptaron y transformaron su discurso yihadista filonazi original del Gran Mufti de Jerusalem, el nazi yihadista Amin Ali Husseini, tío abuelo del egipcio Yasser Arafat, en un neolenguaje maniqueista y marxista que “legitimizó” a los colectivos antisemitas en su judeofobia con una máscara de modernidad.
Los “laicos” OLP, FPLP, y Autoridad Palestina presentan a sus “combatientes” como muyahidines, como shahids –mártires por Alá, por el Islam- y a Palestina como Ribat.
Los suicidas terroristas palestinos de las organizaciones “laicas” reciben ceremonias fúnebres como shahids. Si combatiesen por territorio y no por el Islam, serían considerados suicidas y no podrían recibir ninguna ceremonia religiosa. Habiendo nacido los terroristas de ETA en el seno de familias católicas y con substrato católico, no son de origen budista ni protestantes ¿Pueden ser considerados “mártires” del catolicismo? En absoluto. Nunca sus compañeros han rendido ceremonias fúnebres como “mártires de la cristiandad” a los asesinos de ETA caídos en enfrentamientos con los cuerpos de seguridad españoles. Los etarras (miembros de ETA) son calificados por sus propios camaradas y simpatizantes como “patriotas, luchadores por la libertad del pueblo vasco”. Pero de ningún modo como “mártires de la fe”.
Los pretendidos laicos de la Autoridad Palestina, OLP, FPLP, no son más que salafistas y yihadistas, con cubierta de irredentos patriotas y luchadores por la libertad del pueblo palestino, pueblo que nunca en la historia ha existido. Son guerreros de Alá que creen necesario combatir a los infieles para expandir el Islam, combatirlo en tierra de Israel para confirmar las profecías del Islam, recopiladas en el Corán y en los hadices que afirman que toda la tierra será musulmana, y poder mostrar la falsedad de la Biblia, en la que se profetiza el retorno de los judíos a Israel. [8]
NOTAS
[1] Middle Eastern Studies,(enero de 1986)
Hubo muchas llamadas de líderes árabes hacia los árabes palestinos incitándoles a que abandonaran Palestina la del Comité Árabe Supremo, máxima autoridad palestina del momento. El 8 de marzo de 1948 éste ordenó a las mujeres, niños y ancianos de varias partes de Jerusalem que abandonasen sus casas. Otro ejemplo son las declaraciones recogidas en el periódico jordano Filastín del 19 de enero de 1949, respectivamente: (…) Cualquier oposición a esta orden (…) es un obstáculo a la guerra santa (…) y obstaculizará las operaciones de los combatientes en esos distritos.
Middle Eastern Studies, (enero de 1986).
Los estados árabes alentaron a los árabes de Palestina a irse de sus casas temporalmente a fin de no estorbar a los ejércitos invasores árabes
El primer ministro iraquí Nuri Said también hizo declaraciones que pudieron incitar a los árabes a abandonar sus tierras: (…) aplastaremos al país con nuestros cañones y barreremos todos los sitios en que los judíos busquen refugio. Los árabes deben llevar a sus mujeres y sus hijos a áreas seguras hasta que el combate haya terminado
Myron Kaufman, The Coming Destruction of Israel, (NY: The Anerican Library Inc., 1970), pp. 26-27.
Otros líderes árabes han argumentado a posteriori que una de las causas del éxodo fueron las declaraciones de estos. El secretario de la Oficina de la Liga Árabe en Londres, Edward Atiyah, escribió en su libro, The Arabs que el éxodo se debió en parte a la creencia de los árabes, alentada por la jactanciosa y poco realista prensa árabe y las irresponsables declaraciones de algunos líderes árabes, de que podía ser sólo un asunto de semanas antes de que los judíos fueran derrotados por los ejércitos de los estados árabes y los árabes palestinos pudieran reingresar y retomar posesión de su país.
En sus memorias, Haled Al Azm, el primer ministro sirio durante 1948-49, también reconoció el papel de los árabes en persuadir a los refugiados a irse indicando que “desde 1948 se ha exigido el regreso de los refugiados a sus hogares. Pero nosotros mismos fuimos los primeros en alentarlos a irse. Sólo unos pocos meses mediaron entre nuestra llamada a que se fueran y nuestra petición a las Naciones Unidas de que resolviera su regreso”. El rey Abdula de Jordania, en sus memorias, culpaba a los líderes palestinos del problema de los refugiados, estableciendo que la tragedia de los refugiados palestinos fue que la mayoría de sus líderes les paralizaron en el exterior con falsas e infundadas promesas de que no estaban solos.
The Economist, comunicaba el 2 de octubre de 1948 que: De los 62.000 árabes que antes vivían en Haifa no quedan más de 5.000 o 6.000. Varios factores influyeron en su decisión de buscar seguridad en la fuga. Muy poca duda cabe de que los factores más poderosos fueron los anuncios que hizo por radio el Supremo Ejecutivo Árabe, instando a los árabes a irse (…) Se insinuaba claramente que los árabes que permanecieran en Haifa y aceptaran la protección de los judíos serían considerados como traidores
The Economist, 2 de octubre de 1948.
[2] Más de 300.000 salieron después del 15 de mayo, quedándose aproximadamente 160.000 árabes en el Estado de Israel.
Hajj Nimer el-Jatib, líder del Comité Nacional Árabe en Haifa, dijo que los soldados árabes en Jaffa maltrataron a los residentes: “Robaban a los individuos y las casas. La vida era de poco valor, y el honor de las mujeres era ultrajado. Este estado de cosas llevó a muchos residentes [árabes] a salir de la ciudad bajo la protección de los tanques británicos”,
Avneri (1984), p.270
A principios de abril, unos 25.000 árabes había salido del área de Haifa tras una ofensiva por las fuerzas irregulares dirigidas por Fawzi al-Qawukji, y los rumores de que las fuerzas áreas árabes no tardarían en bombardear las áreas judías en torno al Monte Carmelo.
[3] Estos olvidan que la ideología, y en concreto, la religión, fue casus belli en la Guerra de los Treinta Años en Europa (1618-1648) y que sólo a partir de la Paz de Westfalia (1648) al concluir dicha guerra, la religión dejó de ser esgrimida como casus belli. Durante el curso de la Guerra se redujo la población del Sacro Imperio en un 30 por ciento. La población masculina en Alemania disminuyó a la mitad. En los Países Checos la población cayó en un tercio a causa de la guerra, el hambre, las enfermedades y la expulsión masiva de checos protestantes. Desde entonces, y a pesar de la intolerancia religiosa en diversos países, la religión dejó de ser casus belli, con muy irrelevantes excepciones.
[4] En el caso del asesinato de una mujer perpetrada por un hombre, si ello ha ocurrido en una atraco, será calificado de crimen económico; si la mujer es negra, y el asesino la mató por ser negra, será calificado de crimen racista; si la víctima era judía y ha sido asesinada por ser judía, el crimen es antisemita; y si la mujer era la esposa del criminal y la mata por celos, el crimen es calificado de violencia de género. El mismo acto criminal es tipificado diferente en función de la motivación del agresor.
[5] Sayyed Qutb. Nuestra lucha contra los judíos. 1950
[6] Abbas: “We are all Murabitin (i.e., those who carry out Ribat) along with the children of Jerusalem”
http://palwatch.org/main.aspx?fi=607&page=3
http://palwatch.org/main.aspx?fi=607&page=2
http://palwatch.org/main.aspx?fi=607&page=1
[7] Ribat, al-Qa’ida, and the Challenge for US Foreign Policy. Long, Mark. The Middle East Journal, Volume 63, Number 1, Winter 2009, pp. 31-47(17). Middle East Institute
[8] Por qué la obsesión enfermiza de destruir Israel. GEES. por Eduard Yitzhak, 27 de febrero de 2017
http://www.gees.org/articulos/por-que-la-obsesion-enfermiza-de-destruir-israel
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