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| viernes noviembre 15, 2024

El Coronel Avi Motola, al frente de la mayor base educativa de Tzahal.


Comanda la así llamada “Ciudad de las Bases de Instrucción”

“El ejército tiene la responsabilidad de preparar a sus jóvenes no sólo como buenos soldados sino como buenos ciudadanos, que cuando salgan del servicio, sepan aportar a la sociedad”.

Nos comunicamos con el Coronel Avi Motola (46) hace ya varias semanas, al haberse inaugurado justamente en vísperas de Iom HaShoa en la base que comanda, un centro especial recordatorio del Holocausto, a través del cual se transmite fuertes valores  a los soldados que pasan allí cursos diversos.

No se trata meramente de conocer la historia, sino de aprender de ella las lecciones presentes y futuras necesarias tanto en Israel como en el mundo en general.

Sobre eso y sobre el desafío de comandar una base por la que en el año en curso pasarán entre 80 y 90 mil soldados en cursos diversos, es esta entrevista.

 

Avi, cuando me cuentan que  no sólo se lleva a soldados de Tzahal a visitar Yad Vashem como parte de su preparación a nivel educativo en algún momento de su servicio militar, sino que en una base clave del ejército, por la que pasan decenas de miles de soldados por año que llegan a diferentes cursos en el lugar, se acaba de abrir un centro recordatorio especial de la Shoá, enseguida pienso que el comandante  de esa base tiene algún vínculo especial y personal con esos oscuros años. ¿Es así?

La verdad que debo decir ante todo que la iniciativa no fue mía , aunque sí se abrió siendo ya comandante de la base, lo cual me honra. Y no, no tengo ningún vínculo personal. Mi madre nació en Jerusalem, teniendo su familia ya varias generaciones en la ciudad, y mi padre vino de Estambul.  Pero el tema de la Shoá siempre me ha interesado muchísimo, leo mucho sobre ello, estoy en contacto con sobrevivientes de la Shoá y siempre he estado buscando testimonios y relatos.

 

¿Es ridículo que pregunte por qué?

Simplemente porque fue  una de las épocas más oscuras que la humanidad conoció. La comprensión de lo que la Shoá significó para nuestro pueblo es algo muy profundo. Comunidades enteras fueron aniquiladas, con todas sus vivencias, sus sabores, sinagogas, escuelas, todo lo que formaba la vida judía. Y solo pensar que tanta gente fue asesinada solamente por su condición judía, es algo espeluznante.

Creo que cuanto más nos alejamos de aquel horror -y ya pasaron más de siete décadas-más se reducen las probabilidades de que los jóvenes escuchen los testimonios de quienes estuvieron allí. Nosotros los escuchamos y todavía hay muchos que pueden contar. Pero cada vez menos. Por lo tanto considero que nosotros como comandantes del ejército tenemos la responsabilidad de transmitir el recuerdo de la Shoá a las próximas generaciones.

 

Y entiendo que no te refieres solamente a la importancia de conocer la historia sino a lo que se aprende de ella.

Exactamente. Tenemos un ejército fuerte, un país desarrollado, moderno y sólido. Pero hay que recordar la Shoá no sólo para saber lo que sucedió sino por otras dos razones.

El soldado que se enrola a su servicio militar, presta juramento y sabe que quizás pone en peligro su propia vida, al saber lo que ocurrió, comprende mejor cuál es el papel de Tzahal en la preservación de la seguridad del Estado de Israel. Pero además, transmitir el recuerdo de la Shoá nos permite educar sobre valores sociales importantes, que también incluimos entre los valores de Tzahal. En los peores momentos, en las instancias más oscuras, sabemos de gente que estuvo en la Shoá y que aún entonces supo mostrar solidaridad y compañerismo con sus semejantes. Debemos desarrollar este valor  como un pilar de la sociedad, ayudar a los más débiles, garantizar a cada uno el derecho de ser diferente.

Creo que el estudio, el diálogo sobre lo ocurrido, nos permiten transmitir enseñanzas para el presente y el futuro.

La Shoá no es solamente un evento del pasado sino un evento nacional que nos debe enseñar cómo actuar hoy y en el futuro. Esta es la enseñanza.

 

¿También debe enseñar a la humanidad cómo comportarse? ¿Y explicar que en cada situación uno elige cómo reaccionar ante lo que ocurre a su alrededor?

En la Shoá hubo una gran variedad de  grupos. Estaban las víctimas, estaban los asesinos, los indiferentes y los Justos del Mundo. Fue el peor laboratorio del mal en la historia por un lado y por otro el escenario en el que se dieron las mayores expresiones de heroísmo. Y no me refiero al combate, aunque claro que también los hubo, todos conocemos las historias de los partisanos. Heroísmo era también compartir el pan con quien no tiene, ayudar a quien es más débil que uno.

La Shoá fue una advertencia al mundo, de que esas cosas no se pueden repetir. Y que también ahora es necesario actuar en forma humana. No faltan ejemplos hoy en día de situaciones terribles en diferentes partes del mundo, Africa, Siria, sobre las que nos preguntamos cómo es que pueden seguir ocurriendo.

 

Avi, estar al frente de la  mayor base del ejército en la que la misión es la preparación y educación de los soldados, es una gran responsabilidad. ¿Cómo se maniobra entre transmitir ese legado sobre lo que nos ocurrió como pueblo y la necesidad de preservar la seguridad de Israel pero al mismo tiempo teniendo claro que hay que salvaguardarla sin creer que todo está permitido, entendiendo los límites y los valores que deben guiar también en combate?

En efecto, Tzahal tiene también una misión educativa, conectando el servicio militar con la sociedad civil. En todo proceso de instrucción y preparación a los soldados se incluyen valores sobre el amor al país, el respeto al ser humano , el reconocimiento del otro, algo clave en Tzahal donde sirven soldados muy distintos, judíos y no judíos, de diferentes orígenes y afiliaciones comunitarias. Y es importante que se conozcan unos a otros.

Todo fin de semana se quedan en la base entre 500 y 900 soldados, y tenemos una actividad llamada “shabat israelí”, en la que los soldados cuentan sobre cómo es su shabat en casa, ya que está claro que mi shabat como persona secular no será  como el  de que viene de una casa religiosa. Llevamos a los soldados a Sde Boker a visitar la tumba de Ben Gurion y conocer los paisajes del Neguev. Hacemos kabalat shabat juntos. Así que el ejército tiene la responsabilidad de preparar a sus jóvenes no sólo como buenos soldados sino como buenos ciudadanos, que cuando salgan del servicio, sepan aportar a la sociedad.

 

 
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